El periodista y dramaturgo Alberto Atienza, fallecido ayer a la edad de 77 años, tuvo una gran trayectoria en diversos medios de difusión de la provincia, cultor de un estilo muy particular, incisivo y ácido.
Sus crónicas han quedado plasmadas en decenas de ediciones del desaparecido matutino El Andino, donde condujo durante toda la trayectoria de ese medio la sección Policiales, haciendo equipo con otro pintoresco cronista de la época, César Spedaletti.
Quizás la tenacidad que tenía para conseguir los datos que alimentaban las crónicas del submundo del delito, le valieron el sobrenombre de “Perro”.
Pero sus objetivos también tenían que ver con la férrea defensa de los derechos humanos y el combate a los excesos, especialmente los abusos policiales.
Antes de trabajar en el vespertino que cerró a comienzos del ’80, ingresó a Los Andes hacia 1967 por el procedimiento, no tan habitual, de rendir un examen que corrigió el entonces secretario de Redacción y luego subdirector del matutino, Antonio Di Benedetto, y fue así que pasó a desempeñarse en la sección Artes y Espectáculos, que conducía el autor de “Zama”. Con los años, el cronista al que despedimos y Di Benedetto fueron encarcelados por los militares en 1976 y compartieron el encierro en el Liceo Militar y la Penitenciaría Provincial. Atienza, más curtido en trances difíciles, apoyó a su maestro en la traumática reclusión.
Gran contador y narrador, Alberto recordaría con los años esa amarga época con naturalidad y resignación. Durante el “Proceso” no se le permitió ejercer el periodismo y se las rebuscó como remisero y en negocios gastronómicos. Recién en 1982 volvió a las redacciones al ser llamado al ex diario Mendoza. Después se desempeñó en otros medios, como diario Uno, radio Nihuil, y sus últimas colaboraciones fueron en la revista Diálogo. En enero de este año escribió una carta en nuestro diario, que tituló Poesía de regalo, referida al poeta y escritor Roberto Juarroz, al que había tratado en otro tramo de su vida
Como dramaturgo obtuvo el primer premio del Certamen Vendimia con la obra Profesor Doctor Alvar Núñez Cabeza de Vaca y la primera mención con otro escrito, La Plaza Independencia.
Dirigió sus obras “El gran narrador” en Mendoza y “As de bastos”, ópera rock, en Buenos Aires. Sus cuentos fueron publicados por Ediciones Culturales de Mendoza. Hace unos meses estaba terminando una novela.
Estuvo casado con la colega Liliana Valverde, quien falleció en abril de este año, un duro impacto para un Alberto ya con su salud muy quebrantada por complicaciones de corazón y respiratorias. Juntos tuvieron dos hijos: Julia y Santiago. De un primer matrimonio nacieron otros tres descendientes.
Fue inspirador de muchos cronistas policiales y un maestro para nuevas camadas de hombres y mujeres de prensa.