Sbaraglia: “Lo más importante es que sea entretenido”

Hoy a las 22, se estrena por HBO la serie “El Hipnotizador”, basada en la historieta de Pablo De Santis. Sbaraglia, en charla exclusiva con Estilo, revela qué lo motivó a interpretar a este antihéroe original.

Sbaraglia: “Lo más importante es que sea entretenido”

La serie “El Hipnotizador” está basada en la historieta homónima escrita por Pablo De Santis y dibujada por Juan Sáenz Valiente que se publicó en la revista Fierro.

El Hipnotizador es Arenas, un hombre que no puede dormir, vive en el hotel Las Violetas y brinda su show en un teatro. Con cada capítulo se revela que tiene un amor perdido y un enemigo: Darek, que le robó sus sueños. Este programa es una gran apuesta de la cadena HBO, en la que participan argentinos, brasileños y uruguayos.

-¿Cómo entraste a este proyecto?

-Cuando me hicieron la primera propuesta en diciembre de 2013 estaba en medio del rodaje de “Aire Libre” y me mandaron la historia y contesté que no tenía tiempo. Hice todo lo posible para no hacerla.

Después me volvieron a llamar en febrero, después en marzo y en un momento Javier Juliá, director de fotografía de “Relatos Salvajes”, me dijo que había un director que me estaba buscando.

Hasta que finalmente Jean Pierre Noher, que vive y trabaja mucho en Brasil, me mandó un mail que me terminó de convencer. Ahí me puse a leer bien los guiones y me pareció una maravilla. Me pareció que todo el tratamiento que estaba teniendo la serie era buenísimo y me enganché.

-¿Cómo fue encarar desde lo actoral el personaje de un comic?

-En relación al comic era muy difícil porque las historias tenían cinco páginas y van “directo al hueso”. Desde lo actoral no se puede absorber más que una imagen, y la imagen del dibujo realmente no tiene nada que ver conmigo. Arenas es como una cosa rarísima. Lo que estaba bien en claro es que estaba escrito por un argentino, entonces tenía este aura tanguera de los años 30.

Se podía captar como un porte y cierta ironía, pero es un personaje seco. Hay como cierta lógica que se va desprendiendo de las circunstancias que están en la historia que no me quedaba otra que agarrarme de ahí, como por ejemplo la característica de que no duerme y eso lleva a que tenga cierta alteración mental. Son los pocos elementos que me daba la historieta.

Se usó como un punto de partida, y me parece que el tratamiento que le dieron los directores a los personajes es de más complejidad y oscuridad en relación a lo que veía en el comic. Creo que lo que más se ve de la historieta es ese mundo visual y medio decadente que propone De Santis.

-¿Te basaste en algún personaje de alguna película para construir a Arenas?

-Lo fuimos encontrando. Para mí era muy difícil porque había muy pocas claves para hacer el personaje. Tomé una base de la hipnosis que tiene que ver justamente con observar al otro.

También tiene mucho que ver con la neurolingüística, con las palabras que se usan, con la respiración, entender cuál es el ritmo respiratorio del otro, hablar cada vez que el otro inhala, porque es como que tratás de meterte en el otro, y tratar de entender el mundo gráfico y mental de cómo funciona un poco la mente y de cómo son algunos patrones en ese sentido.

Eso a mí fue lo que más me ayudó, y después ir entendiendo escena por escena lo que había que hacer. De hecho, si hiciéramos una segunda temporada, me sigo preguntando cómo sería, porque al mismo tiempo es un personaje que está en un estado psicológico un tanto enrarecido, como que le quitaron una parte suya.

-En la serie se habla en español y en portugués, como si la combinación de esos lenguajes fuera un idioma universal. ¿Cómo fue trabajar así? ¿Fue adrede esa decisión?

-Eso es una idea que se fue desarrollando y se llegó a ese concepto. Al principio me puse a estudiar portugués y fue un lío porque me parecía complicado. No soy de esos argentinos que se han pasado veraneando en Brasil todos los años.

No tenía relación prácticamente con el portugués. Realmente es un idioma que hasta que hicimos la serie me era bastante ajeno; ahora no. Con Alex Gabassi y José Eduardo Belmonte, los directores, nos fuimos dando cuenta que era mejor que cada quien mantenga su propio idioma, quizá mezclando algunas palabritas. Si esto llegara a continuar, el personaje supongo que hablará cada vez más portugués.

-El elenco está compuesto por actores de varios países, ¿eso también ayuda?

-Hay como una triple frontera, con actores brasileños, argentinos y uruguayos. Además somos todos actores muy diferentes, con maneras de trabajar distintas. El brasileño es muy diferente al argentino y el uruguayo también. Se producían situaciones, por ejemplo en las escenas del teatro, donde convivían las tres nacionalidades.

Fue muy interesante porque se aprende mucho de esa dinámica. En lo que es la dinámica propia del trabajo con un actor que te habla portugués tenés que estar más atento y la propia dificultad del idioma forma parte del asunto.

-La estética es impresionante…

-Hasta ahora vi un par de capítulos y me parece que está buenísimo. Sobre todo lo que es la imagen. Cada toma, cada secuencia son cuadros. El trabajo que hizo Pedro Luque, el director de fotografía; Rodrigo Martirena, el director de arte; es fantástico. Todo el trabajo artístico que le puso la gente en Uruguay, que es donde fundamentalmente se produjo.

