"Es un sueño muy lindo lo que estamos viviendo con estos jugadores". Con estas precisas palabras, Gabriel Gómez, DT de la Lepra, abandonaba el estadio República Mataderos y se subía al ómnibus que trasladó al plantel Azul hasta Aeroparque. Y ese sueño es compartido con miles de simpatizantes. Una ilusión que se fue construyendo desde el día de su nacimiento: 24 de enero de 1913. Desde que el Azul del Parque juega la B Nacional (en total ha disputado 13 temporadas), nunca había realizado una campaña semejante. Tras eliminar a Nueva Chicago, accedió a las semifinales del Reducido por el segundo ascenso a la Primera Nacional. Histórico.
Sólo cuatro partidos separan al equipo Leproso de la máxima categoría. Sobran motivos para soñar y pensar en grande. Porque este equipo fue de menor a mayor durante la temporada. Es verdad que arrancó el certamen sin complicaciones con el promedio del descenso (comparado a otros años). Pero, con el correr de los partidos, cambió la palabra "permanencia" por la de "ascenso". Sin embargo, el el objetivo de entrar al Reducido estuvo en peligro. Independiente estuvo 6 fechas sin cantar victoria (2 derrotas y 4 empates). Justo en Matadores, donde acaba de escribir en capítulo de oro de su rica y amplia historia, arrancó esta versión de un equipo "demoledor". Queno le teme a nada ni a nadie. Margen mínimo para sus debilidades y fortalece al máximo sus virtudes. Fue empate con Chicago 2-2 y ahí nació esta racha positiva de 6 juegos sin derrotas con 3 triunfos y 2 empates más. Sufrió. En la última fecha, Rafaela lo golpeó en el minuto 49 del complemento. Pero, apareció Navas, apuesta más que satisfactoria de Gómez y con un tanto de cabeza hizo explotar la Catedral. Sumó un punto de oro. El que lo metió al reducido por la puerta grande. El rival era durísimo: Nueva Chicago. En las apuestas, el Azul estaba 9-1 abajo, y más teniendo en cuenta que el Torito tenía ventaja deportiva. Sin embargo, Independiente mostró su mejor versión. Un equipo de "guerreros", "luchadores" y con el máximo anhelo que tiene todo deportista: con hambre de gloria.
Por esta razón, la entrega y la solidaridad de este plantel es admirable. Así fue siempre. Pero, ahora, se le suma un volumen de juego de alto vuelo. Una dupla de delanteros infernal: Asenjo-Castro. Un medio campo que entiende el juego a la perfección: muerde cuando el juego lo pide y controla el ritmo en el momento exacto. Un equipo con sentido de pertenencia único. Jugadores que sienten lo mismo que el hincha. Sobran motivos para soñar en grande.