Scarlett Johansson: “No tengo redes sociales ni entiendo esa manía de mostrarlo todo”

Diosa absoluta de la factoría Marvel, es la actriz mejor paga del mundo. Tuvo su primer protagónico a los once años, detesta las redes sociales y defiende la causa feminista. Luego de un exitoso 2020, vuelve al ruedo con el estreno de Black Widow.

Scarlett Johansson: “No tengo redes sociales ni entiendo esa manía de mostrarlo todo”

Ella es noticia siempre. Ya sea porque estrenó una nueva película, se casó una vez más o se involucró en alguna causa ligada a los derechos humanos, lo cierto es que Scarlett Johansson nunca pasa desapercibida. Luego de un exitoso 2020 de la mano de Historia de un matrimonio y Jojo Rabbit –actuaciones por las que recibió sus dos primeras nominaciones al Oscar–, la actriz y cantante estadounidense está de regreso para estrenar Black Widow, la aventura en solitario de la Avengers Natasha Romanoff.

Durante 2018 y 2019 fue la actriz mejor paga del mundo y hubiera reincidido en 2020 de no ser por la pandemia de Covid 19, que detuvo buena parte de las producciones cinematográficas a nivel mundial. Según la revista Forbes, su fortuna se calcula en 140 millones de euros; y además ella es la más taquillera, con 3.500 millones de euros recaudados solo por sus películas.

Sabemos que es una gran actriz y también una de las más sensuales de Hollywood... Pero muchas otras comparten esos brillos. ¿Cómo hizo entonces Scarlett Johansson para construir una de las carreras más lucrativas de la historia del cine? La respuesta tiene el sello de los Estudios Marvel, ya que el crecimiento de su cuenta bancaria fue consecuencia directa de sus participaciones en la exitosa saga de Los Vengadores (The Avengers).

Sin ir más lejos, en 2019 cobró 50 millones de euros, cifra histórica que supone el mayor salario anual de una actriz en el derrotero de Hollywood, superando a pares como Jennifer Lawrence (Los juegos del hambre) y Sandra Bullock (Gravity).

Pero Johansson no siempre fue el suceso ni la garantía de éxito que es ahora. Diez años atrás tuvo un momento de quiebre, en el que debió repensar su carrera y tomar decisiones con miras al futuro. Las películas a las que apostó luego del éxito de Perdidos en Tokio y Match Point pasaron sin pena ni gloria –La isla, Diario de una niñera, Las hermanas Bolena o The Spirit– y posiblemente aquellos fracasos se deban a que solo se enfocaban en su faceta sexy.

La prensa, cebada de superficialidad, celebraba su belleza y sensualidad dejando de lado su talento. “No quiero tener que ser siempre glamorosa y un objeto de deseo”, le dijo Scarlett a un medio australiano en aquella época. Y cada vez que puede lo repite.

Fue recién en 2009, a partir de su ingreso en la saga de Los Vengadores, que su carrera dio un vuelco favorable. La decisión de Scarlett fue osada: sumarse a una marca por una década, calzarse el traje de los superhéroes (con todos los prejuicios asociados a este tipo de películas) y dejar de lado a la “actriz seria” de los filmes de Allen, Sofia Coppola, Brian de Palma y Christopher Nolan.

Pero arriesgarse valió la pena porque consiguió formar parte de la franquicia de cine más taquillera del siglo –con apariciones en Iron Man 2 (2010), The Avengers (2012), Captain America: The Winter Soldier (2014), Avengers: Age of Ultron (2015), Captain America: Civil War (2016), Avengers: Infinity War (2018), Captain Marvel (2019) y Avengers: Endgame (2019)–, multiplicar su cachet por cien y conciliar el rol de heroína con películas de culto como Under the skin, Her, Isla de perros e Historia de un matrimonio.

El pasado de Natasha

Marvel Studios' BLACK WIDOW..Black Widow/Natasha Romanoff (Scarlett Johansson)..Photo: Film Frame..©Marvel Studios 2020
Marvel Studios' BLACK WIDOW..Black Widow/Natasha Romanoff (Scarlett Johansson)..Photo: Film Frame..©Marvel Studios 2020

Ya totalmente instalada entre los fans como superheroína, Johansson estrenará en mayo –después de casi un año de pospuesta debido a la pandemia– Black Widow, la primera película sin el resto de los vengadores de la espía rusa. Si bien hay planes para una secuela, se rumorea que van a suceder sin la participación de Natasha Romanoff, quien murió en Avengers: Endgame.

“Yo amo a Natasha. He vivido un viaje intenso y maravilloso de diez años, y siento que ella pudo tomar una decisión activa. Fue muy propio de este personaje el sacrificio que termina haciendo por el bien de sus compañeros y amigos”, declaraba Scarlett sobre su personaje hace un tiempo. “Cuando miras hacia atrás, ves que esa decisión está ahí. Cada una de las películas ha llevado a Natasha hasta ese último momento para que pueda tomar esa elección, para que pueda decidir”.

Como ya sabemos gracias a trailer y sinopsis, Black Widow no es ninguna resurrección, más bien un viaje al pasado, en el que la vemos volver a su país para reencontrarse con su hermana y viejos amigos. Con la familia otra vez reunida, tendrá que hacer frente a una conspiración vinculada a su historia como espía en la KGB, mucho antes de convertirse en vengadora.

