Ácaros, la verdera razón de las alergias de estación y cómo combatirlos

Si bien asociamos las alergias con la primavera y el pólen, es en otoño y por culpa de los ácaros cuando las personas con rinitis o asma la pasan peor. En esta nota, todo lo que tenés que saber para atenuar sus molestos síntomas.

Ácaros, la verdera razón de las alergias de estación y cómo combatirlos
Los cambios de temporada pueden producir empeoramientos de los síntomas de alergia, sobre todo, en aquellas personas que sufren rinitis alérgica o asma. Foto: 123 rf

Los cambios de temporada pueden producir empeoramientos de los síntomas de alergia, sobre todo, en aquellas personas que sufren rinitis alérgica o asma. Esto depende, por un lado, de cada paciente y del tipo de alergia que tenga, y por otro, de la exposición a los elementos que producen alergia, que pueden variar en las diferentes estaciones del año.

Si bien se asocia la primavera con las alergias –debido a la presencia de pólenes–, en las regiones húmedas del mundo, la mayoría de las personas con rinitis o asma registran, en realidad, alergia a los ácaros. Estos pequeños arácnidos, que tienen temporada alta de reproducción en otoño e invierno, viven fundamentalmente en el interior de los hogares y necesitan que haya humedad para sobrevivir.

El ciclo de los ácaros coincide, a la vez, con la época más fría del año, cuando mayor tiempo pasamos encerrados y menos ventilamos. Para reducir la exposición a ácaros, la ventilación de los ambientes es fundamental.

La prevención de este tipo de afecciones debería comenzar desde el nacimiento. Se sabe que hay factores de riesgo para desarrollar alergias, como nacer por cesárea, el uso frecuente de antibióticos desde temprana edad, vivir en ciudades, la polución ambiental, la escasa exposición al sol, la alimentación rica en grasas, entre otros. Sin embargo, todavía no está claro cuáles son las pautas preventivas correctas.

Una vez diagnosticada la alergia, la prevención de los síntomas va a depender de las medidas ambientales para reducir la exposición a los alérgenos, el uso de tratamientos preventivos con medicamentos y las vacunas para la alergia. La educación en estos temas es la columna vertebral de la recuperación, y es el médico/a alergólogo/a quien debe acompañar al paciente.

Los barbijos, sobre todo aquellos con poros muy pequeños como los N95, permiten reducir la inhalación de los alérgenos que flotan en el aire. Los anteojos o antiparras también pueden ser útiles para evitar el contacto con la conjuntiva ocular.

Existen diferentes tratamientos para este tipo de afecciones, como el uso de antihistamínicos modernos (no provocan sueño) y los spray o aerosoles con corticoides. Es muy importante que el paciente tenga el diagnóstico adecuado, sepa qué es lo que tiene que evitar y use la medicación preventiva que le indicará su especialista.

También existe un tratamiento no farmacológico llamado inmunoterapia o vacunas para la alergia, orientado a lograr que el propio sistema inmunológico tolere los elementos que le producen alergia; siempre monitoreado por un alergólogo, esta terapia aprovecha los elementos que particularmente le producen alergia a cada paciente para aplicarlos luego con inyecciones subcutáneas o gotas sublinguales en concentraciones crecientes y durante tres años.

*Médico pediatra especialista en alergia. Jefe de la Sección Alergia del Servicio de Clínica Pediátrica del Hospital Italiano. Autor del libro “Manual para entender la alergia” (Delhospital Ediciones). Contenido exclusivo de Rumbos.

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