A mayor velocidad, mayor es el tiempo y la distancia que se necesita para detener el vehículo y más graves las consecuencias en caso de choque o vuelco ante cualquier falla mecánica, el reventón de un neumático, una mala maniobra de otro conductor o cualquier otro imprevisto.
La velocidad máxima permitida por las señales o la reglamentación no es siempre la más segura, pero nunca será superior a la máxima. Es necesario adecuarla a las circunstancias del camino.
La mayoría de los estados de la Unión Europea ya han adoptado medidas de reducción de los límites de velocidad en vías sin separación física de doble sentido de circulación. También se uniformó el límite de velocidad de los camiones en rutas a 80 km/h en la mayoría de los países, y 90 km/h para los autobuses.
En las zonas urbanas en España, así como en otros países europeos, se ha reducido el límite de velocidad a 30 km/h en calles de un carril por sentido. Esta experiencia, que se replica en muchas ciudades de la UE, está disminuyendo la cantidad de peatones muertos en el tránsito.
Fuente: Luchemos por la Vida