Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre

Marcelo y Gustavo fueron la primera pareja igualitaria en convertirse en padres por medio de la gestación por sustitución y tras haber obtenido la autorización de la Justicia de Mendoza. La conmovedora historia de amor de la familia y la fortaleza para salir adelante y no darse por vencidos.

Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre
Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre. Foto: Gentileza

El jueves 15 de junio, a las 20.25 y con un peso de 3,710 kilos, nació Ámbar. Fue en una clínica privada de Guaymallén y, mientras en esa misma habitación estaba la mujer que la había gestado durante 37 semanas, en otra contigua estaban sus padres: Marcelo y Gustavo, quienes llevan ya 22 años juntos y prefieren que no se los identifique con el apellido, para resguardar la identidad de la niña.

Ámbar es la primera niña que nació en Mendoza, hija de una pareja igualitaria masculina, y luego de que la Justicia autorizara a sus comitentes (Marcelo y Gustavo) a que fueran padres a través de gestación por sustitución.

Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre. Foto: Gentileza
Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre. Foto: Gentileza

“Pasó esa primera noche con nosotros, pero luego la llevaron a neonatología y estuvo 48 horas allí”, recuerdan sus padres, desbordantes de alegría y emoción. “Le dieron el alta domingo. Ámbar quiso pasar su primer día del padre con sus dos papás, quiso festejarlo con nosotros”, agregan, ambos, sonrientes y mientras la niña descansa después de un control pediátrico de rutina. “Nuestra vida cambió del día a la noche. Y de ser siempre dos y tomar decisiones de a dos, ahora pensamos todo para tres″, acotan los mendocinos.

El proceso no fue fácil para la pareja. De hecho, hubo otros intentos fallidos en Buenos Aires y en Mendoza antes de lograr ser padres por medio de gestación por sustitución. Y los dos intentos previos en Mendoza habían sido también con quien terminó siendo la gestante de Ámbar.

“Hoy nos sentimos más fuertes y con lo que siempre quisimos y soñamos: la familia. Lo que pasó, ya lo vivimos, y estamos aprendiendo en el día a día cómo es vivir en familia. Pero ya todo tiene otro color”, resume Marcelo.

“Podemos decir que tenemos el corazón lleno y estamos felices. Formamos nuestra familia y tenemos mucho amor para dar”, acota Gustavo.

Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre. Foto: Gentileza
Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre. Foto: Gentileza

Una historia de amor

Marcelo y Gustavo se conocieron el 31 de diciembre de 2001 en Viña del Mar (Chile). Cada uno por su cuenta había viajado a la ciudad balnearia del Pacífico y, casi de casualidad, se cruzaron uno en el camino del otro.

Los amigos de ambos se conocían entre sí, se acercaron a saludarse, y así fue como Marcelo y Gustavo se miraron a los ojos por primera vez. “Nos gustamos, fue un flechazo a primera vista”, repasan los hombres, que hoy tienen 48 años (Marcelo) y 47 años (Gustavo).

De regreso a Mendoza, siguieron en contacto. Gustavo vivía en el Este provincial, mientras que Marcelo en Ciudad. Por entonces no existía el WhatsApp, asomaban los primeros celulares en Mendoza, por lo que se llamaban e intercambiaban mails. Además, se veían todos los días.

“Empezamos a salir y nunca más nos separamos”, resumen.

Sin embargo, en 2003 tuvieron un distanciamiento, ya que Marcelo se fue a Estados Unidos. Como el amor es más fuerte, Gustavo tramitó la visa para ir a visitarlo, aunque solo aguantó 3 meses en el país del Norte. “Yo volví a los 10 meses, porque extrañaba a mi familia. Y lo extrañaba a él”, acota Marcelo.

Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre. Foto: Gentileza
Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre. Foto: Gentileza

Ya juntos, en 2004 viajaron a España, y de regreso en Mendoza –en 2005- se mudaron a la casa que habían construido para los dos. Desde entonces, todos los planes y proyectos fueron compartidos.

El sueño de la familia

Allá por 2005, pensar en el matrimonio igualitario sonaba a utopía. Y era mucho más lejana aún la idea de una familia conformada por dos personas del mismo género. Si a Marcelo y a Gustavo se les había cruzado alguna vez la idea de formar familia, no lo veían como algo posible.

Pero, citando a Bob Dylan, los tiempos fueron cambiando, las leyes se fueron ajustando y la posibilidad de que Marcelo y Gustavo conformaran su propia familia fue tomando forma. Ya con la Ley de Matrimonio Igualitario aprobada en Argentina, en 2017 la pareja de mendocinos tramitó la unión convivencial. “No nos modificaba nada, y nosotros ya éramos una familia desde hacía muchos años”, reafirman.

Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre. Foto: Gentileza
Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre. Foto: Gentileza

En 2018, Gustavo y Marcelo iniciaron el nuevo camino, el de buscar ampliar la familia. Así fue como, tras averiguar sobre el procedimiento de gestación por sustitución, se animaron intentarlo. En Buenos Aires intentaron un par de veces completar el procedimiento para ser padres por medio de subrogación de vientre, aunque no tuvieron éxito.

Ya en Mendoza conocieron a Johana (amiga de una amiga de la pareja), quien decidió acompañarlos en este proceso y se ofreció de manera desinteresada y altruista a ser quien gestara al niño o la niña. La intención era que, por medio del tratamiento de ovodonación (con una donante de óvulo), y gracias a la formación de los embriones con los espermatozoides de los futuros padres, se gestara el bebé en el útero de Johana.

Retroceder, nunca; rendirse, jamás

En marzo de 2020, luego de las experiencias fallidas, Marcelo, Gustavo y Johana (quien se sumaba al proceso) decidieron intentarlo en Mendoza. Como agregado, el contexto del brote de la pandemia de Covid-19 era lo que marcaba el día a día.

“Necesitábamos una Autorización Judicial Previa a Tratamiento de Reproducción Humana Asistida y Filiación a través de Gestación por Sustitución. E iniciamos la solicitud el 18 de agosto de 2020″, repasa la pareja.

Cuando finalmente salió la sentencia que los autorizaba, el 23 de diciembre de 2021, ya habían transcurrido 18 meses desde la solicitud. Fue un año y medio de mucha ansiedad y nervios, para Marcelo y para Gustavo, pero también para Johana. Fueron sometidos a distintas pericias psicológicas, recibieron a asistentes sociales y oficiales de justicia en su casa y debieron presentar una gran cantidad de documentación. Pero aún quedaban algunas situaciones por atravesar.

Porque los primeros dos intentos que hicieron Marcelo, Gustavo y Johana en Mendoza tampoco dieron resultados favorables.

Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre. Foto: Gentileza
Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre. Foto: Gentileza

“No fue fácil, estábamos a punto de tirar la toalla, y dimos con la doctora Jessica Piastrellini, que trabajaba en el instituto de fertilidad asistida Creo. Ella nos dijo que Johana tenía potencial y nos incentivó a seguir intentándolo. Fuimos los dos a la primera consulta con la doctora Florencia Jofré, y fue ella quien nos cambió la vida.”, repasan. Para entonces, ya era 21 de julio de 2022.

El tiempo apremiaba, ya que la autorización judicial les daba un plazo de 18 meses –a partir del 23 de diciembre de 2021- para completar el tratamiento. Y el nuevo par de procedimientos fallidos hacían que las oportunidades se fueran reduciendo.

Luego de la primera entrevista de la pareja con la ginecóloga Jofré, fue el turno de Johana. En calidad de gestante, era ella quien tenía la palabra final sobre si estaba dispuesta a repetir el procedimiento en este nuevo instituto. “Johana se sintió muy cómoda también”, agregan los flamantes padres mendocinos.

El nuevo intento, esta vez por primera vez en el instituto Creo, fue el tercero de Marcelo, Gustavo y Johana en Mendoza.

