La cuarentena y el temor a acudir a los centros de salud han generado una disminución en las consultas por controles de rutina, pese a todos los cuidados y cambios implementados en los centros médicos. Esto repercute en la posibilidad de un diagnóstico precoz de aquellas enfermedades no transmisibles, algo que en el tratamiento del cáncer de mama brinda las mejores perspectivas.
“Entre los meses de abril y junio, las consultas y estudios de control mamario en el Instituto Alexander Fleming (IAF) disminuyeron en un 60%; con un aumento a partir de julio, pero aún sin llegar al número habitual”, puntualiza el Dr. Daniel Mysler, Jefe de Departamento de Diagnóstico por Imágenes.
Además, se redujo la cantidad de cirugías con respecto al mismo período de 2019. “Esto lleva a deducir en forma indirecta que existe al menos un 25% de casos que no fue diagnosticado”, completa el Dr. Federico Coló, mastólogo y Director Médico del IAF
Otra de las situaciones que advierte el Dr. Coló es que “actualmente notamos una disminución en el número de consultas de pacientes asintomáticas. Al mismo tiempo, acuden mujeres que autopalparon un nódulo o presentan manifestaciones de otro tipo. Esto deja en evidencia un claro retroceso en el diagnóstico precoz, tan fundamental en esta enfermedad y que nos ha permitido bajar los índices de mortalidad desde 1996”.
A tiempo, el mejor panorama
El cáncer de mama es el tipo de cáncer más común entre las mujeres. Se estima que 1 de cada 8 mujeres se verá afectada por esta enfermedad en algún momento de su vida. Según los datos del Instituto Nacional del Cáncer, en nuestro país se detectan 20.000 nuevos casos por año, y causa alrededor de 5.600 muertes.
El riesgo de cáncer de mama aumenta con la edad. La incidencia se incrementa a partir de los 40 años. Sin embargo, la mayoría ocurre en mujeres mayores de 50 años y el riesgo es especialmente alto en mujeres mayores de 60. Es por ello que la detección temprana es fundamental, dado que el tratamiento de las lesiones pequeñas tiene un excelente pronóstico y permite la curación en más del 90% de los casos.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que “los tumores menores a un centímetro no suelen ser palpables y por otro lado, cuando las lesiones se presentan como microcalcificaciones no suelen dar síntomas. lo que demuestra el valor de los estudios de control anual, con mamografía y ecografía que permita hacer un correcto diagnóstico en estos casos”, señala la Dra. África Piñeiro, especialista en imágenes mamarias.
El chequeo mamario completo
La mayoría de las sociedades médicas coincide en la recomendación de una mamografía anual a partir de los 40 años a todas aquellas mujeres asintomáticas, con estudios clínicos normales y sin antecedentes de la enfermedad. En muchos casos puede solicitarse adicionalmente una ecografía mamaria.
De todas maneras “existen situaciones que requieren de un mayor seguimiento, como la presencia de nódulos detectados anteriormente o en mujeres con antecedentes familiares de primer grado (madre, hermana o hija) con cáncer de mama o ovarios donde se recomienda realizar el primer control diez años antes de la edad de detección del familiar más cercano, que por lo general es a los 30 años”, completa el mastólogo Dr. Martín Loza.
En este sentido, la Dra. Carolina Ponce, del Centro Mamario IAF, destaca que “no contar con antecedentes directos no es motivo para postergar los controles, ya que el 85 por ciento de las mujeres con cáncer de mama no tiene antecedentes familiares directos y se denominan esporádicos. Los tipos de cáncer genético o familiar solo representan sólo el 15% restante”.
Autoexamen: los cambios en las mamas que requieren una consulta médica
“La finalidad del autoexamen es la concientización. Sirve, principalmente, como herramienta para el reconocimiento de las mamas, y permite que ante cualquier cambio o duda se consulte al especialista en mastología, quien luego del examen clínico indicará los estudios pertinentes. Es importante destacar que la mamografía puede detectar lesiones pequeñas y la presencia de microcalcificaciones que no son palpables en un autoexamen”, resalta la Dra. Verónica Fabiano.
“El aumento de tamaño de un nódulo ya conocido, el hallazgo de un nuevo nódulo, la retracción o un derrame del pezón, el enrojecimiento y edema de la mama o lesiones descamativas de la areola o pezón deben llamar la atención en las pacientes de cualquier edad y necesitan de la evaluación médica”, finaliza el Dr. Coló.
Asesoró: Centro Mamario del Instituto Alexander Fleming