El aclamado "Festival Internacional de Cine de San Sebastián" (Donostia Zinemaldia en vasco) se celebra anualmente en esta preciosa ciudad de la costa del mar Cantábrico.
Concurrí a la edición número 64. Tomé un bus en Bilbao y dos horas después arribaba a la joya del País Vasco. Era el día inaugural del Festival. Las estrellas del cine europeo y hollywoodense se dan cita aquí.
La correcta organización permite al público estar muy cerca de sus ídolos para obtener un autógrafo o hacerse una foto. El diario oficial informa en cada jornada la hora y el lugar donde arriban los artistas para poder verlos personalmente.
Ese día la visita destacada era el actor Ethan Hawke, quien sobre las 13 hs. llegaría al hotel María Cristina que se ubica a pocos metros del teatro Victoria Eugenia, sede principal del Festival. Era temprano por la mañana y comencé a recorrer la ciudad calculando regresar a mediodía y ver al nominado al Oscar...
Si hablamos de San Sebastián hay que mencionar la emblemática playa La Concha, considerada una de las más bellas de Europa. Tiene forma de medialuna y su costanera está orlada por lujosas mansiones y hasta un palacio.
La barandilla blanca que bordea el paseo es la foto clásica de quienes visitan Donostia. Justo enfrente se aprecia la isla Santa Clara que aporta una visión de ensueño con los yates anclados y su verde fronda. El complemento ideal para este marco idílico son los montes que cierran la bahía: sobre el este el Urgull y hacia el oeste el Igüeldo.
La trepada al Urgull
Subí primero al Urgull. Para llegar a su base y comenzar a trepar, no sin cierto esfuerzo, hay que atravesar el casco antiguo con sus construcciones de piedra e infinidad de bares.
El edificio del Ayuntamiento es de arquitectura estilo Art Decó y fue un renombrado casino durante la Belle Époque cuando la realeza de todo el continente disfrutaba los veranos aquí. Esto le dio fama y prestigio a San Sebastián que aún en la actualidad continúa siendo un destino de playa caro y exclusivo.
La omnipresente lluvia vasca me azotó repentinamente justo cuando llegaba a la cima donde se emplaza el Castillo de la Mota. Me refugié en su interior a esperar que cesara el chaparrón. Las vistas desde allí arriba son conmovedoras.
El mar, la playa, la ciudad y las lejanas colinas en tonos esmeralda lucen estupendos en su conjunto. Este puerto se halla estratégicamente ubicado y era muy codiciado por las potencias europeas. En las faldas del monte se celebraron diversas batallas por su posesión.
La más importante fue en 1813 donde una coalición de españoles y británicos lucharon contra las tropas de Napoleón a quienes finalmente expulsaron del lugar.
En una de las laderas se visita el llamado Cementerio de los Ingleses donde descansan los restos de los soldados abatidos en esa contienda. El Castillo es hoy una casa-museo con la historia de la ciudad.
Bajé con mucho cuidado de no resbalarme con el musgo húmedo que cubre los viejos escalones de piedra. Pese a ello, en un momento pisé mal y me fui al suelo pero sin consecuencias.
Al pie del Urgull se encuentra el Acuario que funciona desde 1928 y fue el primero de España. Ya a nivel del mar, me descalcé y caminé por la arena de La Concha. Fui admirando el hotel Londres, los edificios residenciales, las mansiones y el Palacio Miramar de estilo inglés.
A finales del siglo 19 la reina regente María Cristina lo estableció como residencia oficial de verano de la monarquía española. En 1972 el edificio pasó a manos del Ayuntamiento y los vecinos.
Me sumergí un rato en las tranquilas aguas. Continué la caminata hasta la playa aledaña llamada Ondarreta que es la más pequeña de las tres del centro. Es muy popular para los locales e ideal para llevar a los niños.
