Los hongos ocupan un espacio importante en la cocina cotidiana y gourmet por su sabor delicado y versatilidad. Además, poseen muchas propiedades nutricionales, aportan pocas calorías y son fuente de proteínas.
Los champiñones son los más populares y se utilizan cocidos, como guarnición, en tartas y tortillas o crudos en ensaladas. Los portobellos son de mayor tamaño y pueden cocinarse rellenos (con queso son un manjar), rebozados, a la parrilla o al horno. Las sabrosas gírgolas van muy bien en guisos y sofritos, horneadas, a la plancha o a la parrilla.
“Un indicador de buena calidad de las gírgolas es que sean uniformes y que no muestren manchas en su sombrero. En tanto, los champiñones y portobellos deben ser firmes; y si bien pueden presentar manchas marrones, producto de la oxidación natural, es mejor elegir los que no tengan marcas de color oscuro ni olor fuerte”, sugiere Martín Pautasso, jefe de Marketing de Abrantes, la principal empresa productora de hongos de la Argentina, que los comercializa bajo la marca Hongos Porto.
De la mano de la alimentación saludable, el consumo local de hongos frescos y secos viene en franco aumento. Sin embargo, “estamos lejos de los países europeos, que poseen un consumo anual per cápita de entre 2 y 4 kilos, mientras que aquí la cifra ronda los 100 gramos per cápita al año”, explica Pautasso.
Una receta que si todavía no probaste lo tenés que hacer es la de milanesas de gírgolas. Primero pasá las gírgolas por huevo condimentado con ajo, sal y pimienta (podés darle tu toque agregando otras especias). Luego empanalas en un mix de pan rallado y almendras tostadas y molidas. Llevalas a la sartén o al horno. Un toque de limón ¡y listo! Más recetas en www.hongosporto.com.ar y en Instagram @hongosporto.
