Roxana Kreimer: "Cuando se habla sobre brecha salarial se mezclan peras con manzanas"

La especialista afirma que en las estadísticas hay que manejar variables y comparar grupos homogéneos.

Roxana Kreimer: "Cuando se habla sobre brecha salarial se mezclan peras con manzanas"
Roxana Kreimer: "Cuando se habla sobre brecha salarial se mezclan peras con manzanas"

-Dos de los reclamos centrales del feminismo refieren a la brecha salarial y al techo de cristal. Hablame de ambos y de cómo se realiza la estadística sobre brecha salarial

-El primero postula que las mujeres ganan 26% menos que los hombres y que esto obedece en parte al sexismo que implicaría cobrar menos por el mismo trabajo, y en parte a la dificultad por parte de las mujeres de acceder a los cargos directivos, que constituye el segundo de sus reclamos, es decir el techo de cristal. En todo el mundo se divide el total de ingresos recibidos por las mujeres por cantidad de mujeres, y se hace lo mismo con los hombres. Luego se los compara. Sin embargo, cualquier estadística seria controla variables y compara grupos homogéneos. Pero cuando se habla sobre brecha salarial se mezclan peras con manzanas, no se tienen en cuenta horas trabajadas, tipo de trabajo, horarios, edad, el impacto de la crianza de los hijos o el porcentaje de ingresos del varón que con frecuencia contribuyen a pagar los gastos de su mujer y sus hijos. En España, años atrás, la Ministra de la Igualdad Bibiana Aído interpretó la brecha salarial como desigual paga por el mismo trabajo, pero en un anexo de su propio informe, la Inspección de Trabajo sobre Discriminación Laboral señaló que eso ocurrió en el 1% de los casos, con 590 personas, 245 de las cuales eran hombres.

-¿Qué claves hay que tomar en cuenta para comprender el fenómeno?

-Una de las principales es la maternidad. Un estudio realizado en 2008 por el New York Reach Advisors en las 366 áreas metropolitanas principales de Estados Unidos muestra que las que tienen entre 22 y 30 años, no están casadas ni tienen hijos, ganan 8% más que los hombres de la misma edad y condición. Un estudio realizado en Dinamarca por Søgaard y colegas, en 2007, muestra que, en el momento en que tienen hijos, las mujeres ganan en promedio un 20% menos que los hombres. Esto tiene un impacto también en la posibilidad de ascender a cargos jerárquicos. Cuando una mujer es madre, cambian sus prioridades y sus horarios, de modo que empieza a ser de vital importancia para ella trabajar no muy lejos de su casa, a tiempo parcial y en horarios compatibles con las tareas de cuidado, de modo que los horarios nocturnos, que a menudo se pagan más, y los trabajos distantes, que suelen ser mejor remunerados, no suelen ser los que prefieren. Esto fue particularmente evidente en un estudio de Cook y colegas que se hizo este año con el sistema de transporte UBER, donde ellas ganan un 7% menos porque eligen otros horarios y lugares y conducen más despacio (un signo de prudencia). Las mujeres que se desempeñan en trenes y buses ganan en promedio menos que los varones porque trabajan un 50% menos de horas, muestra un estudio de Bolotnyy y colegas, y también eligen horarios más diurnos y trabajar menos los fines de semana, es decir, eligen horarios compatibles con la vida familiar.

-¿Y en nuestro país?

-Cuando en Argentina se toman en cuenta las horas trabajadas por hombres y mujeres, la brecha desaparece. En 2016, de acuerdo a la Encuesta permanente de hogares (EPH), los hombres trabajaron en promedio alrededor de 10 horas más por semana que las mujeres.

-¿Y qué otros factores inciden en la brecha?

-También se explica por diferencias de motivaciones para ascender, según un estudio realizado por la economista catalana Rosa Ferrer. Cuando se pregunta “en una escala del 1 al 10, ¿qué nivel de aspiración tiene usted para ascender a socio de la empresa?”, el 60% de los hombres lo sitúan entre 8 y 10. Entre las mujeres, el porcentaje sólo es del 32%. Otro estudio de Jenny Säve-Söderbergh para la Universidad de Estocolmo muestra que a la hora de negociar su salario piden entre 2,9 y 3,5% menos que los hombres para los mismos empleos. En la Argentina el economista Martín Tetaz realizó en el 2005 un estudio sobre el tema y observó que las mujeres se contentarían con cobrar un 7,8% menos que los hombres.

-¿Se explica este fenómeno por la reproducción de estereotipos meramente como -pretenden algunas feministas o existen otras hipótesis?

-Una hipótesis que cuenta con más evidencia es la que sostiene que en nuestra especie, al igual que la mayoría de las especies animales, la hembra, que es la que invierte más en la reproducción, prefiere a los machos con estatus y recursos porque favorece la supervivencia de la cría. Puede parecer muy descabellada esta explicación si no se está familiarizado con los mecanismos evolutivos que compartimos con otros animales. Una de las evidencias más fuertes proviene de las especies de sexo revertido, donde el macho es el que invierte más en la reproducción, y el esquema se invierte porque el más selectivo es él, y quienes compiten por su atención son las hembras. Esta menor propensión a ocupar cargos jerárquicos es visible especialmente en los países con mayor igualdad de género del mundo, que son los escandinavos.

-Volviendo a Argentina, donde en panorama a veces es aún más sesgado que en el exterior por la falta de referentes que trabajen en una línea como la tuya ¿disponemos de estudios completos sobre esto?

-Natsumi Shokida, una feminista argentina que estudia economía, publicó el artículo "La desigualdad de género se puede medir". Allí tiene en cuenta algunas variables, pero le quedan varias decisivas por controlar, con lo que saca conclusiones apresuradas. Califica mujeres y hombres profesionales y por niveles de instrucción, pero no dice de qué profesión se trata (ellas tienden a elegir más las peor remuneradas -eduación, cuidado, básicamente oficios centrados en personas), no controla la edad de la mujer (la brecha se genera fundamentalmente cuando son madres), ni tipo concreto de trabajo, ni dinero que le aporta a la mujer su pareja a partir del momento en que se convierte en madre,  ni analiza otras hipótesis vinculadas con la sobrerepresentación masculina en cargos jerárquicos (la maternidad, pero también una mayor focalización de los varones en una sola tarea, mayor predisposición de las mujeres a tener una vida balanceada, y no concentrada solo en el trabajo, etc). Cuando Shokida controla la variable de horas trabajadas se anula la brecha salarial ("De aquí se desprende que, en promedio, las mujeres trabajan menos horas que los varones, y esto explica una parte importante de la brecha de ingresos mensuales", escribe.) Cuando controla la variable de horas trabajadas y nivel educativo al mismo tiempo, vuelve la brecha, con lo que nuevamente, al no controlar edad ni tipo de trabajo, compara nubes con hormigón armado.

Perfil 

Roxana Kreimer es Licenciada en Filosofía y doctora en Ciencias Sociales, lleva adelante el sitio Feminismo Científico en Facebook, la página web Feminismo Cientifico y las cuentas @feminisciencia y @feminiscience, en los que se tratan las problemáticas de género desde una perspectiva científica, ausente en la mayor parte de las propuestas del feminismo que copa los medios de comunicación. En diálogo con Los Andes, echó luz sobre dos temas que nunca quedan demasiado claros, aunque se insista en mencionarlos: Brecha salarial y Techo de cristal. 

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