En este sentido, especialistas en oncología de Argentina destacaron que crece el uso de las biopsias líquidas, una tecnología ultra sensible que con una simple muestra de sangre permite conocer la biología del tumor en ciertos tipos de cáncer y, de esa forma, establecer cuál es tratamiento más indicado para cada caso, tratamientos que han demostrado en los últimos años extender significativamente la sobrevida de los pacientes. Se la utiliza mayoritariamente en etapas avanzadas del cáncer de colon (colorrectal) y de pulmón, entre otros, en los que las biopsias sólidas o de tejidos requieren de intervenciones invasivas como punciones, cirugía o endoscopías.
“Desde hace muy pocos años y a partir de conocer más en detalle las características de los tumores y de entender cómo van cambiando durante el transcurso de la enfermedad, contamos con nuevas herramientas como la biopsia líquida, que nos permite detectar si se han producido o no determinados cambios a nivel molecular en el tumor, siendo esta información potencialmente útil para ir eligiendo los diferentes tratamientos para cada paciente individual, permitiendo lo que hoy día se denomina medicina personalizada o de precisión”, afirmó Guillermo Méndez, médico oncólogo del Hospital de Gastroenterología Carlos B. Udaondo y de la Fundación Favaloro.
“En tipos de cáncer como el de colon, la posibilidad de realizar pruebas moleculares a partir de una extracción simple de sangre nos permite diseñar los tratamientos con mayor racionalidad, lo cual tiene impacto en la eficacia de los mismos, así como en la calidad de vida del paciente”, añadió.
El cáncer no es una única enfermedad, ni se comporta siempre de la misma manera. La ciencia ha identificado que muchas veces van produciéndose mutaciones en las células tumorales que obligan a modificar los esquemas terapéuticos que deben emplearse en las distintas etapas de la enfermedad. Las biopsias, tanto sólidas (o de tejido) como líquidas, son las herramientas que permiten al profesional monitorear la evolución de la genética del tumor y actuar en consecuencia.
Una biopsia en la etapa inicial del tratamiento debe repetirse unos meses después, ya que es la única manera de conocer si se produjeron cambios en el ADN tumoral o en las células tumorales, cambios que orientarán al especialista y al paciente al momento de decidir modificaciones en los esquemas terapéuticos.