Adultos mayores: cómo lograr una visión saludable para evitar accidentes hogareños

La pérdida de visión en una persona mayor puede favorecer el aislamiento y ser el inicio de una depresión, además de exponerla a accidentes en casa. Por lo tanto, la detección precoz de los problemas visuales constituye el mejor método de prevención.

Adultos mayores: cómo lograr una visión saludable para evitar accidentes hogareños
Los exámenes de agudeza visual, fondo de ojo y toma de presión intraocular, al menos una vez al año, representan una sencilla y efectiva manera de cuidarnos la visión.

Es común escuchar a nuestros mayores decir que ya no alcanzan a leer los epígrafes de la tele o la letra del diario, o bien, protestar porque tras cuarenta años conduciendo, ya no les renuevan el registro... Sucede que los seres humanos vivimos cada vez más años y la madurez natural de los ojos se hace sentir. La buena noticia es que las perspectivas y posibilidades de afrontar un envejecimiento visual sano también son cada vez mayores. Solo debemos saber cómo cuidarnos para lograrlo.

“La manera más sencilla de cuidarnos es hacer, al menos una vez al año, los exámenes de agudeza visual, fondo de ojo y toma de presión intraocular.”

Con el transcurso del tiempo, el ojo sufre modificaciones en su estructura y función, algo que denominamos “envejecimiento ocular”. El poder gozar de una buena visión en la Tercera Edad va a permitir a nuestros mayores disfrutar de mejores niveles de bienestar y autonomía, dos cuestiones que siempre están presentes en sus preocupaciones diarias.

Este artículo constituye un resumen sobre los principales problemas que pueden afectar la visión en esta etapa de la vida, así como una propuesta de soluciones y estrategias preventivas.

Catarata:

Es la opacificación del cristalino, que es un lente natural que todos poseemos en los ojos; cuando nacemos es transparente y a medida que envejecemos se enturbia causando disminución de visión lenta y progresiva, deslumbramiento, atenuación de los colores y en algunos casos visión doble. Aparece en el 80% de los mayores de 65 años y prácticamente en el 100% de los mayores de 80 años.

La catarata es la primera causa de ceguera reversible en el mundo. Los factores de riesgo que pueden inducir su formación son el tabaquismo, la luz ultravioleta, la malnutrición, la diabetes, el alcohol y los traumatismos oculares. Actualmente, la cirugía es el único tratamiento eficaz: se remueve la catarata y en su lugar se coloca un lente intraocular artificial transparente.

Glaucoma:

Es una enfermedad ocasionada por el aumento de la presión dentro del ojo, más allá de los valores normales: esto provoca un daño del nervio óptico, con la consecuente pérdida de campo visual, para dar paso luego a la disminución de la visión y a la ceguera. Su prevalencia aumenta con la edad.

El tratamiento del glaucoma consiste en bajar la presión en el ojo a cifras adecuadas, con el fin de mantener la vida del nervio óptico. Y si bien no se cura, sí podemos detener su evolución. La presión ocular puede bajarse mediante la aplicación de gotas en el ojo, siendo esta la primera línea de tratamiento. En ciertos casos, también se pueden usar láser y cirugía.

Retinopatía por diabetes:

Dentro de las causas de ceguera en mayores de 65 años, la retinopatía diabética representa el 7% de los casos. Surge por el daño de los vasos sanguíneos de la retina. La retina es la capa de tejido en la parte de atrás del interior del ojo: su función es transformar la luz y las imágenes que entran al ojo en señales nerviosas que serán enviadas al cerebro. Para prevenir la ceguera por diabetes, se debe mantener un control estricto de la glucemia, la presión arterial y los niveles de colesterol.

Una vez que la retina se ve afectada, el tratamiento no contrarresta el daño sufrido, pero puede ayudar a impedir la discapacidad visual.

Degeneración macular relacionada con la edad:

Constituye una de las causas más importantes de ceguera irreversible. Casi el 50% de los mayores de 80 años presenta indicios de la misma. La maculopatía es una patología degenerativa que afecta a la zona central de la retina, llamada mácula. Este es el sector más sensible de la retina, el que usamos para realizar todas las actividades visuales de alta resolución, como reconocer rostros, leer o conducir. Cuando la mácula enferma, se genera una pérdida de la visión central y de la agudeza visual. Como la retina y la mácula están formadas por células neurales, al igual que el cerebro, el tejido dañado no se puede regenerar; por lo tanto, las maculopatías son “tratables” pero no “curables”.

La pérdida de visión en una persona mayor puede favorecer el aislamiento y ser el inicio de una depresión, además de exponerla a accidentes hogareños. Por lo tanto, la detección precoz de los problemas visuales constituye el mejor método de prevención. Los exámenes de agudeza visual, fondo de ojo y toma de presión intraocular, al menos una vez al año, representan una sencilla y efectiva manera de cuidarnos.

* Jefa de Baja Visión y Rehabilitación Visual del Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano. facebook.com/bettygiselle.arteaga Contenido exclusivo de Rumbos.

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