Volví sobre mis pasos para retornar al hotel María Cristina y aguardar la llegada de Ethan Hawke. Apenas pasadas las 13 el actor de filmes como Generación X, Viven o Gattaca descendió de una de las BMW oficiales bañado por otra copiosa lluvia, cortesía de la casa.
Por la tarde continuó el desfile de estrellas como la actriz francesa Isabelle Huppert, nominada al Oscar, el inglés Charlie Heaton, a quien señalan como “el futuro Leo Di Caprio” y las españolas Alba Galocha y Marta Etura.
El director británico de “Deep blue sea”, Terence Davies, también llegó protegido por el paraguas de su asistente. Muchísimo público deambulaba por las inmediaciones y numerosos medios de prensa estaban acreditados. El Kursaal es el centro de convenciones donde se proyecta la mayoría de las películas participantes.
Aquí se califican los films que luego serán los ganadores. El premio más codiciado es la Concha de Oro, que se entrega al mejor trabajo. El Kursaal está casi sobre la otra playa céntrica llamada Zurriola. Es a mar abierto y por lo tanto con mucho viento ideal para practicar surf.
Muchísimos jóvenes se aventuraban con su tabla sobre las olas bastante ajenos a los famosos y el desfile de limusinas acontecido a sólo unos cientos de metros de allí.
El segundo día lo aproveché para subir al monte Igüeldo. Se puede hacer a pie pero el camino es muy empinado. Subí al funicular inaugurado en 1912 y cinco minutos después arribé a la cima, donde hay un parque de atracciones, un hotel de habitaciones con vistas que quitan el aliento y un torreón que hasta 1854 cumplía la función de ser el faro de la ciudad.
Me senté en el salón del hotel a disfrutar un café con la bahía a mis pies. El Igüeldo es más elevado que el Urgull y el panorama es bello por igual pero desde otro ángulo.
El descenso lo hice caminando. Una vez en la base me dirigí a la escultura más célebre: el Peine del Viento. Esta obra del escultor local Eduardo Chillida es el ícono de Donostia.
Son una serie de esculturas metálicas fundidas sobre las rocas donde la brisa marina peina sus formas. Me llamaron la atención unos hoyos sobre el piso de cemento que emitían un sonido muy particular. Están conectados con el mar y cuando la marea sube y baja crea un silbido muy curioso. Como una especie de flauta acuática.
Celebrities
En este día del Festival los actores de mayor renombre estaban programados para hacer su aparición en la noche. Me acerqué al epicentro de las actividades justo para ver la salida de la bella italiana Mónica Bellucci quien terminaba de ver la proyección de una película en el teatro Victoria Eugenia.
Con la panza llena y el corazón contento me fui a esperar la llegada de los actores españoles. Arribaron todo juntos. Aitana Sánchez Gijón, Leonor Watling, Jordi Mollá y Javier Bardem desataron la algarabía de la gente al descender de sus vehículos.
Mientras las damas atendían a la prensa, Bardem y Mollá hicieron gala de su simpatía y se tomaron casi diez minutos en saludar, chocar los cinco, firmar autógrafos y hacerse selfies con los fans.
El ganador del Oscar y marido de Penélope Cruz se acercó a mi sector y se realizó varias selfies. En una de ellas logré colarme para inmortalizar el momento con mi boina vasca (txapela) que me protegía del fresco viento nocturno del Cantábrico. Una jornada completa de playas y cine con el encanto de Donostia.
Datos
Bus Turístico: 15 dólares
Funicular Monte Igüeldo: 4 dólares
Visita guiada Palacio Miramar: 3 euros
Acuario: 15 dólares
Entrada para ver las películas exhibidas durante el Festival de Cine: 9 dólares
Información: www.sansebastianfestival.com
Hostel: 15 dólares
Hotel tres estrellas: 65 dólares
Café: 2 dólares
Gaseosa: 2 dólares
Cerveza: 2,5 dólares
Pintxos: desde 2 dólares cada uno
Comida en restaurante: 23 dólares