Nada es del todo bueno, malo o ideal, sino a la medida de cada quien, y ni hablar si se trata de sexualidad y pareja. Como sostiene el dicho “cada maestrito con su librito”, y en este caso, “cada parejita con su sistema”.
Un pensamiento aplicable en tiempos en donde (valga la redundancia) el tiempo propio es cada vez más escaso, y el ocio o placer casi se convierte en un lujo... Y en la mitad de una agenda nutrida de obligaciones, trabajos, crianza y responsabilidades (y como una manera de no descuidar la intimidad de la pareja) también el sexo es “agendable”.
Según un estudio reciente realizado por la Universidad de Toronto, se demostró que la planificación puede ser la verdadera “fuente de la felicidad conyugal”. Y aunque se suele pensar que programar el sexo “mataría la pasión”, al parecer no es cierto.
Muy por el contrario, ayudaría a que cada vez haya más ganas de tener encuentros sexuales y combatir la rutina, la apatía y la frustración.
“Lo que se escucha mucho en consulta es la falta de tiempo, momento y ganas, entonces cuando termina el día se priorizan ante todo las necesidades básicas: dormir, alimentarse y por último, si se puede y da, tener relaciones”, apunta el sexólogo y psicólogo Germán Gregorio Morassutti.
Desde su mirada, poder consensuar en pareja un momento y día determinado es fundamental para que la conexión sexual no deje de estar.
Un argumento que muchos matrimonios y parejas con (o sin hijos)viven como válido, a raíz de los horarios y ocupaciones diversas.
"Fue la solución"
Juan Pablo, de 43 años, lleva 10 de casado con Vanina, y tienen dos pequeños en edad escolar. “En nuestro caso poder pautar los encuentros, y coordinar determinados días para estar un par de horas solos fue la solución, ya que si bien al principio todo iba de maravillas, mi trabajo, el de mi mujer, y la venida de los chicos terminó por conspirar para que nos convirtiéramos más en compañeros de cuarto (en el caso de poder dormir en el mismo), que en una pareja. Todo implica una labor de equipo, de hablar, de quedar de acuerdo.... Para mí pautar el sexo fue fundamental a la hora de renovar las ganas, el deseo y la pasión”.
Esta mirada superadora de las demandas de los nuevos tiempos, tampoco implica el obligarse a tener relaciones con la pareja cuando no se tienen ganas, o deseos... Se trata más bien de hablar el tema y quedar de acuerdo respecto al cuándo.
“En la actualidad es fundamental pautar con la pareja el momento, ya que la ‘espontaneidad’, ‘frecuencia’ o ‘ganas permanentes’ que vemos en las películas es un mito. El quedar de acuerdo y comunicarse para encontrar el día, horario y espacio para disfrutarse es algo real, que potencia a la pareja y su encuentro”, dice el especialista.
El momento para reencontrarse y hallar el espacio para un encuentro sexual placentero es definitivamente posible. Se trata de un momento de a dos para mimarse, y dejar de lado el ritmo cotidiano haciendo lugar en la cama a la intimidad.
"Cada vez nos veíamos menos"
Yanina es docente, tiene 36 años, y aunque no tiene hijos aún tiene más de un trabajo, mientras que su marido Héctor es viajante. “Eso nos jugaba en contra, ya que cada vez nos veíamos menos, y cuando lo hacíamos estábamos cansados. De ahí que las ganas empezaron a irse y directamente terminamos por no tocarnos. Parecíamos amigos distantes... Hasta que un día (y con una crisis que se veía venir) le propuse ir a un sexólogo, quien nos animó no sólo a agendar encuentros, sino que nos alentó a dar rienda a nuestras fantasías y deseos, incluso vía on line cuando estuviésemos lejos. El cambio fue notorio y excitante”.
Preparar el encuentro de una manera especial para cada uno, buscar las fantasías o detalles que potencien el encuentro con la pareja, resulta positivo y definitivamente enriquecedor al haber pautado, hablado, y acordado lo que se necesita y desea junto al otro.