La lactancia materna es un pilar fundamental para una vida saludable y de bienestar, no sólo para el bebé sino también para la madre.
La leche materna es segura, limpia y contiene anticuerpos esenciales, proporciona la energía que el bebé necesita desde los primeros 6 meses de vida, sin necesidad de suministrar durante este lapso ningún otro alimento ni agua. Además de ser extremadamente rica en nutrientes y anticuerpos, la leche materna que los recién nacidos consumen durante los primeros días actúa como una primera protección contra las enfermedades y presenta un estímulo para la fisiología del tubo digestivo.
“La leche materna es un fluido complejo, formado por lípidos, proteínas, hidratos de carbono, vitaminas y factores inmunológicos. No es una simple colección de nutrientes, sino un producto vivo de gran complejidad biológica, activamente protector e inmunomodulador que estimula el desarrollo adecuado del lactante”, menciona la Dra. Valeria Valko, médica ginecóloga de OSPEDYC.
Y agrega que “la leche materna está llena de inmunoglobulinas que protegen a los bebés contra la neumonía, la diarrea, las infecciones del oído y el asma, entre otras enfermedades. Amamantar inmediatamente después del nacimiento es importante porque el sistema inmunitario de los recién nacidos aún no está del todo maduro”.
Beneficios de amamantar:
- Ayuda a quemar calorías adicionales, lo que permite recuperar rápidamente el peso previo al embarazo.
- Previene la depresión post-parto.
- A largo plazo, previene tanto osteoporosis como cáncer de mama y de ovario.
- Disminuye el riesgo de sangrado en el post parto, por lo tanto disminuye el riesgo de desarrollar anemia.
“Aunque se piense en la lactancia como algo natural, requiere práctica para hacerla bien. Es frecuente que surjan algunas molestias en este proceso de aprendizaje”, menciona la Dra. Valko.
Dificultades al momento de amamantar
● Dolor de panza al dar el pecho: durante los primeros días después del nacimiento, es común experimentar dolor de panza al dar el pecho. Esto se debe al aumento de la hormona oxitocina, que provoca contracciones y puede generar molestias en la parte baja del abdomen. Estas contracciones son beneficiosas para prevenir hemorragias maternas.
● Dolor mamario durante y después de la lactancia: la lactancia no debería ser dolorosa. Si hay molestias, podría ser indicativo de problemas en la técnica o el agarre del bebé. Consultar con un médico o puericultora puede ayudar a mejorar la técnica y prevenir molestias innecesarias.
● Congestión mamaria: la producción excesiva de leche puede causar congestión mamaria. Esta situación es temporal y se resuelve a medida que la mama ajusta la cantidad de leche producida. Es esencial vaciar los pechos manualmente y almacenar la leche extra para su uso posterior, evitando riesgos de mastitis, una infección mamaria.
● Mastitis: es una inflamación del pecho, se manifiesta con dolor, dureza, enrojecimiento y calor en las mamas. La fiebre también puede estar presente. Es crucial consultar a un médico, especialmente si se sospecha una infección, para recibir el tratamiento adecuado con antibióticos.
● Bulto en la mama o dolor localizado: la obstrucción de un conducto galactóforo puede causar bultos o dolor localizado. Aplicar calor local, masajes antes y durante el amamantamiento son medidas útiles. Si el problema persiste o se presentan signos de infección, se debe consultar con un profesional de la salud.
● Pezones planos o invertidos: las madres con pezones invertidos pueden necesitar técnicas especiales para amamantar. Consultar con una puericultora puede proporcionar orientación y apoyo necesario.
“Es importante buscar asesoramiento y apoyo médico ante cualquier dificultad en la lactancia materna. Trabajar con profesionales comprometidos que brinden el mejor cuidado y orientación a las madres es una garantía para una buena experiencia en la lactancia.”, finaliza la médica ginecóloga.