“Cada vez más pacientes deben recurrir a la Justicia para acceder a la cirugía de la obesidad”, advirtió esta semana la Sociedad Argentina de Cirugía de la Obesidad (SACO).
Esto pese a que la cobertura de la cirugía bariátrica, para personas con obesidad, está establecida por ley. Por ello, bajo ciertos criterios, debe ser cubierta por las obras sociales y prepagas.
“Si bien existe en el país la Ley de Obesidad (26.396) que prevé la cobertura del tratamiento de esta enfermedad, obras sociales y prepagas suelen anteponer obstáculos que impiden o demoran la atención oportuna, poniendo en mayor riesgo la salud de las personas afectadas por esta patología”, advirtió la entidad.
“La cantidad de amparos que hay es significativa. En general, fallan a favor del paciente”, aseguró el doctor Felipe Eduardo Fiolo, director ejecutivo y coordinador del Comité de Asuntos Legales y Laborales de la SACO. “Al paciente lo avala la indicación médica y la Justicia -con la información que recibe del cuerpo médico- seguramente va a fallar a favor. Los pacientes tienen derecho a la atención. Deben apoyarse en sus equipos tratantes y reclamar ante la negativa por la vía que corresponda, siempre asesorados por sus médicos, que son quienes respaldarán la indicación y eventualmente tendrán que hacer alguna presentación a requerimiento del juzgado”, detalló el médico cirujano especialista en cirugía bariátrico-metabólica.
“Creíamos que con la Ley de Obesidad ya estaba garantizado el acceso al tratamiento, pero no obstante ello sigue habiendo trabas, sigue sin considerarse como una enfermedad importante, aunque limita la calidad y la expectativa de vida de los pacientes”, reflexionó.
Pese a esta advertencia que hizo la entidad a nivel nacional, en Mendoza esto no está teniendo demasiado impacto en el plano judicial, aunque sé existen las trabas.
El abogado Marcos González Landa, socio del estudio González Landa y Caloiro, dijo que antes de la ley llegaban muchos pacientes con necesidad de accionar ente la Justicia para lograr la cobertura, pero que desde que esto sucedió prácticamete no llegan.
“Acá no hay ya mucho litigio respecto a la cirugía bariátrica, hace un año y medio que presenté el último de una cirugía bariátrica y llevaba como dos años sin presentar ninguno, y nosotros metemos tres amparos por semana”, comentó.
Pero por otra parte, el cirujano Pablo Omelanczuk, reconocido referente provincial en el tema, dijo que está al tanto de que esta problemática se presenta en otras provincias, y que en Mendoza, si bien se presentan obstáculos, suelen resolverse antes de llegar a la Justicia.
Es que sucede que las obras sociales y prepagas se ajustan estrictamente a lo que dice la ley para evitar incumplirla, pero asimismo, son rigurosas en exigir que se cumplan los requisitos como una forma de filtrar a los beneficiarios. En ese marco, hay quienes por no poder demostrar el cumplimiento de los requisitos ven impedido y dilatdo el acceso a la intervención.
“He notado mayor exigencia por parte de las prestadoras, es decir, las obras sociales y prepagas, en cuanto a los requisitos para autorizar una cirugía”, afirmó el medico. Explicó que algo frecuente sucede con la exigencia de la norma de demostrar un año de tratamiento continuo a través de otras estrategias previas a la solicitud de la cirugía. Es común que una persona que llega con obesidad severa a solicitar la intervención ya haya hecho largos intentos por revertir su enfermedad, sin éxito, claro.
Exigencias
En ese sentido, Omelanczuk explicó que quizas algunos llevan una década en el proceso, pero con intervenciones que no siempre son continuas o de las cuales no tienen una constancia como muchas entidades exigen a rajatabla. “Esto incluye tratamiento con un equipo interdisciplinario, con psicólogo, con nutricionista, con un profesor de educación física antes de autorizar la cirugía”, enumeró.
“Eso hace que muchos pacientes no tengan todos esos requisitos porque muchos de ellos ya han perdido vigencia. Entonces al no autorizar la obra social recurren a la justicia”, señaló. Tambien dijo que les pasa que pese a haber hecho estos abordajes los pacientes se ven obligados a reinicarlos ante la necesidad de cumplir este requisito, que ademas solicita que haya sido los últimos doce meses.
“Un porcentaje mínimo o casi nadie de los pacientes con obesidad severa han llegado a ese peso sin haber intentado en algún momento algún tipo de dieta o tratamiento. Pero dado que se trata de una patología de carácter crónico, como cualquier otra patología crónica, muchas veces el paciente no tiene documentación de la cantidad de veces que ha ido al nutricionista o que ha intentado bajar de peso. Y el solicitarle que tenga un control mensual por distintos profesionales durante un año es lo que hace a veces engorrosa la autorización de la cirugía o donde se apoya muchas veces el sistema para denegarla”, explicó Fiolo.
Además refirió: “Tenemos que tener en cuenta que cuando un paciente tiene una obesidad mórbida o tiene ya enfermedades asociadas, decirle que esté un año más manteniendo un tratamiento médico que sabemos que en el 90% de los casos va a fracasar, es condenar a ese paciente a que siga padeciendo su enfermedad o que pueda sufrir complicaciones en ese periodo de tiempo, cuando está establecido y comprobado que la cirugía es una buena herramienta para lograr un descenso de peso importante en los pacientes, a un plazo relativamente corto”.
