Las enfermedades respiratorias son una de las principales causas de enfermedad en el mundo y tienen consecuencias en el plano económico, además de aquellas que son más perceptibles para las personas, que tienen que ver con su salud.
El asunto es que muchas aristas de ese costo económico parecen invisibilizadas, mientras que los especialistas advierten que es necesario tomar medidas para prevenir su impacto en términos de vidas.
Estas enfermedades, demandan un fuerte esfuerzo al sistema de salud y una de las cuestiones que lo ponen en evidencia es la necesidad de reconvertir camas hospitalarias durante la temporada de mayor circulación, el invierno. Pero además, hay otros costos para el sistema, mientras que también tienen impacto económico para la personas y sus familias, así como para las empresas y la administración.
Sobre el asunto advirtió la doctora e investigadora María Luisa Ávila Agüero, médica pediatra infectóloga, oriunda de Costa Rica y presidenta de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, en su visita a Argentina.
Explicó que las enfermedades respiratorias bajas, que afectan pulmones y vías respiratorias inferiores, son las que causan más problemas y cuadros graves. La especialistas manifestó la advertencia respecto de la necesidad de tomar medidas por las consecuencias y el impacto que estos cuadros tienen para los países y las personas.
La médica mostró que Argentina es uno de los países con mayor carga económica por enfermedad respiratoria de América.
Las enfermedades respiratorias son causadas principalmente por virus y bacterias. La neumonía es una de las de mayor impacto ya que puede requerir internación. Según datos de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, es la principal causa de muerte por infección en el mundo.
Otra de ellas es la bronquiolitis, que afecta mayormente a niños pequeños e incluso pone en riesgo su vida.
Pero aunque en general ocasionan menos cuadros graves, no puede soslayarse el impacto de la gripe o el Covid.
La especialista advirtió sobre la necesidad de tomar conciencia y medidas para reducir su impacto sobre la vida de las personas, los sistemas de salud y el aspecto económico. Mencionó que a nivel global hay variables que pueden favorecer su circulación y pueden agravar el escenario.
Por un lado, factores ambientales y de cambio climático que pueden afectar la propagación y la gravedad de las infecciones respiratorias. Por otra parte, se refirió a la emergencia de nuevos patógenos, punto en el cual puso como ejemplo la experiencia reciente con el virus Sars- CoV-2.
“No estábamos preparados para una pandemia de Covid-19, sí de influenza, ahora sabemos que cualquier cosa puede pasar”, apuntó.
Dio como ejemplo de los cambios que se observan, que antes de la pandemia los rinovirus ocasionaban más que nada resfríos sin gravedad y luego de ésta han sido causa de hospitalizaciones.
“Es impresionante saber que hoy con tantos desarrollos sigue muriendo gente de enfermedades respiratorias”, agregó para fortalecer el concepto de que se deben realizar acciones.
Carga económica
La respuesta ante estos cuadros tiene costos directos inherentes a los servicios de salud. Esto implica la atención, lo que involucra profesionales de distintas ramas y no profesionales y recursos de diversa índole como medicación y métodos de diagnóstico. Pero además disponibilidad de camas.
El pico de la demanda lleva a los efectores a generar estrategias para adaptar la respuesta, como redireccionar recursos y reasignar camas. Esto último a veces implica apelar a unidades de otros servicios, y de ser necesario, reprogramar cirugías, entre otras cosas.
Por otra parte, hay una cultura de asistir directamente a las guardias de los hospitales de mayor complejidad para una primera consulta, en vez de pasar primero por la atención primaria. Esto, tal cual advirtió el neumonólogo Luis Parra, tiene también impacto en los costos. “Muchas pueden ser resueltas en el primer nivel de atención, que serían los centros de atención primaria de la salud, y no usar un centro de tercer nivel de atención como el hospital Notti, por ejemplo, un paciente con una laringitis, con una faringitis, o con un cuadro de broncoespasmo leve se puede resolver en el primer nivel, y el costo de la consulta de tercer nivel de atención, difiere ampliamente del costo de la consulta en el primer nivel de atención”, explicó.
Ávila Agüero remarcó que estos costos representan una pesada carga para los presupuestos de salud pública.
