En Argentina, el último Boletín Epidemiológico Nacional, indicó que desde julio de 2023 hasta marzo de 2024 se registraron 120.007 casos de dengue dentro de los cuales, 109.313 no presentaban antecedentes de viaje (autóctonos), 3.917 fueron importados y 6.777 se encontraban en investigación, resultando en una incidencia acumulada a nivel país de 255 casos cada cien mil habitantes. En el mismo período 248 casos fueron clasificados como dengue grave (0,20%) y 79 casos fallecidos (69 corresponden al año 2024). De entre estos últimos, 28 presentaban antecedentes de diabetes, obesidad o enfermedad cardíaca.
Los casos más graves, aquellos conocidos como hemorrágicos, pueden traer consecuencias para diferentes órganos, entre ellos el sistema cardiovascular. Los casos de dengue grave son más frecuentes en personas que ya padecieron dengue por un serotipo (infección primaria) y se infectan nuevamente (infección secundaria) con un serotipo diferente, pero no implica necesariamente que toda infección secundaria conduzca a dengue grave. No obstante, también la infección primaria puede asociarse a dengue grave, en relación con la virulencia de la cepa o a otros factores del huésped como una edad menor a 5 años o mayor a 65, comorbilidades y/o embarazo.
Según el Dr. Diego Federico Echazarreta (MN 89.875), médico cardiólogo y miembro de la Federación Argentina de Cardiología (FAC), es importante el seguimiento de los pacientes dado que las complicaciones cardiovasculares suelen aparecer a las 24 a 48 horas, luego de la fiebre elevada. Una característica distintiva de esta infección, crucial en el manejo clínico, es que en el período durante el cual se produce el descenso de la fiebre y hasta 48 horas después, los pacientes pueden presentar complicaciones, ya que la extravasación de plasma se hace más intensa y es capaz de conducir al shock por dengue (cuadro clínico grave y con un mayor riesgo de muerte). Esta última fase se caracteriza por fuga de plasma con o sin sangrado, con una acumulación significativa de líquidos en las cavidades torácica y abdominal, lo que conlleva a un shock hipovolémico que puede provocar disfunción orgánica, acidosis metabólica, coagulación intravascular diseminada y sangrado severo generalmente afectando el tracto gastrointestinal.
“Las complicaciones que puede acarrear el dengue para el sistema cardiovascular pueden variar desde una enfermedad silenciosa hasta una disfunción miocárdica grave y arritmias. Si bien estas complicaciones son raras, se han documentado episodios de bradicardia y taquicardia, pericarditis y/o miocarditis de curso asintomático. Por este motivo es necesario estar atento a los síntomas como el dolor en el pecho, palpitaciones, derrame pericárdico y/o pleural, irregularidades en el pulso, hipotensión, edema pulmonar”, señala Echazarreta.
En relación a los pacientes hospitalizados por dengue, la Dra. Natalia Cristaldo (MP 6386), médica cardióloga; Presidente de Emergencias Cardiovasculares y miembro de FAC, reconoce la aparición de diferentes fenómenos de inflamación como pericarditis o miocarditis, que constituyen eventos que se presentan, generalmente, en casos con compromiso clínico moderado o severo. La pericarditis es la inflamación y también irritación de la delgada membrana que rodea al corazón (pericardio), mientras que la miocarditis es la inflamación del músculo cardiaco y el paciente puede referir dolor en el pecho, palpitaciones y dificultad para respirar. En estos casos se utiliza el seguimiento clínico, así como estudios complementarios para evaluar la gravedad del compromiso del paciente y realizar tratamiento entallado.
Frente al aumento de casos que se registran en el país, desde la FAC se pone el acento en el seguimiento de los pacientes y especial atención a los síntomas para minimizar los posibles daños al sistema cardiovascular.
Finalmente, independientemente de las complicaciones cardiovasculares, debe destacarse la importancia de la prevención. Muchos de los recipientes donde el mosquito se cría no son de utilidad y deben eliminarse y evitar que se acumulen, tanto en el interior como en el exterior de las casas. La fumigación no es suficiente para eliminar el mosquito. La aplicación de insecticidas es una medida destinada a eliminar a los mosquitos adultos, pero no a los huevos y a las larvas. Su implementación debe ser evaluada por las autoridades sanitarias ya que solo se recomienda en momentos de emergencia, ante la detección de casos sospechosos y siempre debe ser acompañada por acciones de control y eliminación de todos los recipientes que acumulan agua en las casas y espacios públicos.
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