No quiero crecer, no me interesa tomar responsabilidades y sin compromisos me siento de maravilla. Estas y algunas otras frases son pronunciadas por aquellos que padecen el síndrome de Peter Pan.
Se trata de personas que tienen activo el niño eterno y aunque los años sigan pasando, prefieren seguir anclados en el mismo lugar.
Si bien este síndrome no se encuentra reconocido en el DSM (manual diagnóstico de los trastornos mentales), fue descripto por primera vez en la década del 80 por el psicólogo Dan Kiley.
Y toma conocimiento con la película de dibujos animados donde el protagonista vuela continuamente buscando aventuras, pero se siente incapaz de detener su vuelo y conseguir una estabilidad en la vida real.
"El síndrome de Peter Pan suele estar asociado a personas con características de personalidad narcisista y de inmadurez, presentan dificultades para adaptarse al mundo de los adultos y manifiestan un comportamiento menor al esperado para su edad. Tal como se piensa la psicopatología actualmente, este concepto debe ser entendido en una dimensión. No necesariamente tiene que ser problemático poseer comportamientos de una persona menor, el problema radica en no poder adaptar nuestra conducta al contexto en el que nos encontramos" , explica el Psicólogo Gabriel Genise,Especialista en Terapia Cognitiva.
Por otro lado, la mayoría de los estudios sostienen que este síndrome es frecuente en casos en los que no ha existido un aporte afectivo estable, la educación ha sido demasiado permisiva o hubo déficit escolar.
La sobreprotección materna así como la permisividad excesiva también es un factor no menor que afecta tanto a hombres como mujeres, porque si bien son mas los casos que aparecen en hombres, las mujeres también puede padecerlo.
¿ Y qué papel juega el síndrome de Wendy?
Otro personaje que acompaña a Peter Pan es la famosa Wendy, que en la vida real sería quien no deja crecer, tiene miedo al rechazo y establece una relación de co dependencia destinada al fracaso.
En la historia de Peter Pan está Wendy, quien acepta ser su mamá sustituta, mima y sobreprotege a Peter. En la vida real, por ejemplo, aparece una madre que le hace los deberes a su hijo, ordena sus cosas y realiza todo lo que él es capaz de hacer. De esta manera, puede perjudicarlo a futuro.
Algunas características para identificarlo:
-Inmadurez y falta de compromiso (laboral, afectivo, etc) en personas de más de 30 años de edad.
-Constantes llamados de atención y actitud similar a la de un adolescente
- El único esfuerzo es para sí mismo, poco le importa lo que le ocurre a los demás, incluso a su círculo más íntimo.
- Siente constante insatisfacción y desea tenerlo todo pero sin que suponga ningún esfuerzo para conseguirlo.
- Pretenden que los demás hagan todo por él o ella.
- Cuando le dicen que debe crecer y madurar se excusa o evade la pregunta.
- Tendencia a la ley del mínimo esfuerzo.
Soluciones posibles
En este cuadro de situación ¿Cuál es la solución?
“Cuando nos llegan pacientes de estas características, el motivo de consulta se relaciona con el padecimiento por sentir el paso del tiempo. Al no encontrarse reconocido por el DSM, este síndrome no posee un tratamiento psicoterapéutico específico, muy probablemente el tratamiento se encuentre orientado a acompañar al paciente en el doloroso camino de la aceptación del paso del tiempo ", indica el Psicólogo Genise.
Lo cierto es que como en general las personas que lo padecen no sienten que esto sea un problema o no lo reconocen, se puede realizar la terapia de inmersión, en donde se le da alguna responsabilidad para que la realice casi de manera forzada con el objeto de que sea posible ver el cambio.
También se sugiere una terapia en la que el individuo se centre en los problemas reales que tiene y aprenda lo básico, acerca de cómo enfrentarse a los obstáculos de la vida.