Durante los meses previos a la vendimia, instancia crucial en el proceso de elaboración del vino, los enólogos y los ingenieros agrónomos ponen todo su conocimiento en la finca para lograr en las uvas la madurez exacta que permita obtener la mejor calidad de mostos y crear vinos que reflejen la expresión máxima del terroir. Toman decisiones, aceleran planes o los retrasan, pero saben que no existen las recetas de manual: la naturaleza y sus imponderables reclaman año a año nuevas respuestas que, además, ofrecen resultados diferentes. El 2021 no fue la excepción.
En su detallado informe anual, Wines of Argentina (WofA), institución a cargo de la promoción de nuestro vino en el mundo, describe a esta última vendimia como un combinado de paciencia y ansiedad. El reporte de WofA revela que, sacando diciembre, las temperaturas veraniegas fueron en general más bajas respecto de la media histórica. Esto se combinó con las lluvias persistentes de febrero, concentrando la vendimia en los meses de marzo y abril. No fue una cosecha típica porque la baja radiación hizo que la madurez de las uvas se hiciera esperar, lo que derivó “en un perfil gustativo más preciso, con más matices”, confirma Martín Kaisen, director de Producción de Bodega Doña Paula. Sus colegas coinciden y aseguran que el alargamiento de los tiempos de maduración redujo los alcoholes y permitió preservar la acidez natural.
En cuanto a nuestra cepa emblema, Andrés Vignoni, de Viña Cobos, cuenta en el reporte de WofA que la espera se tradujo en Malbec con “buenos pHs, fruta fina y complejidad”. Pero hay más: parece ser que esta añada de Cabernet y Chardonnay deslumbró a los enólogos de varias regiones mendocinas. Por caso, Fernando Buscema, de Catena Institute of Wine, revela que en Agrelo, el clima hizo que “la madurez se acercara a la perfección en materia de Cabernet Sauvignon”. En la misma línea, Juan Roby, de Bodega Lagarde, celebra las condiciones climáticas en Gualtallary que favorecieron sobre todo a los Chardonnay.
También Pablo Cúneo, director de Enología de Luigi Bosca, califica a esta cosecha como muy buena: “En los blancos observamos alcoholes de moderados a bajos, bien equilibrados, con mucha fruta, buena frescura y buena acidez natural. Y los tintos tienen muy buen color y concentración, con un equilibrio aromático entre la fruta fresca y madura. En boca son vinos con taninos vivaces, que dan más relieve”, asegura.
Desde Dartley Family Wines –que comprende Casarena Bodega y Viñedos, Mythic Cellars y Casa Naoki– destacan la expresividad aromática de los blancos y rosados, y de los tintos, su equilibrio. De lo elaborado hasta el momento, subrayan la potencia, la buena concentración de color y taninos maduros, la frescura y la buena acidez. Por su parte, Pablo Durigutti, de Durigutti Family Winemakers, coincide en que se han logrado “vinos frescos pero concentrados y elegantes”, y mostos “de excelente color y con una marcada intensidad aromática”.
En el Valle de Pedernal, región sanjuanina que produce vinos premium de proyección internacional, la winemaker de Pyros Wines, Paula González, observa que este año “el Malbec se destaca por su frescura de expresión elegante y refinada. El Chardonnay ofrece muy buena acidez y longitud en boca. Mientras que el Cabernet Sauvignon tiene tipicidad varietal, con taninos presentes, y el Syrah brinda mucha fruta roja y negra, con notas especiadas”.
Desde San Patricio del Chañar, Neuquén, describen al año como de mucha fruta, rica acidez natural y pHs muy bajos. “Además de Pinot y Chardonnay, que se destacan, notamos un diferencial en los Merlot, con un color muy atractivo, mucha fruta madura en nariz y taninos elegantes”, refiere a WofA Ricardo Galante, enólogo de Bodega del Fin del Mundo.
“La primavera fue un poco húmeda. Los días fueron cálidos y las noches frescas. Pudimos cosechar las uvas en el momento y con la madurez correcta. Elaboramos muy buenos caldos y estamos muy contentos con lo logrado para este año”, concluye José Rodríguez Castro, winemaker de Secreto Patagónico.
Si desde hace años las bodegas vienen estudiando el terruño con vistas a crear vinos expresivos y de calidad, hoy van más allá: ponen el foco en los microterroirs y salen al mercado con vinos de parcela. La línea De Sangre, de Luigi Bosca, es un ejemplo de esta tendencia. También Dartley Family Wines trabaja en la zonificación de sus viñedos de Luján de Cuyo. Estudian los suelos, las uvas, la temperatura, la orientación de los viñedos respecto del sol y el viento, la flora y fauna presentes y realizan microvinificaciones.