Sorprende porque es un país en donde prácticamente no tienen oportunidad de mostrar lo que saben, a nivel técnico y a nivel artístico, porque no se produce televisión siquiera y se hacen muy poquitas películas al año.

A pesar de la supuesta falta de experiencia en relación a la poca producción, que estadísticamente uno podría ver que hay en Uruguay, se han volcado al proyecto con una minuciosidad y un arte espectacular. Estuve mucho tiempo trabajando allá y me encantó la experiencia.

-¿Cuánto tiempo les llevó grabar la serie? ¿Cuántos capítulos son? ¿Hay una puerta para una segunda temporada?

-Estuvimos grabando aproximadamente tres meses, creo que fue a principios de agosto del año pasado hasta octubre. Hicimos 8 capítulos y en relación a la segunda temporada es lo de siempre, hay que esperar. A medida que avance la historia el espectador va a ir viendo el rompecabezas de la historia de Arenas.

Es como si él tuviera en su memoria sólo partes del rompecabezas, por eso es que a partir de cada caso en particular que se presenta en cada episodio, que funciona con cierta autonomía, se alimenta su misterio.

Cada historia va a iluminar, podríamos decir, ese pedazo de su vida que no recuerda, como si le hubiesen sacado parte de su memoria. Y con cada caso puede volver a intuir ese lugar que está vacío en su memoria. Es como si le hubiesen quitado la experiencia. Esa es un poco la progresión que va a ir teniendo el personaje.

-Pablo De Santis es un autor que suele recurrir a cada rincón de la psiquis, y a eso nos tiene acostumbrados. En este caso puntual recurre a la hipnosis, que planteó numerosos dilemas éticos y morales. ¿A lo largo de la serie se plantean estos dilemas o se empieza a instalar la hipnosis como una terapia alternativa?

-Hay ciertas licencias  que forman parte de la cosa más fantástica que tiene la serie, como por ejemplo esta conexión “telequinética” que se empieza a intuir entre Arenas y Darek (Chico Díaz), que es como el malo.

Es un vehículo para incentivar, para crear las condiciones para que la persona pueda hablar y recordar cosas. Un poco estuve investigando, y también tuve la oportunidad de ir con una persona a charlar, y la hipnosis mucho tiene que ver con la sugestión. Cuando alguien pregunta quién quiere ser hipnotizado, el que levanta la mano ya está dispuesto a creer.

Una persona que está dispuesta a creer, está dispuesta a abrirse de alguna manera y a entrar en un proceso de sugestión que es un poco de lo que habla la  hipnosis. Al margen de eso, es una herramienta que utiliza la serie y De Santis para poder hablar de otra cosa.

La idea de lo que intenté hacer a lo largo de la serie es justamente un personaje que, más allá de que hipnotice personas, mostrar a un tipo que se interesa por los demás. Tiene la capacidad de reconocer el dolor en el otro. Es  bueno al margen de todas sus oscuridades e intenta ayudar, así como también descubrirse a sí mismo. Es como una dialéctica entre descubrir a través de los otros el misterio de uno.

Eso es un poco la parte de “pies en la tierra” de Arenas, en el sentido de que tiene la capacidad de que se le haga observable el mundo del otro. Es como un ancla con la realidad que le da cierta humanidad al personaje.

-¿Qué diferencias notás entre prepararte para un proyecto cinematográfico y llevar adelante un proyecto televisivo de esta envergadura?

-En este tipo de series para mí no hay muchas diferencias con el cine. Se trabaja un poco más rápido: en una película tenés que meter tres escenas en un día y acá diez. Es el triple de producción, y esa es la mayor diferencia. Y es cierto que en vez de leer un guión completo, como podrías hacerlo en un filme en donde conocés el principio y el final, acá tuve ocho capítulos.

Hay una progresión pero que se va expresando de otra manera. En ese sentido lo bueno que tienen las series para un actor es que tenés más posibilidades de ir desarrollando de a poco el personaje, y lo seguís haciendo si se extienden las temporadas. Existen muchas posibilidades de desplegar a un tipo y cada vez lo vas haciendo mejor porque lo vas entendiendo más.

En una película hasta el último día estás trabajando y entendiendo el personaje, a veces lo encontrás el último día de rodaje porque efectivamente lo completaste. No soy un gran consumidor de series porque trabajo mucho y no tengo tiempo se seguirlas bien, pero cada vez que puedo las miro y me encantan. Las series te acompañan, es como si fueran parte de tu familia.

- Cada vez se realizan proyectos más interesantes y comprometidos en la televisión. ¿Cómo ves eso?

-En el caso de “El Hipnotizador” esto es mucha responsabilidad de HBO, en el sentido de que son ellos los que marcan la pauta, creen, confían y no están trabajando para el minuto a minuto. Al margen de las condiciones actuales en donde el mercado se suele regir por esos parámetros, me parece buenísimo que la cadena confíe en este tipo de tiempos de ritmos y de prioridad artística.

Lo más importante en cualquier cosa que uno haga es que sea entretenido, que la gente esté metida y que le interese seguir sabiendo. A mí me parece que eso es ley en casi todo lo que uno puede hacer.

Creo que al público lo tenés que ayudar como actor y como narrador de ficción para que se meta y le interese. Me parece que ese es el caso en ese delicado límite que tiene el ritmo de esto, que creo que es interesante y que está muy bien agarrado y comprendido. Tiene que ver con la bajada de línea de alguien que dice que está bien y que va para adelante, con todos los riesgos interesantes que eso implica.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA