La región periocular ocupa el tercio medio de la cara y es normalmente la primera área facial percibida al mirar una persona. La mirada no solo nos trasmite la primera impresión de una persona, también nos expone parte de su personalidad por la forma en que mira, su estado de ánimo y también nos permite percibir fácilmente si la persona está cansada o estresada. En ocasiones uno intenta disimular este impacto negativo de la mirada con una sonrisa o un gesto diferente, pero pocas veces conseguimos disimular ese aspecto transparente. No por nada dicen que los ojos son la ventana del alma.
Todas estas situaciones y percepciones se han potenciado exponencialmente durante los últimos meses, ya que con la utilización de las máscaras faciales obligatorias el foco en los ojos y los párpados es casi total, imposibilitando ver otros aspectos de la belleza facial como la sonrisa, pómulos, nariz y mentón.
Entonces, ¿cómo podemos ayudar a vernos mejor?. ¿Acaso será solo cambiar un chip mental para tratar de observar todo desde otro punto de vista?. ¿O a veces verse mejor frente al espejo puede ser ese puntapié inicial para cambiar la autoestima y la forma de enfrentarnos a lo negativo de lo cotidiano que nos rodea actualmente?.
¿Puedo verme mejor con el barbijo puesto o incluso una vez que me lo saco?
La respuesta es sí. Al día de hoy, expertos en Oculoplastia (médicos oftalmólogos especialistas en estética periocular) cuentan con un abanico amplio de posibilidades para mejorar la belleza de la mirada, restaurando delicadamente el aspecto de la región periocular. El objetivo es que el paciente se vea naturalmente más joven y mejor.
Hoy en día se cuenta con diferentes opciones terapéuticas, empezando con procedimientos mínimamente invasivos en consultorio como la toxina botulínica o los fillers de ácido hialurónico, llegando hasta opciones quirúrgicas, cirugías cortas llamadas blefaroplastia (de 1 a 2 horas de duración), que no requieren internación y que permiten reincorporarse a las actividades cotidianas a los pocos días de realizado el procedimiento.
Para cambios incipientes en arrugas faciales del entrecejo, la frente o las patas de gallo de la región periocular la toxina botulínica puede actuar de forma preventiva, evitando la formación de arrugas y la transformación de éstas en futuros surcos de piel imborrables.
Para situaciones más avanzadas de falta de volumen sumado a cambios degenerativos de la piel, los fillers de ácido hialurónico han tomado un papel importante en la práctica médica, logrando recuperar el volumen perdido de las ojeras, mejillas y cejas, estimulando al mismo tiempo la producción de nuevo colágeno y elastina, mejorando además a largo plazo la calidad de la piel.
Para situaciones donde hay exceso marcado de piel o de bolsas palpebrales que no pueden ser tratados con las opciones anteriores, la cirugía de blefaroplastia permite realizar un rejuvenecimiento delicado de la mirada, devolviendo esa mirada joven, fresca y natural. Sus cambios son duraderos en el tiempo y es la principal opción que tienen en cuenta aquellos que optan por obtener un cambio definitivo en su imagen. Cabe destacar que las técnicas modernas de blefaroplastia no cambian radicalmente el rostro, ni cambian la identidad de las personas. Son cirugías planificadas individualmente con la intención de mantener los rasgos personales, restaurando sus atributos de belleza otorgando una mirada fresca y joven.
En ocasiones estas opciones pueden utilizarse de manera complementaria para obtener los mejores resultados y un tratamiento no excluye la posibilidad de realizar otro conjuntamente.
Vernos bien en tiempos de pandemia también es posible. Y tal vez sea el primer cambio para empezar a estar mejor.
El autor es especialista en Oculoplastia (párpados, órbita y vías lagrimales).