Luego de los violentos episodios que se registraron en la cancha de Lanús, donde varios hinchas de River participaron de los incidentes que se registraron en la previa del encuentro correspondiente a los octavos de final de la Copa Argentina ante Godoy Cruz, uno de los barras que tenía prohibido su ingreso al estadio por derecho de admisión fue Nahuel Ojeda.
Si bien las autoridades de la directiva del Millonario realizó un reclamo por la represión y el maltrato que sufrieron los simpatizantes, en las últimas horas un mensaje de Instagram de Ojeda paralizó a Núñez por las amenazas realizadas al máximo responsable de la institución: "Hola Rodolfo D'Onofio, somos 150 los que te estamos esperando en la confitería del club", comenzó a escribir el barra en sus historias.
"Perdimos una batalla, pero no la guerra. Ustedes quieren que vuelva a correr sangre, dirigentes. Así va a ser. Nos jugaron sucio. Ahora, entró el Oeste". continuó el integrante de la banda de Grand Bourg, y agregó: "Prepárense cuando vuelvan a pisar el Monumental. Acá, los únicos y verdaderos Borrachos son los de la banda de Gonzalo, Guille y Martín. Las balas y los muertos van a volver".
A medida que siguió publicando sus mensajes, Ojeda manifestó su violencia al escribir "D'Onofrio, viejo gato. Yo voy a ir preso, pero vos te vas a ir del club como un colador".
Con los antecedentes en la Batalla de los Quinchos, la muerte de Gonzalo Acro, las agresiones en el Superclásico de la Copa Libertadores que llevaron el partido a Madrid, en Núñez se vuelve a vivir un clima de tensión y preocupación. La detención a más de 50 barras en el día de ayer fue una solución que evitó una batalla que prometía dejar un saldo sangriento. Hay gente que está decidida a matar.
La barra oficial es uno de los vértices de este conflicto. Su reinado data de 2008, cuando tras el crimen de Acro, cayeron Alan Schlenker (preso a prisión perpetua) y su gente. Viendo aproximarse el mismo final, Adrián Rousseau se alejó y designó a sus sucesores: Martín Araujo y Guillermo Caverna Godoy. El primero se manejó con bajo perfil y a pesar de tener varios procesos judiciales, sorteó la mayoría y se alejó cuando le pusieron prohibición de concurrencia a la cancha. Mientras, Caverna decidió continuar con el Uruguayo Larrain, Chimi Leguizamón y Labio Leporino Patachón. Pero le faltaba fuerza de choque ante la Banda del Oeste, liderada por Barraza, Bruja Careri, Richard Gerino y el grupo de Ariel el Pato Calvici. Y entonces subió al poder a los de Budge, al mando de Alejandro Medina, y al Beccar, organizado por los hermanos Ferraras. El choque fue inevitable y en 2014 el grupo oficial confirmó su cruento reinado. En un acto desesperado por retomar el poder, a horas del Superclásico por la Sudamericana de noviembre de 2014, la disidente atacó en la confitería del club en medio de chicos y socios comunes, lo que originó una causa judicial que terminó por desarticular a ese grupo.
Desde entonces, la tribuna Sívori del Monumental fue dominio absoluto de los Caverna boys. Manejaban la reventa, los trapitos, la venta de comida y bebida en los alrededores del estadio, el merchandising ilegal. Fue una época de bonanza absoluta para ellos, que hasta jugaban al fútbol en el club y hacían del quincho otra vez su lugar. Pero los grupos de Budge y Beccar se fueron poniendo cada vez más violentos. Y algunos dirigentes comenzaron a temer por su integridad. Igual, nada cambiaba hasta que la Justicia encaró una investigación por reventa de entradas que llegó hasta Godoy, al que allanaron el día anterior de la final de la Copa Libertadores 2018: entre pesos, dólares, aparatos tecnológicos, entradas y merchandising oficial del club le sacaron la friolera de 11 millones de pesos. Y como tenía los 300 carnets de los miembros de su grupo, el Gobierno los incluyó en el derecho de admisión. Fue un golpe tremendo.