Se tratan de lesiones de los dientes, huesos y tejidos blandos como labios, mejillas, lengua o encías, que se producen por una acción violenta en la cavidad bucal. Pueden abarcar desde una pequeña fractura hasta la pérdida de uno o más dientes.
Se caracterizan por ser una experiencia traumática para el paciente y su familia, debido a que en la mayoría de los casos afectan la estética y función de los elementos dentarios, generando un gran impacto social y psicológico.
¿Por qué se producen?
Pueden ser consecuencia de una infinidad de situaciones accidentales o intencionales. Las principales causas son:
- Caídas o golpes
- Accidentes deportivos
- Peleas
- Accidentes automovilísticos
- Masticar alimentos duros
- Uso inadecuado de los dientes, por ejemplo abrir botellas o morder objetos.
Además existen factores de riesgo que predisponen a sufrir estos golpes como las malposiciones dentarias (dientes superiores más adelantados de lo normal), labio superior corto, consumo de sustancias tóxicas como alcohol, marihuana u otras, práctica de actividades deportivas, antecedentes de traumatismos previos y discapacidades motoras, sensoriales o intelectuales.
¿Qué lesiones pueden provocar?
- Movilidad en uno o más dientes
- Fracturas en cualquier parte del diente
- Alteración en la posición inicial del diente
- Desplazamientos hacia adentro, afuera, adelante o atrás
- Daño en los huesos, tejidos blandos y/o de soporte que rodean al diente
- Salida completa de uno o más dientes
- Cortes o desgarros en tejidos blandos
¿Cómo se pueden prevenir?
- Usar protector bucal al practicar cualquier deporte de contacto
- Utilizar siempre el cinturón de seguridad al trasladarse en auto y casco al viajar en moto
- Eliminar o disminuir factores de riesgo
¿Qué hacer en caso de sufrir un traumatismo dental?
– No perder la calma
– Lavar la zona con agua y comprimir con una gasa o pañuelo si hay sangrado
– Observar si se ha producido daño dental
Si el diente se rompió: buscar el pedacito fracturado (ya que a veces puede pegarse) y colocarlo en un vaso con leche o solución fisiológica. Acudir al odontólogo inmediatamente.
Si el diente se salió y es permanente: buscarlo, ya que muchas veces se pueden volver a colocar en la boca mediante un procedimiento llamado reimplante.
– Tomar el diente por la corona, nunca por la raíz
– Si se ha contaminado, lavarlo con agua sin tocar la raíz
– Reubicar el diente suavemente en el hueco que ha dejado, hasta que no se vea la raíz
– Morder un pañuelo o gasa de forma suave y constante
– En caso de no ser posible reimplantar el diente, morder una gasa y colocar el diente en un vaso con leche, solución fisiológica o en la saliva dentro de la boca del paciente (entre la mejilla y las muelas o debajo de la lengua), con la precaución de no tragarlo.
Si es un diente temporario (de leche) no se debe reimplantar.
Igualmente hay que buscar el diente para descartar que el niño no lo haya tragado o aspirado, o bien que no se encuentre incluido dentro del hueso.
En todos los casos, luego de actuar ante la urgencia, acudir inmediatamente al consultorio odontológico.
Asesoró: OSEP