Durante la jornada del pasado domingo falleció a los 72 años el artista plástico Ernesto Bertani, conocido como el “Ilusionista de Ituzaingó”, tras no poder superar las secuelas de un accidente cerebro vascular que había sufrido hace dos meses.
El artista recibió varios reconocimientos entre los que se destacan el Gran Premio de Honor Salón Nacional, en 2002; el Gran Premio Salón Nacional del Dibujo, en 1994 y 1992, y el Premio Casa de las Américas, en La Habana, en 1984.
El artista plástico nacido el 3 de febrero de 1949 en el barrio porteño de Villa Devoto había sido internado dos meses atrás por un accidente cerebrovascular. Sus obras forman parte de la colección del Museo Sívori y del Palais de Glace, así como también de colecciones privadas de políticos, periodistas y escritores de Argentina y del mundo.
La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, una de las que posee obras de Bertani, desde sus redes sociales se despidió del artista: “Ante el fallecimiento del reconocido artista plástico Ernesto Bertani, quiero expresar mis condolencias a su esposa, a su familia y amigos”.
Este artista plástico vivía y trabajaba en Parque Leloir, Ituzaingó, Provincia de Buenos Aires. Era considerado por la crítica como un pintor urbano porque en sus obras está el pulso de las grandes ciudades. Destacaba en el uso del aerógrafo y era considerado el “Ilusionista de Ituzaingó”.
Era el segundo hijo de una típica familia de clase media. El padre, kinesiólogo, tenía el consultorio en la casa familiar. Por las tardes, el living se convertía en la sala de espera y la madre, en secretaria asistente. “Desde muy chicos, mi hermano y yo fuimos alentados para hacer lo que quisiéramos. Tuvimos toda la libertad imaginable?”, relataba Bertani.
Su tía Bertha Rioboo, pintora y galerista, lo llevaba a visitar exposiciones de arte y junto a ella, viéndola pintar los fines de semana, descubrió que él también podía ser pintor. Cursó dos años de la carrera de Arquitectura.
Autodidacta hasta los 24 años, luego estudió escultura con el maestro Leonardo Rodríguez y, buscando dar color a sus yesos, en 1975 comenzó a retomar clases con el pintor Víctor Chab que le dio el estímulo que necesitaba para dedicarse a la pintura.
Antes de poder vivir de su obra ejerció varios oficios: vendió polenta, fabricó velas artesanales, y tuvo una pequeña empresa dedicada al diseño y la confección de muñecos y ropa infantil, y en 1975 fue víctima del Rodrigazo, la gran devaluación del peso argentino durante la gestión de Isabel de Perón. Decidió ante la crisis dedicarse a la pintura.
El pincel de Bertani
En la producción de Bertani se distingue gran influencia de Matisse, por sus personajes realizando actividades diarias y sociales, con marcada musculación y bien contorneados; se evidencia la relación con el fondo de las obras, pintados a modo de telas de tapicería. Para la crítica especializada su obra puede interpretarse como una larga reflexión sobre la identidad y la crisis de los valores. Nunca abandona el humor en su mensaje satírico de nuestro mundo contemporáneo.
Los temas constantes de su obra son la realidad y la apariencia, el amor, el sexo, el poder, la corrupción, las convenciones sociales y la identidad nacional, tópicos que fue articulando en series, mostrando una capacidad creativa pocas veces vista en nuestro arte.
En 1976, expuso por primera vez sus obras en la Galería Lirolay, de Buenos Aires. Presentó allí dibujos de las series “Censura”, “Suicidas” y “Gangsters”, con imágenes en blanco y negro que revelaban las circunstancias de Argentina que atravesaba la dictadura militar: las prohibiciones, el autoritarismo, y la represión. Estas fueron luego pintadas al óleo, material que abandonó en el año 1980, cambiándolo por el acrílico.
Expuso en Argentina, pero también en países como Francia, Italia, Estados Unidos, Brasil, México, Perú, Venezuela, Cuba y Colombia. Entre los galardones que recibió se cuentan el Gran Premio de Honor Salón Nacional, el Gran Premio Salón Nacional del Dibujo y el Premio Casa de las Américas en La Habana.
También el Ministerio de Cultura de la Nación despidió en sus redes al artista: “Fue un pintor y escultor con estilo propio. Recibió varios reconocimientos a lo largo de su carrera y su obra integra la colección de museos públicos de nuestro país como el Museo Sívori y el Palais de Glace”, mientras que por su parte, el intendente de Ituizaingó, Alberto Descalzo, escribió: “Con profundo dolor, nos toca despedir a Ernesto Bertani, inmenso artista, talentoso, amable y generoso. Mis condolencias a su familia y amigos en este difícil momento.Hasta siempre, Ernesto”.