Cansancio, insomnio o sueño interrumpido: cómo saber si no estás durmiendo bien y por qué

Cuando dormirnos a la noche parece una odisea o nos despertamos agotados, es hora de consultar al médico y buscar la solución.

Cansancio, insomnio o sueño interrumpido: cómo saber si no estás durmiendo bien y por qué
Los motivos por los cuales podés no estar descansando bien. (Foto: Sanatorio Allende)

Si por las noches no logra conciliar el sueño, si se despierta reiteradas veces o se levanta con desgano, podemos arriesgar un diagnóstico: su descanso es insuficiente.

Dormir correctamente, además de ser un placer, es de suma importancia para la salud. Durante el tiempo en que uno descansa, el organismo reduce su actividad y así permite activar los procesos de recuperación, favoreciendo la regeneración de los tejidos. Es decir, dormir es una función vital tan importante como comer, otro placer.

Por el contrario, un descanso incompleto se puede vincular con síntomas como la cefalea, el agotamiento, la falta de apetito, el mal carácter y el estreñimiento, por sólo mencionar algunos de los más frecuentes. Pero también con la falta de rendimiento laboral y con un riesgo frecuente: los accidentes.

El gran Juan Manuel Fangio recordaba que la única vez que sufrió un accidente como piloto profesional fue cuando la noche anterior no había podido descansar correctamente.

¿Pero a qué podemos atribuir la falta de un correcto descanso? Sin duda, una causa importante es el estrés. El ritmo de vida de hoy hace que estemos pendientes de cosas de las que no podemos desconectarnos. ¿Otras causas? Las comidas copiosas por la noche, que impiden una correcta digestión antes de ir a dormir; los trastornos psicológicos como la ansiedad, la depresión, la angustia y el pánico; los vicios, como el tabaco o el alcohol, que estimulan el sistema nervioso; los cambios constantes de horarios, de clima, etcétera.

Ahora bien… ¿qué hacemos a la hora de necesitar ese descanso? ¿Qué cosas podemos mejorar desde las actividades cotidianas?

Muchos investigadores entienden que la actividad física mejora el sueño al reducir los niveles de estrés, ansiedad y depresión. También, en lo que denominan la “hipótesis de conservación de la energía”, sostienen que cuando uno quema más calorías, el cuerpo utiliza más eficazmente el período de sueño para recuperarse. A su vez, el ejercicio puede reducir el peso corporal, lo que a su vez ayuda a las personas a dormir mejor.

A partir de todos estos estudios queda claro que la actividad física es parte fundamental del tratamiento del insomnio, la falta de descanso y sus afines. De todos los tipos de actividad física, podemos decir que comenzar a realizar alguna, la que sea, es el inicio de un cambio de hábito que en definitiva será lo que nos conduzca a un mejor descanso.

No obstante, para un buen tratamiento, lo que se debe buscar es un buen diagnóstico médico que determine la causa y nos ayude a resolver este incómodo malestar.

*El autor es especialista en Medicina y Nutrición Deportiva.

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