Las infecciones urinarias afectan con frecuencia a la población en general y pueden manifestarse como un cuadro leve con asistencia ambulatoria, pero también como uno severo con necesidad de tratamiento e internación.
Este tipo de infección se localiza en alguna parte del aparato urinario (compuesto por la uretra, la vejiga, los uréteres y los riñones) y se produce cuando las bacterias ingresan en la uretra y viajan hacia la vejiga.
Si la infección se mantiene solo en la vejiga, se la denomina cistitis o infección urinaria baja; en tanto que si se desplaza hacia los riñones, se la conoce como pielonefritis o infección urinaria alta (si bien son menos frecuentes, son más severas).
Las infecciones de la vejiga son las más comunes y se observan más en mujeres que en hombres.
Normalmente, las bacterias no están presentes en la vía urinaria, sin embargo, se desarrollan cerca de la uretra tanto en mujeres como en hombres.
Existen algunos factores que pueden aumentar ese riesgo de que las bacterias ingresen por la uretra y transiten por la vía urinaria, tales como una infección urinaria que no se haya resuelto de manera completa, sexo anal u oral sin protección, presentar cálculos renales o reflujo ureteral (lo que implica un bloqueo del flujo de orina), una predisposición genética, alteraciones anatómicas, natación en lugares no acordes para tal fin, compartir baños con higiene deficiente, realizar un mal aseo corporal, poca ingesta de líquidos y automedicación con antibióticos, entre otros.
Los síntomas típicos de una infección urinaria baja o cistitis incluyen urgencia para orinar (sensación incontrolable de ir al baño), dolor o “quemazón” cuando la orina pasa por la uretra, impresión de vaciado incompleto de la vejiga, dolor o sensación de presión en la pelvis, malestar en la espalda y/o sangre en la orina, y fiebre o decaimiento general.
A veces, las infecciones urinarias altas pueden causar los mismos síntomas que los de una cistitis, pero también provocar fiebre (temperatura superior a 38 º C), dolor lumbar (en uno o ambos lados de la espalda baja, que es la zona en donde se encuentran los riñones), náuseas o vómitos.
Retrasar el tratamiento conduce a complicaciones graves. Por lo tanto, es conveniente consultar rápidamente con el médico si se presenta alguno de los síntomas enumerados.
*Médico urólogo, Centro Argentino de Urología. mauriciocolicigno@gmail.com Contenido exclusivo de Rumbos.