La figura tridimensional de una bestia sobresale de la pantalla. Un felino robotizado corre velozmente ante los ojos del espectador que, con su máscara de realidad virtual, lo ve aproximarse para luego desaparecer a los saltos y dar lugar a un dispositivo que promete revolucionar el mercado: otra bestia.
Porque eso es el nuevo Samsung Galaxy S7 Edge, que llegó al mercado argentino junto al S7, una versión con apenas inferiores prestaciones. Con los dos nuevos miembros de la "familia" Galaxy, Samsung se atribuye haber lanzado "los mejores dispositivos del mercado".
"Nuestro objetivo es crear los productos más innovadores para que la vida sea más fácil", decía durante el lanzamiento, Luis Palmier, vicepresidente de la compañía en Argentina en la Usina del Arte, donde unos pocos privilegiados tuvieron la oportunidad de conocerlos antes de que fueran exhibidos en las vitrinas.
El exclusivo espacio, ubicado en Capital federal, sirvió de escenario para la presentación oficial y fue la oportunidad perfecta para aproximarse a los nuevos dispositivos y probar sus bondades, mientras una DJ sacudía las bandejas, bailarinas de ballet se contorneaban y los más osados se animaban a probar la realidad virtual de Samsung sobre un simulador de montaña rusa.
Detrás un "molino" de teléfonos móviles sumergía al S7 Edge para demostrar su resistencia al agua.
Su diseño más ergonómico y delgado permite un agarre más cómodo. La pantalla curva Always-On del Edge (de 5,5 pulgadas) resalta a primera vista. Esta permite personalizar datos y avisos que aparecerán sin la necesidad de encenderla, con lo que se logra disminuir el consumo de batería que implicaría prenderla cada vez.
Además, posee la opción de otorgarle a la batería una carga inalámbrica rápida, lo que en cuestión de minutos extiende su capacidad de uso por 5 horas. Pero no es la única mejora de la que se jactan los nuevos smartphones del gigante de las comunicaciones. Su autonomía también fue mejorada notablemente, con un procesador Octasore de 4 Gb de memoria RAM y una batería con mayor capacidad (de 3.600 mAh en el caso del Edge) le permiten un uso más dinámico y prolongado.
Además, el sistema de enfriamiento interno evita el sobrecalentamiento.
La capacidad para expandir su memoria hasta 200 Gb, a través del slot MicroSD para insertar una tarjeta de memoria externa, hace que sea prácticamente infinito el almacenaje multimedia, sin que el equipo se ralentice.
Al ser una bestia, el nuevo Galaxy S7 puede ser expuesto al agua y al polvo sin que se dañe ni que su pantalla sufra las inclemencias del uso cotidiano, lo que lo convierte en un verdadero compañero para tener a mano siempre.
Su cámara Dual Pixel de 12 megapixeles y de diseño compacto le otorga una mayor calidad de imagen y tamaño a las fotografías y un enfoque enfoque automático más preciso, prácticamente instantáneo aunque el objetivo se mueva rápidamente.
Además, la apertura del lente es mayor y con ello permite capturar mejores imágenes aún cuando la luz sea escasa. "En definitiva, es como tener una cámara profesional en el bolsillo" resumía, orgulloso, Palmier.
Los nuevos smartphones suman la función Motion Panorama, un novedoso modo de cámara que le da movimiento a las fotos panorámicas tradicionales, dando al usuario una experiencia visual inmersiva.
El Galaxy S7 y su hermano el S7 Edge podrán adquirirse en los principales retailes del país en color negro, dorado y plateado. Habrá que desembolsar alrededor de 20.000 pesos, aunque el precio dependerá de la tienda y del servicio de telefonía contratado.
El Galaxy S7 Edge puede interactuar con el smart watch de Samsung o encastrarse en el casco de realidad virtual Gear VR para experimentar a través de los ojos un universo de contenidos con la increíble definición de la pantalla. Aunque, hay que decirlo, el uso del casco es un tanto incómodo.
Para crear los propios contenidos y revivir momentos captados en alta definición, el propio usuario puede valerse de la Gear360, una pequeña cámara similar a la GoPro.
Las bestias ya salieron al mercado. Resta esperar si nos convertiremos en sus presas. Quizás, sin dar pelea, nos dejaremos atrapar al caer seducidos por su sofisticado estilo.