En el embarazo la alimentación es fundamental, porque de ella depende en gran parte la salud de la mamá y el bebé. El hierro es uno de los nutrientes que debe cuidarse especialmente, ya que la anemia es uno de los problemas que se presenta con mayor frecuencia durante el embarazo.
Las mujeres embarazadas necesitan hierro para reponer las pérdidas basales, aumentar la cantidad de glóbulos rojos y satisfacer las necesidades del nuevo ser, y de la placenta. Si la madre no tiene depósitos suficientes de hierro y no recibe una cantidad suplementaria de este mineral, puede sufrir un agotamiento progresivo de hierro durante el embarazo, pues las necesidades del feto predominan sobre las de la madre. En la segunda mitad del embarazo la necesidad aumenta porque se deben completar las reservas fetales para los primeros meses de vida.
Se deberá, por lo tanto, aumentar el consumo de hierro. Lo más usual es que el médico aconseje un suplemento. La anemia en el embarazo puede determinar un mayor riesgo de infecciones, bebés de peso bajo, o mayor dificultad en el parto. Además, puede dejar una carencia importante que va a influenciar la salud y la energía de la madre, tan necesarias en los primeros meses de vida de su hijo.
¿En qué alimentos encontramos hierro?
El hierro de los alimentos puede estar bajo dos formas: hem o no hem. El hierro hem es el proveniente de la sangre animal, por lo tanto se encuentra en los alimentos animales (carnes) y es de mayor absorción; además, no depende de otros constituyentes de la dieta. El hierro no hem se encuentra principalmente en los alimentos vegetales, y tiene una menor absorción; hay algunas medidas que se pueden tomar para aumentar su biodisponibilidad, por ejemplo, adicionar vitamina C a esa comida, a través de un jugo de naranja, o condimentando con limón, o tomando limonada.
Otra medida útil es acompañar aquellos alimentos vegetales que nos aportan hierro con una porción de carne; esta combinación facilitará la absorción del hierro vegetal. La absorción del hierro se lleva a cabo de acuerdo a nuestras necesidades; durante el embarazo, si los depósitos están carentes, la absorción será mayor. Debemos evitar el consumo de té común o café después de comidas con aporte de hierro, ya que inhiben su absorción.
Entre las sustancias que inhiben la absorción del hierro no hem se destacan los fitatos y fosfatos, presentes en mayor cantidad en las harinas integrales. De todas maneras, el hierro y otros minerales aportados en los alimentos integrales es mayor que en los panificados refinados. El salvado de trigo o de otros cereales tiene un fuerte efecto inhibidor, por lo cual se debe evitar su adición en las comidas donde se aportan alimentos ricos en hierro.
La absorción del hierro de las legumbres es baja; no obstante, estos alimentos son fuentes importantes de hierro no hem en la dieta actual y se puede optimizar su absorción a partir del agregado de vitamina C a esa comida, por ejemplo utilizando el limón como condimento en una ensalada con legumbres; por otra parte, las legumbres son ricas en ácido fólico, que contribuye a evitar las anemias y mejora el rendimiento del hierro.
Fuente: Planeta Mamá