El 12 de mayo de 2022, la elefanta asiática Guillermina supo, al fin, lo que era la libertad. O, al menos, lo más parecido a la libertad que llegará a conocer en su vida. Porque ese día, después de 5 jornadas de viaje y más de 3.600 kilómetros, Guille llegó al Santuario Global de Elefantes de Mato Grosso (Brasil).
Nacida en cautiverio en el entonces Zoológico de Mendoza -luego reconvertido a Ecoparque, y donde vivió gran parte de su vida-, hace poco más de 2 años que Guillermina deambula por el predio reservado a elefantas hembras asiáticas del santuario. Y comparte su día a día con otras 4 elefantas (Maia, Bambi, Rana y Lady) que han llegado a la reserva también, un espacio que se asemeja mucho a su hábitat natural.
El recinto de piedra y concreto donde vivió durante casi 24 años, y este entorno natural de la selva brasileña son los únicos dos que ha conocido la elefanta, quien ya cumplió 26 años. Y, por supuesto, su vida ha cambiado drásticamente (y para bien) en los últimos dos años.
Las fotos que comparan el antes y el después de Guillermina -quien debió sobreponerse a la muerte de su madre, Pocha, mientras las dos ya estaban en Mato Grosso- hablan por sí solas al intentar graficar cómo cambió la calidad de vida de Guille. Así como también cómo evolucionó su estado y su apariencia.
VOLVER A VIVIR: ASÍ ESTÁ HOY LA ELEFANTA GUILLERMINA, A DOS AÑOS DE SU LLEGADA AL SANTUARIO DE BRASIL
Desde el 8 de octubre de 2022 que Guille se acostumbró a vivir sin la compañía de quien, durante más de 24 años, fue su inseparable par: su mamá, Pocha. Juntas viajaron entre el 7 y el 12 de mayo de 2022 por las rutas argentinas, tras abandonar el Ecoparque de Mendoza con destino al Santuario Global de Elefantes. Fue como parte de una caravana de camiones que, cumpliendo todos los protocolos, atravesó Argentina de oeste a este para cruzar a Brasil y llegar a Mato Grosso.
Aún antes de llegar a Brasil, Guille y Pocha ya gozaban de fama nacional y hasta mundial. Porque en cada pueblo de Argentina por el que pasó la caravana las recibieron con saludos y aplausos en las calles. Y porque la tan esperada llegada al espacio protegido fue seguida en el mundo entero a través de las cámaras de seguridad del lugar, tanto como cualquier reality show de esos que abundan en el prime time televisivo.
Hace unos días, a través de una publicación compartida en la cuenta de Instagram oficial del Santuario de Elefantes de Brasil (@sanctuary4elephants), se pudo apreciar una foto actual de Guillermina. Y la evolución, en especial si se la compara con una foto de 2022 -apenas llegó y aún arrastrando tantos años de flagelo en cautiverio-, es realmente notable.
Ya el año pasado, también vía Instagram, se había hecho una comparación entre “La Guille 2022″ y la versión renovada de un año después. Por lo que ahora, en la presentación de la “edición 2024″, el cambio -para bien- es mucho más evidente aún.
LA TIERNA FOTO DE GUILLERMINA RECIÉN NACIDA, HACE 26 AÑOS
El 19 de noviembre pasado, Guillermina cumplió 26 años. Fue su primer cumpleaños sin Pocha, aunque compartió su día con las otras “inquilinas” del área de hembras asiáticas del Santuario de Elefantes.
En las últimas horas, en las redes justamente del espacio protegido compartieron una tierna foto de Guillermina, cuando apenas tenía unos días de vida, y donde se la ve junto a su madre Pocha y a uno de los cuidadores del, por entonces, Zoológico de Mendoza.
“Guille es la única elefanta del Santuario de Elefantes de Brasil que tiene su cumpleaños documentado. 19 de noviembre de 1998″, describe la foto donde se ve a la pequeña elefantita recién nacida en su antiguo recinto de piedra. “Bebé Guille y mami Pocha”, se agrega en la publicación, junto al emoji de un corazoncito.
Cuando llegaron a Mato Grosso, Guille y Pocha habían sido diagnosticadas como “clínicamente obesas”. Desde entonces, no solo pudieron disfrutar de ciertos placeres inéditos para ellas -como rascarse el cuerpo a sí mismas con troncos o darse baños de barro-, sino que -además- ganaron movilidad con la posibilidad de y ejercitarse. Y hasta el estado de su piel mejoró notablemente.
Ya huérfana, Guille se adaptó a la manada, así como también disfruta de una dieta y de un hábitat naturales, por lo que puede pastar alimentos saludables y tiene diferentes tipos de tierra para recorrer.