Este 29 de octubre se conmemoró el Día Mundial del Accidente Cerebrovascular.
El ACV se divide en dos grandes grupos: el isquémico y el hemorrágico. En todos los casos su pronóstico, evolución, sobrevida y secuelas dependen directamente del tiempo en que recibe atención el paciente y de los tratamientos que puede recibir.
El ACV isquémico se produce por la obstrucción de un vaso sanguíneo, a nivel cerebral, lo que provoca un infarto cerebral. Y en el caso, del hemorrágico, se origina por una ruptura en una arteria o vaso, en el área cerebral, generando una hemorragia en esta zona.
Siempre hay que tener presente que la ventana terapéutica del ACV isquémico es de 4 horas y media desde que el paciente empieza con síntomas. Esto es fundamental porque si contamos el tiempo desde la aparición de los síntomas y traslado de la persona, muchas veces cuando llegan a la consulta quedan pocos minutos para diagnosticar e internar en la Unidad Crítica para desobstruir la arteria afectada por medio de un fármaco que se coloca de forma endovenosa y tratar de disolver el coágulo que está produciendo la enfermedad.
En el caso del ACV Hemorrágico se confirma mediante una tomografía y se evalúa la necesidad de trasladar al paciente a Unidad Crítica para controlar y descender la presión arterial y evaluar si necesita una intervención neuroquirúrgica.
No descartar estas señales
Una persona debe consultar en un hospital o servicio de emergencia ante la aparición de todos o alguno de los siguientes síntomas:
- Cefalea o dolor de cabeza intenso, súbito, nuevo
- Trastorno del habla súbito, agudo, repentino. Que la persona no pueda emitir las palabras o las pronuncie de forma incorrecta. No se le entienda al hablar.
- Presente una desviación de la comisura del labio o de la cara
- No pueda movilizar de forma correcta un brazo o sostenerlo en el aire
- Mostrar torpeza o pérdida de fuerza en alguna de las piernas
- Trastorno del equilibrio de forma súbita, es decir, que no se pueda mantener sentado o de pie
- Impedimento en la marcha
- Cuadro vertiginoso agudo, es decir, que sienta que le dan vuelta las cosas
Los síntomas en el ACV se dan de forma súbita, de un momento para el otro y pueden corresponder a cualquiera de los dos tipos por lo que se debe concurrir rápidamente a la consulta para que puedan evaluar el caso, realizar una tomografía cerebral que permita identificar cualquiera de los dos cuadros y en base a los resultados instaurar la terapéutica adecuada.