Consecuencias para las personas
Pero además, están los llamados costos indirectos, que no recaen directamente sobre el sistema de salud.
“Uno siempre piensa del hospital para adentro, cómo disminuir los costos en los pacientes internados, pero hay costos que son inherentes a la familia, que eso no lo tenemos en cuenta y se tiene que considerar de las paredes del hospital para afuera: alimentos, gastos en transporte, inclusive los días, las jornadas no laborables de los papás”, apuntó Parra.
Para las familias tienen impacto en términos de esfuerzo de cuidado y económico: acceder a medicamentos, diagnóstico, traslado y reducción del tiempo dedicado al trabajo, ya sea por indicación de aislamiento y reposo o para el cuidado de otros. En este punto, será más la afectación para cuentapropistas.
Por otra parte, la patología respiratoria puede implicar complicaciones. Por ejemplo, Ávila Aguero mencionó que la bronquiolitis, que afecta mayormente a niños pequeños, puede predisponer al desarrollo posterior de asma. En tanto, la especialista mencionó que muchas personas ingresan por enfermedades respiratorias y terminan con un infarto por la inflamación que se produce. Esto implica que después deben recuperarse de ambas cosas.
Se incluye en esto el costo que puede tener el cuidado a largo plazo y la rehabilitación de posibles secuelas.
Además de afectar el presentismo escolar, también tienen impacto para las empresas y la administración pública.
“Tiene un costo altísimo”, afirmó Diego Stortini, Vicepresidente de la Federación Económica de Mendoza (FEM). Esto en relación a la cobertura de la jornada laboral para los empleados que tienen parte por enfermedad. De todas formas, dijo que se trata de un derecho de los trabajadores mientras que no es algo que les preocupe en un contexto en el que hay otras cargas mucho más gravosas y complejas para el sector.
“En el entorno donde se hace más evidente el ausentismo por enfermedades respiratorias, normalmente es en la administración y en algún caso en entornos de sectores de industria, especialmente en donde se trabaja en lugares cerrados, es la realidad. Contrario a lo que uno puede pensar, que por ejemplo en las fincas o en lugares que la gente pasa un poco más de frío porque está al descubierto, en general nosotros por lo menos lo percibimos más dentro de las oficinas y dentro de lo que son quizás algunos galpones industriales o dentro de lugares cerrados, pero sí se nota, se notan mucho las enfermedades respiratorias”, explicó.
De todas formas aclaró que aunque podría suceder, no suele ser necesario contratar personal extra porque la época fuerte de respiratorias coincide con la temporada baja en Mendoza de actividades agropecuarias o agroindustriales, y en administración no es una estrategia usual.
Desde el Ministerio de Salud de Mendoza no pudieron ofrecer ayer información sobre este impacto.
Prevención
Los especialistas coinciden desde hace años en señalar la importancia de la prevención y cuán importante es el compromiso de la población en este sentido.
En cuanto a estrategias más de política pública, Ávila Aguero se refirió a la necesidad de lograr entornos saludables, reducir la polución y favorecer el acceso a las vacunas, como medidas preventivas macro.
Pero además, la doctora María Gabriela Ávalos, especializada en enfermedades infecciosas y vacunas, mencionó que la baja cobertura vacunal tiene que ver en gran medida con la falta de percepción de riesgo y la desinformación. Además, asoció a esta última la renuencia de algunos sectores a la vacunación, en lo cual consideró que mucho tiene que ver la información que brindan los médicos a sus pacientes.
Parra agregó: “A veces con la salud de los niños, los padres nos escatiman en suspender sus actividades, pero cuando se trata de uno mismo como adulto, quizás tratan de que ese fenómeno de reposo sea el más abreviado posible o que no exista”. El asunto es que tal cosa puede conllevar un periodo más extenso de recuperación e incluso la disminución de la enfermedad.
En relación a la prevención, el neumonólogo señaló que hay vacunas disponibles para niños que han dejado de colocarse como la del Covid-19 y la gripe, que es gratuita para los menores de dos años. “Muchos papás no concurren porque no es que no quieran, sino que están en desconocimiento”, afirmó.