Organizaciones de varios países evalúan ponerle nombre a las olas de calor debido al peligro que generan y los riesgos en la salud de las personas. A diferencia de otros fenómenos meteorológicos extremos, no se las puede ver y no dejan un rastro de destrucción, pero matan a más personas que cualquier otro peligro meteorológico: 5 millones de personas cada año.
Esta invisibilidad del calor , según se detalla en el sitio especializado Meteored, extremo hace que las personas queden expuestas al fenómeno y muchas de esas muertes podrían evitarse si se alentara a la población a prepararse de antemano para el calor extremo.
Con ese objetivo, investigadores y organizaciones internacionales tienen la esperanza de que, al darle nombres oficiales a los eventos de calor extremo, las personas hagan de la preparación una prioridad más urgente, tal como ocurre con los huracanes. “Nombrar las olas de calor es la forma más clara de comunicar los peligros y la gravedad de este riesgo que está creciendo”, dijo Kathy Baughman-McLeod, directora del Centro de Resiliencia de la Fundación Adrienne Arsht – Rockefeller. El centro tiene como objetivo llegar a mil millones de personas con soluciones de resiliencia climática para 2030 y considera que abordar el creciente riesgo de olas de calor es un área clave para ayudar a lograrlo.
Brenda Ekwurzel, directora de ciencia climática de la Unión de Científicos Preocupados, estuvo de acuerdo en que las olas de calor exigen más atención. “Explorar una forma científicamente sólida de clasificar las olas de calor que la gente pueda entender fácilmente como una forma abreviada de ayudar a salvar vidas es fundamental”, comentó.
Sin embargo, algunos expertos no están tan de acuerdo y plantearon preguntas sobre cómo se ejecutarían las clasificaciones y nombres de las olas de calor. Consideran que nombrar eventos no transmite nada sobre la naturaleza de los riesgos o impactos específicos. Y aunque una gran parte de los especialistas en el tema apoyan la idea de nombrar las olas de calor para crear conciencia, aclaran que clasificarlas sería “problemático”.
“La definición de un evento de calor importante varía de una organización profesional a otra”, explicó Larry Kalkstein, profesor emérito de la Universidad de Miami y experto en calor y salud. “¿Es la temperatura máxima más importante que la temperatura mínima? ¿Es más importante considerar la duración del evento de calor? Nuestra investigación encuentra que los eventos de calor a principios del verano son más dañinos para la salud que los eventos de calor a finales del verano. ¿Cómo se explica esto en las clasificaciones?”. En la Alianza ya se discute este punto y Baughman-McLeod reconoció que el mayor desafío de la alianza será definir exactamente qué es una ola de calor.
Los nombres podrían ser de ciudades
Desde 1950, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) propone nombres de personas para las tormentas tropicales. Esta práctica se implementó porque era más práctico el nombre propio que referirse a ellas usando la latitud y la longitud. Luego de 70 años de uso, se cree que hacer uso de Sandy, María y Katrina facilitan también la emisión y comprensión de advertencias al público y la cobertura de noticias.
Y aunque hasta el momento, la OMM no dio una opinión sobre los nombres de las olas de calor, la Alianza continúa evaluando la mejor manera de crear conciencia sobre los peligros de las altas temperaturas. Si la alianza tiene éxito en sus objetivos, los nuevos nombres, que podrían ser de ciudades en vez de personas, también vendrían acompañados con una clasificación. Eso también es similar a las tormentas tropicales, a las que se les asigna una categoría de uno a cinco en función de la velocidad del viento.