Los cristales y puñales son señales, son caminos que tal vez hay que pasar. Cuando todo se atropelle, cuando la vida se calle y la muerte juegue al tiempo de disfraz, sólo la sed y la ilusión van a quedar...", esta letra de la canción Señales de la banda de rock Callejeros, explican a la perfección el mundo Lepra.
Un planeta que no permite ni soporta débiles. No aptos para cardiácos. Eso indica el ADN Azul: entrega, coraje, corazón, valentía. Otra opción no cabe.
Y contra Rafaela volvió a mostrar toda su identidad. Futbolísticamente le costó y mucho. No tuvo juego, volumen ni asociación. Pero "esa sangre calienta mostrada por todos los jugadores de Independiente", tuvo como máximo premio el gol del empate del mejor jugador de la tarde, Julián Navas, y medio boleto para ingresar al Reducido. Sería histórico. Porque Independiente Rivadavia volvería a jugar por un ascenso a la máxima categoría tras 19 años.
Luego del triunfo agónico ante Brown de Madryn y la victoria ante Olimpo en Bahía Blanca, su entrenador, Gabriel Gómez, afirmó: "Son señales positivas estos resultados".
Y ayer, tras la euforia del empate final, el DT, enfrentó los micrófonos y volvió a ratificar sus dichos: “Qué te parece este empate, son señales y muy buenas”. Parece una constante, pero La Lepra sufre puñales, lo atropellan, y cuando parece que su vida se calla y lo dan por muerto, aparece su sed, su ilusión y siempre sale adelante. Se levanta. Respira. Y se prepara para otra batalla.
De esto se trata el mundo Lepra: "retroceder nunca, rendirse jamás". No hay tiempo para lamentos. Sólo desahogo. Una catástrofe a nivel resultados, dejaría al equipo de Gómez afuera del Reducido.
La chance existe, por esta razón, se vienen 48 horas a pura especulaciones. Los "Caudillos del Parque" gritaron como si fuera un triunfo, porque al ser testigos que sus jugadores dejaron el alma como ellos lo hicieron en las tribunas, el plantel se retiró del estadio bajo una tormenta de aplausos.
Faltó fútbol, faltó juego y casi le roban la ilusión. Pero, este plantel de Independiente Rivadavia no merecía una despedida con las manos vacías: durante 21 fechas de 25, estuvo en zona de clasificación. Apareció Navas y alimentó el sueño. Son señales...