En este nuevo filme, conoceremos a Yelena Belova (interpretada por Florence Pugh), una agente de los cómics que fue entrenada junto a Natasha como otra Black Widow. Cate Shortland, la directora de la película, ha confirmado que el futuro apuntará al personaje de Pugh y no el de Johansson.

Llamarada feminista

¿Una película protagonizada y dirigida por mujeres responde a estos tiempos mundiales de marea feminista? Consultada acerca de esto por la revista Empire, Scarlett afirmó: “Creo que este filme en particular refleja mucho lo que está pasando en lo referente al movimiento Time’s Up y el movimiento #MeeToo. Sería una pena si no abordásemos esas cosas (...). Era muy importante para Cate (la directora) hacer una película sobre mujeres que ayudan a levantarse a otras mujeres que están en una situación muy difícil. Alguien me preguntó si Natasha era una feminista. Por supuesto que lo es, eso es algo obvio”.

No es esta la primera vez que la actriz se pronuncia a favor de la sororidad y la igualdad de derechos de las mujeres. De hecho, suele hacerlo cada vez que puede, en cada entrevista, cuando reclama a los medios que la consulten por su trabajo y no por su estética. También participa en actos públicos y marchas contra el acoso sexual y acepta papeles en películas que ponen en cuestión el statu quo machista.

Las problemáticas de la mujer, la lucha contra el cáncer o contra la discriminación racial nunca le han pasado por el costado. En los últimos meses fue blanco de críticas (pero también recibió apoyo y agradecimientos) por pronunciarse a favor de la liberación de cuatro empleados de una organización de derechos humanos de El Cairo, detenidos durante una ola de arrestos contra los críticos y oponentes del presidente egipcio Abdel-Fattah el-Sisi.

Fuera selfies de mi camino

Scarlett Ingrid Johansson nació en Nueva York el 22 de noviembre de 1984. Después de formarse como actriz durante su infancia y adolescencia, y tras varios papeles secundarios, obtuvo su primer protagónico a los once años en la película Manny & Lo.

Al cumplir los dieciocho se enfocó en papeles más maduros y saltó a la fama con Perdidos en Tokio y Girl with a Pearl Earring, por las cuales ganó un premio de la Academia Británica de Cine y fue nominada a dos Globos de Oro. El reconocimiento de la crítica y del público se afianzó de la mano de Woody Allen con Match Point, en 2005. En 2008 inició una carrera como cantante con la publicación de sus álbumes Anywhere I Lay My Head (2008) y Break Up (2009), que ingresaron al Billboard 200 de los Estados Unidos.

Además de su compromiso con diversas causas sociales, otra de los rasgos que hacen de Scarlett una “chica Hollywood” fuera de la común es que no tiene redes sociales. A diferencia del resto de sus colegas, ella decidió abandonarlas. “No entiendo esa manía de la gente de querer mostrar todo lo que hace”, dijo en su momento.

Fiel a esta idea de preservarse, también resolvió mantener un bajo perfil frente a su tercera boda, en octubre de 2020, con Colin Jost, de 38 años. Los actores confirmaron el romance en 2017 pero se conocieron en 2013, cuando la actriz fue anfitriona de Saturday Night Live. Antes estuvo casada, entre 2008 y 2011, con Ryan Reynolds; y entre 2014 y 2017 con el periodista Romain Dauriac, con quien tuvo a su única hija Rose Dorothy.

Johansson también ha sabido surfear las olas de las polémicas: su defensa de la relación de Woody Allen con su hijastra Soon-Yi (pese a haber liderado una de las manifestaciones de la Marcha de las Mujeres en 2018), la aceptación y posterior rechazo de un personaje trans, un traumático divorcio y el hackeo de imágenes íntimas de su móvil no influyeron en su reinado como preferida del público y de la crítica.

Cada paso que da Scarlett, parece fortalecer su carrera. Hace poco incursionó en el lucrativo mercado asiático, prestando su imagen para una línea de champús y una franquicia de cafeterías (ya fue embajadora de firmas como Calvin Klein y Dolce & Gabbana).

Además, en este flamante 2021 está rodando Sing 2, película de animación en la que pone voz al personaje de Ash; y en unos meses se convertirá en una “mujer Frankenstein” en Bride, la serie que está produciendo Applet TV y dirige el chileno Sebastián Lelio, donde también será la protagonista y una de las productoras.

Y parece que esta apuesta televisiva también trae vientos feministas... Según ha podido saberse, la nueva ficción pretende cambiar la perspectiva histórica de la novia de Frankenstein proponiéndonos seguir los pasos de una mujer pensada como esposa ideal, que rechaza a su creador machista y escapa de sus garras para moldearse una nueva identidad, más al gusto de ella misma, en un mundo que la percibe como una monstrua.

El 2021 llega recargado para las huestes que siguen a Scarlett Johansson, que disfrutarán de sus dotes en escena y tras bambalinas, ya que lo próximo a estrenarse, Black Widow, será su primera experiencia profesional como productora de un largometraje de ficción. De confirmarse, el taquillazo podría aumentar ostensiblemente su –ya gigante– fortuna.

Natasha Romanoff es una antiheroína que supo hacerse lugar en un universo históricamente masculino y que, según defiende la misma Scarlett en una entrevista al diario español El País, “es inherentemente femenina, no solo una Batman con tacones”. Posiblemente, alguien muy similar a lo que es ella en su carrera: una actriz, una mujer imbatible.

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