Cuando uno menciona la palabra remo, indefectiblemente lo asocia al Club Mendoza de Regatas y a un puñado de apellidos que marcaron una época. Pero principalmente a los responsables de que el deporte se popularice: Sicilia, Conte y Urbano.
Horacio fue uno de los más laureados de este deporte y estuvo más de una década en el alto rendimiento. Participó por primera vez en un Juego Olímpico en Atlanta 1996 tras el Preolímpico de Brasil y después de haber tenido una buena participación en los Panamericanos de Mar del Plata.
Un año después, se quedó con el Huarpe tras una temporada que calificó como muy buena y en la que hizo una gira por Europa. “Ese periplo, me sirvió para codearme nuevamente con el remo de primer nivel y lograr buenos resultados junto al equipo nacional. Ganamos el ocho libre.
Luego, en Italia corrí el cuádruple e hicimos podio. En ese país competimos frente a quienes son potencias del remo mundial. Tengo que recalcar que es la primera vez que participé en regatas en el Viejo Continente y el balance lo puedo considerar espléndido", le contaba en ese momento a Los Andes.
Avisaba allí que su idea era hacer dupla con Francisco Pffap, quien se vino a vivir a Mendoza para formar una pareja muy exitosa.
Formando parte de varios grupos, Horacio siguió ganando medallas. Se recuerda su postura inflexible cuando en el 2000 los remeros se pelearon con la dirigencia de Regatas y dieron un portazo. Se fueron a entrenar a Godoy Cruz Antonio Tomba.
Multi medallista a nivel internacional, en el 2007 fue el último deportista mendocino en ganar la Cruz al Mérito que entregaba el Círculo de Periodistas Deportivos al mejor de la temporada. Consiguió ese año una medalla de oro y una de bronce en los Panamericanos de Río de Janeiro. Aquella competencia quedó retratada en una película porque en el equipo estadounidense (derrotado por los argentinos por apretadísimas 12 centésimas) estaban los mellizos Winklevoss, quienes fueron los cerebros de Facebook.
