Uno de los ingredientes clave de la cerveza es el lúpulo. Además de brindar el amargor necesario para equilibrar el dulzor de la malta, aporta sabores y aromas propios de la variedad utilizada. Habitualmente, apenas es cosechado, el lúpulo pasa por un proceso de secado y queda disponible para ser usado a lo largo del año. Pero hay una excepción: para la elaboración de la Wet Hop se lo utiliza fresco, recién sacado de la planta, y se lo incorpora rápidamente en alguna instancia del proceso de elaboración (en el hervor, en la fermentación o una vez filtrada la cerveza), según determine el maestro cervecero. Por eso, la Wet Hop se hace solo en época de cosecha.
“El agregado de lúpulo húmedo le aporta a la cerveza un aroma que remite al campo, a hierbas, con notas frutales y cítricas”, explica María Sol Cravello, jefa de Conocimiento Cervecero de Patagonia, y nos invita a probar la Fernández IPA, una Wet Hop de edición limitada, elaborada con lúpulos de la chacra que posee la cervecería en Fernández Oro, provincia de Río Negro.
Además del lúpulo húmedo, la Wet Hop de Patagonia incluye otras siete variedades de lúpulo, malta de cebada y malta de centeno caramelo, que le aporta un color cobrizo claro. En boca, ofrece notas a cereal muy agradables. Al saborear la Wet Hop IPA, se percibe la frescura del lúpulo con un carácter verde fuerte, muy herbáceo, y un amargor elegante y bien presente que invita a tomarla con facilidad. Los expertos recomiendan maridarla con platos aromáticos intensos, vegetales grillados o carnes rojas sazonadas con especias y salsas herbales.