Otra de las situaciones que suelen presentarse, según relató, es que no todas las prestadoras cuentan con profesionales para esos tratamientos con convenios con ellas. Eso implica que gran parte de ese abordaje previo debe ser pagado particular por el usuario. He ahí otro impedimento, el económico, porque no todos podrán afrontar esas terapias de manera particular durante un año.
“Hay algunas obras sociales que son estrictas en esto y no autorizan la cirugía si el paciente no tiene un comprobante o una evaluación de un profesional que ha hecho este tratamiento durante un año y otras son un poco más flexibles y autorizan la cirugía aunque no haya cumplido todo este tiempo”, señaló el cirujano.
Deterioro de la salud por las dilaciones
Pero lo cierto es que, cuando una persona llega a esta instancia, su salud ya viene deteriorada, quizás con enfermedades asociadas y otros desórdenes. Por ello, tener que tomarse un año más, hace que durante ese lapso, su salud se deteriore más.
“La obesidad es una enfermedad crónica y la mayoría de los pacientes que vienen a la consulta para hospitalizarse son pacientes que tienen una obesidad mórbida, es decir, que tienen un grado de obesidad severa, que nosotros desde el punto de vista médico lo definimos con un índice de masa corporal por encima de 40; esos pacientes tienen mayor riesgo de vida y tienen mayor incidencia de enfermedades asociadas a la obesidad, como la diabetes, la hipertensión, el hígado graso, el sueño afectado, problemas osteoarticulares, es decir, que tienen un montón de patologías asociadas al sobrepeso”, especificó Omelanczuk.
En definitiva, cuando llegan a la etapa quirúrgica ya vienen cargando una condición de salud muy deteriorada. “Claro, el paciente que va a la cirugía es el paciente que ya ha intentado todo, por todos los medios y no ha tenido resultados para perder de peso”, afirmó.
Cambios
La SACO logró en agosto de 2022 la actualización del decreto reglamentario de la Ley de Obesidad (26.396). De este modo, “se consiguió disminuir el tiempo que se exigía a los pacientes de tratamiento médico previo (de dos años a un año), se amplió la edad de los pacientes candidatos (de 18 a 70 años), se incluyeron aquellos pacientes con un índice de masa corporal (IMC) de 35 o más (obesidad severa) con presencia de una enfermedad asociada a la obesidad, como la diabetes tipo 2 o hipertensión arterial o apnea/hipopnea obstructiva del sueño (SAHOS) o enfermedad articular con gran limitación funcional. En tanto que, si el índice de masa corporal es de 40, no es necesario tener ninguna comorbilidad para poder acceder a la cobertura”, puntualizó Fiolo.
Pero explican que los entes pagadores (obras sociales y prepagas) imponen ciertos requisitos y limitaciones a los afiliados para poder acceder a este procedimiento quirúrgico. “Muchas obras sociales se siguen rigiendo por el decreto reglamentario anterior y eso lo único que hace es ponerle más trabas a un paciente que de por sí está afectado en su salud por la obesidad”, explicó el profesional.
En ese sentido, la SACO hizo hincapié en que la obesidad “va a traer aparejadas enfermedades asociadas y esto bajo ningún punto de vista puede ser tomado como una cirugía estética o un tratamiento cosmético, sino que estamos tratando una patología como tantas otras que tratamos los cirujanos, junto al equipo de especialistas”.
En el plano de los beneficios de la intervención sobre la salud y la calidad de vida de las personas que tienen tal indicación, Omelanczuk destacó: “Está demostrado que la cirugía bariátrica es el tratamiento más efectivo para el control del peso, y no solo esto, sino para la mejoría de las enfermedades asociadas al sobrepeso, como es la diabetes, como es la hipertensión, los problemas osteoarticulares, los pacientes diabéticos sometidos a cirugía bariátrica disminuyen la medicación, mejoran la necesidad de insulina o se suprime la insulina, disminuyen las dosis de hipoglucemientes orales, incluso las dosis de hipertensivos. Un paciente que tiene apneas del sueño mejora, las disminuye y puede dormir mejor, mejora el estado anímico también, que es muy importante, y también la parte osteoarticular que le permite una mayor movilidad y poder caminar y hacer ejercicio”.
Cuántos pacientes necesitan cirugía bariátrica
La entidad estimó de acuerdo a sus datos estadísticos que menos del 0,5% de las personas que padecen obesidad mórbida (obesidad grado III) en la Argentina logra acceder a la cirugía bariátrico-metabólica pese a que en la actualidad es considerado el tratamiento más efectivo a largo plazo para esta enfermedad crónica, que reduce la calidad y la expectativa de vida. Es que bien es sabido que la obesidad predispone al desarrollo de desórdenes metabólocos y enfermedades cronicas, en algunos casos con potencialidades de ser graves.
En el país se realizan entre 10.000 y 12.000 y cirugías bariátrico-metabólicas por año.
Según puntualizó Fiolo, alrededor de un 5% de la población (aproximadamente 2.300.000 personas) padece obesidad mórbida, pero los equipos especializados en cirugía bariátrico-metabólica del país operan tan solo entre 10.000 y 12.000 pacientes por año. “Y si consideramos los enfermos diabéticos tipo 2 y la ventaja demostrada que tiene la cirugía para el control de la diabetes, se observa que el procedimiento quirúrgico está muy subutilizado también en ese terreno”, subrayó.
En la actualidad se la denomina “cirugía metabólica” porque “no solamente permite tratar el exceso de peso sino además las enfermedades que se relacionan directamente con ese significativo sobrepeso que tienen estos pacientes”, explicó Fiolo. “Por eso hablamos de una cirugía con finalidad metabólica, ya que va más allá de la pretensión de perder peso”, comentó.