Cuando se elige Cuba como destino de viaje, la mayoría lo hace pensando en sus paradisíacas playas de arena blanca y las aguas turquesa que rodean esta isla caribeña.
A mí me atraen los destinos con historia y este pequeño país la tiene, y de sobra.
Desde tiempos de piratas y épocas coloniales se han librado en su territorio diferentes luchas por su control. En el siglo XX afrontó su último desafío con la Revolución de 1959 encabezada por Fidel Castro y Ernesto Guevara. Nada más llegar al aeropuerto José Martí, (el prócer cubano 1853-1895), un cartel da la bienvenida al viajero con frases anti imperialistas. Primer indicio de que pisábamos suelo castrista.
Consignas similares en defensa de la Revolución (lo escriben con mayúscula) se ven pintadas en paredes de edificios, carteles al costado de las rutas y pasacalles. Un bombardeo ideológico permanente. Ni hablar del rostro del Che, presente hasta en los billetes de tres pesos cubanos. El Museo de la Revolución, la Plaza de la Revolución y demás sitios en La Habana, recuerdan esta reciente etapa.
Pero la ciudad clave en el proceso revolucionario no fue la capital sino la ciudad de Santa Clara, ubicada en el centro de la isla a 270 km de La Habana.
Se puede llegar en autobús que demora 3 horas y media. Otra opción es ir en tren pero toma el doble de tiempo. Cuba era presidida por Fulgencio Batista quien vivía como un rey y también había accedido al poder derrocando al gobierno de turno. Por eso el pueblo cubano, cansado de los abusos, apoyó a Fidel Castro en aquel momento pero sin imaginar lo que se avecinaba. Los rebeldes venían avanzando hacia La Habana y en diciembre de 1958 se libró en Santa Clara la batalla decisiva cuando vencieron al Ejército de Batista, quien huyó a República Dominicana pocas horas después de la derrota.
Una de las acciones más recordadas fue cuando los castristas emboscaron y descarrilaron un tren que llevaba fuerzas oficiales y los redujeron en un duro combate.
Esto se conoció como la Toma del Tren Blindado. Se puede visitar una plazoleta donde se exponen algunos vagones del tren original y se accede a un museo que recuerda esta maniobra trascendental para la victoria final. Cuando fueron encontrados los restos mortales del Che en la sierra boliviana en 1997, se decidió que fueran enterrados en esta ciudad tan cercana al fervor revolucionario. En una ceremonia de Estado, su cuerpo fue depositado en un mausoleo de tamaño monumental que se encuentra a ocho cuadras de distancia de la terminal municipal de buses.
Para referirse al Che su tratamiento oficial es: Guerrillero Heroico Comandante Ernesto Che Guevara. Los cubanos lo recitan de memoria.
En el mismo mausoleo hay un museo que recuerda la gesta del argentino en estas tierras. También están enterrados aquí otros combatientes importantes que acompañaron al Che. Se le puede dedicar todo un día a la visita. Otros sitios de interés son el céntrico Parque Leoncio Vidal y la Catedral Santa Clara de Asís (cuyo nombre toma la ciudad). Es de estilo neogótico y alberga la estatua de la Patrona de Cuba. Está a tres cuadras del citado parque. Es ideal para dejar la playa por un día para empaparse un poco de la historia reciente del país. Al estar ubicada en el centro de la isla, no posee playas cercanas. Es una ciudad muy verde y tranquila para hacerla a pie, provisto de abundante agua mineral y teniendo en cuenta el calor húmedo tan habitual en esta zona del Caribe.
Datos
Bus de La Habana a Santa Clara: 14 dólares
Tren de La Habana a Santa Clara: 7 dólares
Plazoleta del Tren Blindado: gratuita (se pagan 30 centavos por el ingreso al Museo)
Mausoleo del Che Guevara: gratuito (de 8.30 a 17. Lunes cerrado)
Catedral Santa Clara de Asís: gratuita