Es una realidad que las personas cada vez viven más años. Entonces, las perspectivas y posibilidades de afrontar un envejecimiento visual sano son cada vez mayores. Solo hay que saber cómo cuidar la visión para poder lograrlo.
Con el transcurso del tiempo, el ojo sufre modificaciones en su estructura y función, lo que denominamos “envejecimiento ocular”. El poder gozar de una buena visión va a permitir a nuestros mayores disfrutar de mejores niveles de bienestar, y autonomía, dos cuestiones siempre presentes en sus preocupaciones diarias.
Este artículo constituye un resumen sobre los principales problemas que pueden afectar la capacidad visual de las personas de edad, así como una propuesta de soluciones y estrategias preventivas.
Catarata
Es la opacificación del cristalino, que es un lente natural que todos poseemos en los ojos, cuando nacemos es transparente y a medida que envejecemos se enturbia causando disminución de visión lenta y progresiva, deslumbramiento, atenuación de los colores y en algunos casos visión doble. Se presenta aproximadamente en el 80% de los mayores de 65 años y prácticamente en el 100% de los mayores de 80 años.
La catarata es la primera causa de ceguera legal reversible en el mundo. Los factores de riesgo que pueden inducir su formación son: tabaquismo, esteroides, la luz ultravioleta, las radiaciones ionizantes, la malnutrición, la diabetes, el alcohol y los traumatismos oculares. En la actualidad, la cirugía es el único tratamiento eficaz, en ella se remueve la catarata y en su lugar se coloca un lente intraocular artificial transparente.
Glaucoma
El glaucoma es una enfermedad ocasionada por el aumento de la presión dentro del ojo más allá de los valores normales, lo cual daña al nervio óptico con la consecuente pérdida del campo visual y finalmente la disminución de la visión y ceguera. Su prevalencia aumenta con la edad.
El tratamiento en el glaucoma consiste en bajar la presión en el ojo a cifras adecuadas para mantener la vida del nervio óptico. Si bien el glaucoma no se cura en forma definitiva, sí se puede detener su evolución para evitar la ceguera. La presión ocular se puede bajar mediante la aplicación de gotas en el ojo, siendo esta la primera línea de tratamiento. En ciertos casos también se puede usar el láser y cirugía.
Retinopatía por diabetes
Dentro de las causas de ceguera en mayores de 65 años, la retinopatía diabética representa un 7%. Esta es causada por el daño a los vasos sanguíneos de la retina. La retina es la capa de tejido en la parte de atrás del interior del ojo. Ésta transforma la luz y las imágenes que entran al ojo en señales nerviosas que son enviadas al cerebro.
Para prevenir la ceguera por diabetes, se debe mantener un control estricto de la glucemia, la presión arterial y los niveles de colesterol. Una vez que la retina se ve afectada, el tratamiento no contrarresta el daño sufrido, pero puede ayudar a impedir la discapacidad visual. Láser o cirugía son el tratamiento oftalmológico principal para la retinopatía diabética.
Degeneración macular relacionada con la edad
Constituye una de las causas más importantes de ceguera legal irreversible. Casi el 50% de los mayores de 80 años presentan algunos hallazgos típicos de la misma. La maculopatía es una patología ocular degenerativa que afecta a la zona central de la retina llamada mácula. Esta es la parte más sensible de la retina que usamos para realizar todas las actividades visuales de alta resolución, como discriminar rostros, leer o conducir.
Cuando la mácula enferma se genera una pérdida de la visión central y de la agudeza visual. Como la retina y la mácula están formadas por células neurales al igual que el cerebro, el tejido dañado no se puede regenerar, así que las maculopatías son “tratables” pero no “curables”.
Los factores de riesgo son: edad (17% más frecuente en mayores de 65 años), tabaquismo, consumo del alcohol, hipertensión arterial mal controlada, dislipemias, obesidad, raza blanca, sexo femenino, y herencia (un 10 a 20% de los pacientes tienen antecedentes familiares positivos).
En cuanto al tratamiento podemos enumerar: medidas generales preventivas como el control oftalmológico de rutina, dieta equilibrada, ejercicio regular, evitar el tabaquismo y el control clínico estricto de los factores de riesgo. Hay tratamientos específicos de acuerdo al tipo de maculopatía. En el caso de las maculopatías húmedas contamos con terapia con láser y drogas llamadas antiangiogénicas.
En el caso de las maculopatías secas o atróficas, no hay un tratamiento activo, se dan suplementos vitamínicos específicos y minerales antioxidantes. Si bien en esta enfermedad perdemos las células que están en la mácula, el resto de las células de la retina funcionan bien. Es allí donde se puede rehabilitar a fin de mejorar la calidad de vida de estos pacientes mediante en el aprendizaje de técnicas para el mejor aprovechamiento de su visión residual.
La pérdida de visión en una persona mayor puede favorecer el aislamiento, la soledad y ser el inicio de una depresión por las dificultades que le genera en la relación con su entorno. Los trastornos de visión hacen al adulto mayor más vulnerable para sufrir accidentes en su medio habitual.
Por todo esto la detección precoz de los problemas visuales constituye el mejor sistema de prevención primaria. Los exámenes de agudeza visual, fondo de ojo y toma de presión intraocular por lo menos una vez al año están indicados como parte del control habitual de la salud.
*La autora (MN 112.049 MP 33.2301) es Jefa Baja Visión y Rehabilitación Visual - Servicio de Oftalmología. Profesora Departamento de Clínica Quirúrgica del Instituto Universitario - Hospital Italiano de Buenos Aires