"Hace poco tuve la dicha de volver a Colombia, esta vez a Medellín, "La ciudad de la eterna primavera" llamada así por su delicioso y agradable clima y la belleza de sus flores que se pueden disfrutar durante todo el año.
En mi primer día visité la Plaza de las esculturas, una muestra de la riqueza artística del maestro Antioqueño Fernando Botero, reconocido a nivel mundial. Cerca de ahí se encuentra el Museo de Antioquia, donde se exhiben, en sus salas, una gran colección de obras donadas por Botero, como también, de arte antioqueño, colombiano y de artistas internacionales.
Por la noche, me recomendaron visitar el Cerro Nutibara, una pequeña formación montañosa. En la cima se encuentra una réplica de los típicos pueblos del interior del país, "Pueblito Paisa". Este sitio increíble cuenta con un mirador donde pude disfrutar de la hermosa ciudad de Medellín.
El lugar cuenta con locales de artesanías y restaurantes de comida típica, donde probé un plato muy conocido en la región y el país, "bandeja paisa", que cuenta con trece ingredientes: carne molida, arroz, frijoles rojos, plátano maduro, chicharrón, huevo frito, chorizo, morcilla, aguacate, arepa, hogao (salsa de tomate y cebolla) y guiso.
Al día siguiente decidí trasladarme por la ciudad en metro, una forma rápida y efectiva para viajar. Conocí el Jardín Botánico, "pulmón verde", que cuenta con 14 hectáreas conformadas por un bosque tropical, un jardín de palmas y jardín del desierto, todos riquezas de los espacios naturales. El sitio también tiene un lago, un mariposario, huerto medicinal y vivero comercial.
Para recuperar energías, dentro del lugar, encontramos un restaurante donde comí las famosas "arepas" y el café del bosque, ambientado dentro de un tren antiguo (imperdibles los jugos naturales, especialmente el de mango y guanábana). A metros del Jardín Botánico visité también Parque explora, un lugar ideal para el esparcimiento y conocimiento, cuenta con acuario y serpentario.
A 70 kilómetros de la ciudad hay una excursión que no puedes perderte, "la piedra del Peñol", un monolito de 220 metros de altura, compuesto por cuarzo, mica y feldespato. Cuenta con una escalera interna de 740 escalones. Una vez en la cima encontré un mirador, disfruté el hermoso paisaje y recobré fuerzas almorzando en uno de los tantos restaurantes que allí se encuentran.
A unos minutos de allí está el pueblo de Guatapé, un lugar muy tranquilo y maravilloso que invita a los viajeros a recorrer sus calles y observar sus casitas coloridas, adornadas por zócalos que cuentan las historias del pueblo y su gente.
Además de sus bellezas naturales, Medellín (y todo Colombia) tienen su fama, bien ganada, por su delicioso café. Inolvidable fue realizar el tour a las haciendas cafeteras donde me enseñaron todo el proceso de cultivo y tostado, además de contemplar sus increíbles paisajes y probar el mejor café del mundo.
No podemos olvidarnos de las noches de Medellín, donde encontramos muchas opciones de entretenimiento. Yo elegí conocer "Parque Lleras", ubicado en el exclusivo barrio El Poblado, un lugar con gran variedad de discotecas, restaurantes y cafés, preferidas por los locales y turistas que quieren disfrutar de la rumba paisa.
En pocos días de estadía descubrí una ciudad maravillosa, que crece y florece; con gente que posee una energía muy linda y tienen algo en común: tratar muy bien al turista. Colombianos que aman su tierra y hacen todo para que nos enamoremos de ella. Un lugar que lo tiene todo: callecitas coloniales, edificios monumentales, shopping enormes y pueblitos hermosos. La noche habla por sí sola, al ritmo de la salsa, y con sus paisajes luminosos.
¡Un lugar donde es fácil ser feliz!