El accidente cerebro vascular, más conocido como ACV, es una enfermedad que puede cambiar la vida de una persona en pocos minutos, puede dejar discapacidad, o incluso robársela. Aparece de manera repentina y de la inmediatez con la que el paciente reciba atención médica depende su evolución. Según el caso, pueden quedar secuelas o no.
La situación que atraviesa el senador provincial Alejandro Bermejo, lo puso en agenda nuevamente. Permanece internado desde el lunes en terapia intensiva de la Clínica de Cuyo tras sufrir un evento de este tipo. El hecho causó más impacto y trascendencia debido a que estaba por ingresar a la Legislatura para participar de la Asamblea Legislativa. Según la última información disponible al cierre de esta nota, su estado es crítico, había presentado cierto desmejoramiento el lunes por la noche ante lo cual fue intervenido quirúrgicamente para estabilizarlo.
En su caso se trata de un ACV hemorrágico, uno de los dos tipos que existen.
Lo primero que hay que saber es que se trata de una enfermedad aguda que ocurre cuando se afecta el flujo sanguíneo en una parte del cerebro, debido a que se tapa o rompe una arteria del cerebro. Esa parte que queda con mala o nula irrigación es la que resulta afectada, por lo que se señala que mientras más tiempo pase en recibirse atención, más cerebro “se pierde”. Es la segunda causa de muerte en el mundo y la primera de discapacidad.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 6 personas tendrá un ACV en su vida mientras que el riesgo de recurrencia del evento alcanza un 18% a los 4 años del primero. Por otra parte, Según la Organización Mundial de Stroke (ACV) un tercio de los afectados muere por esta causa mientras que otro tercio queda con discapacidad permanente.
En Argentina, 88% de los ACV son provocados por hipertensión, el principal factor de riesgo. Esto implica que está presente en 9 de cada 10 casos. Así lo reveló el Estudio Epidemiológico Poblacional sobre Accidentes Cerebrovasculares (EstEPA), único en su tipo en Latinoamérica. El trabajo concluyó que se producen aproximadamente 120 nuevos ACV cada 100.000 habitantes por año en el país y que es la tercera causa de muerte en Argentina.
Pero además demostró cuánto inciden la apnea obstructiva del sueño (51% de los pacientes las tenían) y la dislipidemia, niveles elevados de colesterol (46%).
Rápida respuesta
Hay dos tipos de accidente cerebrovascular: isquémico y hemorrágico. El primer tipo es el más frecuente y ocurre cuando coágulos de sangre u otras partículas obstruyen los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro. El tipo hemorrágico, se presenta cuando una arteria del cerebro tiene una pérdida de sangre o se rompe (se abre).
Las consecuencias dependen en gran medida de qué tan rápido se reciba atención, el gran desafío al respecto. En el caso del senador, fue llevado rápidamente a la clínica; sin embargo, esto no siempre sucede y menos en zonas alejadas.
“El tiempo es músculo (que se pierde) porque mientras más tiempo está obstruido mayor es la estructura que se compromete y en este caso, es mayor el sangrado”, destacó el cardiólogo intervencionista, Diego Guzanti a Los Andes. Suele suceder que se menosprecian los síntomas y se consultan tarde.
El médico explicó que el tipo hemorrágico es menos frecuente: “Es secundario a la ruptura de capilares a nivel cerebral, cuando hay presión elevada y en personas con cierta predisposición”. Detalló que la gravedad depende del territorio donde se produzca el sangrado y qué estructuras comprometa.
Señaló que ante los síntomas, la primera estrategia es la internación y la tomografía de cerebro para ver si se observa sangrado. Si existe, se hace el diagnóstico de ACV hemorrágico, según la situación se hace un cateterismo cerebral y si eso no es suficiente, porque el sangrado es mucho, se hace una descompresión quirúrgica.
En general, los especialistas hablan de un periodo de ventana de 4,5 horas durante el cual- y cuanto antes mejor- el paciente debería recibir tratamiento para atenuar las consecuencias que pueden quitarle capacidad de caminar, hablar, tragar e incluso cobrarse su vida.
Prevención y síntomas
Entre los síntomas de un ACV se cuentan:
- Debilidad de un lado del rostro
- Pérdida de la movilidad o sensibilidad de un brazo y/o pierna
- Repentina dificultad en el habla y la comprensión
- Fuerte y repentino dolor de cabeza
- Mareos y pérdida de equilibrio
- Problemas de visión
Hay ciertos recaudos que pueden tomarse para atenuar las chances de tener un evento, sobre todo con controles periódicos. Guzzanti señaló como fundamental conocer si se tiene presión arterial elevada y controlarla. También se debe controlar el colesterol, la glucemia, el peso corporal, realizar ejercicio de manera moderada, evitar el tabaquismo y tener una dieta equilibrada rica en frutas y verduras.