Cinco refuerzos, multiplicidad de jugadores nacidos en la cantera azul y un técnico serio le pegaron una patada a ese tablero que habla de grandes contrataciones para enhebrar campañas futboleras digna de la memoria popular. Que el final haya sido antes de lo deseado no significa que el proceso carezca de éxitos. Independiente Rivadavia cayó de pie en la serie de semifinal ante Sarmiento de Junín, un equipo con oficio y que había perdido el primer ascenso por muy poco y que supo explotar sus virtudes en momentos claves.
La Lepra empujó los límites cuando muchos soñaban solo con esquivar el descenso. Sin embargo, desde el convencimiento de Gabriel Gómez para con sus jugadores, surgió un plus que terminó dando forma a la mejor campaña deportiva en la categoría. Los Castro, los Marín y los Asenjo corrieron por cada hincha que acompañó la aventura. Y hubo capítulos memorables como la serie frente a Nueva Chicago, donde sobraron goles y abrazos.
Por eso no hubo reproches desde las tribunas. Reconocer las limitaciones propias hablan de un síntoma de madurez que parece haberse posado sobre Avenida Las Tipas. Bienvenido sea.
Ahora se verá la capacidad de gestión de una dirigencia que supo cambiar reproches por aplausos. Nada de billeteras gordas y derroche innecesario; hubo sabiduría para saber elegir técnico y jugadores.
Es tiempo del balance mesurado, del repaso desprovisto de emociones para obtener sentencias firmes y, sobre todo, duraderas. Ignacio Berrios, así como la CD que lo acompaña, reconoce los méritos del cuerpo técnico y tiene decidido su continuidad. En la previa del encuentro, en plena concentración azul, se los vio muy cerca y charlando animadamente.
A un par de pasos de la hazaña, sostener el rumbo, acompañando el crecimiento del semillero azul y la continuidad de Gómez, parece lo aconsejado. Seriedad y paciencia son virtudes que caminan de la mano en el Parque. Es una grata noticia.