Se amplió la familia

El 18 de octubre 2022 se hizo la transferencia de embrión a Johana, mientras que el 28 de octubre, Marcelo y Gustavo recibieron la noticia que esperaban desde hacía ya más de 4 años: iban a ser padres.

“En Argentina, la gestación por sustitución no está regulada. Y, como todo lo que no está prohibido, entonces se puede hacer siempre y cuando no dañe a terceros”, aclara a Los Andes la ginecóloga especializada en fertilidad, Florencia Jofré (34).

En el país es obligatorio contar con la autorización judicial para poder iniciar un tratamiento de subrogación uterina, y son los potenciales padres quienes deben presentar y ofrecer a la mujer gestante.

“Ellos vinieron e hicimos la evaluación de las gametas. Hicimos el espermograma, toda serología y verificamos que sea todo adecuado. Luego hubo una entrevista preconcepcional a solas con la gestante, donde se constató que estuviera en perfectas condiciones de salud y no hubiera factores de riesgo”, siguió la especialista.

Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre. Foto: Gentileza
Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre. Foto: Gentileza

“Cuando nos llegó el resultado de que había sido exitoso, hicimos una videollamada a Johana. Ella no quería ni atender y tenía miedo por los dos intentos fallidos anteriores. Pero cuando vio la alegría, se dio cuenta de que estaba todo bien encaminado. Saltábamos felices y llorábamos mientras hablábamos”, recuerdan los padres.

A partir de allí, Marcelo, Gustavo y Johana asistieron juntos a los controles, y fue aquí cuando conocieron a otra protagonista clave: la obstetra Laura Martínez, quien tuvo a su cargo los controles durante el embarazo.

Si bien Ámbar tenía fecha de nacimiento para el 4 de julio, en un control durante la semana 37 la obstetra se dio cuenta de que había llegado el momento. Y aunque la cesárea estaba programada para el 21 de junio, finalmente se adelantó para el 15 de junio de 2023.

“Nosotros no habíamos dicho nada. Después de lo que nos había pasado antes, teníamos guardada la noticia. Por eso, para el cumpleaños de Marcelo (en marzo), enviamos a nuestra familia un video con imágenes de toda nuestra historia. Y, cuando terminó el video, mandamos una tarjeta contando que Ámbar venía en camino”, agregan Marcelo y Gustavo.

La feliz pareja no olvidará jamás lo importante que ha sido, es y será Johana en su vida, y en la de Ámbar. “Es una persona con mucha empatía y muchos valores, por lo cual nos brindó su ayuda y corazón. Vamos a estar eternamente agradecidos con ella y sus hijos, quienes ayudaron y cuidaron a su mamá y a Ámbar durante todo el embarazo. Es una familia maravillosa, ella nos brindó su amor y confianza hacia nosotros para que podamos ser una familia”, destacan los felices padres.

“A quienes tengan intenciones de formar una familia les diríamos que luchen, que le den para adelante y no bajen los brazos. Hay herramientas y profesionales capacitados para conseguirlo”, concluyeron

La autorización y la importancia de contar con una ley

Durante la presentación para solicitar autorización a la Justicia de Mendoza –algo indispensable para avanzar con la gestación por sustitución-, Marcelo y Gustavo contaron con el acompañamiento de dos abogadas: Cecilia Centenaro e Ivana Bazán.

“Para la ley argentina, el parto es lo que determina la maternidad. Entonces, si no hay una autorización judicial, la persona gestante es la madre, aunque no haya aportado el material genético. La autorización permite regular el procedimiento y determinar la filiación”, explica Centenaro.

Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre. Foto: Gentileza
Ámbar, la niña que nació tras la primera autorización para que dos hombres sean padres por subrogación de vientre. Foto: Gentileza

En esta solicitud a la Justicia (obligatoria en todo el país) se especifica que las partes han acordado cómo se va a hacer gestación por sustitución. Además, se garantiza que no hay vulneración de derechos y las partes prestan consentimiento libre e informado.

Con la sentencia del juez no solo se autoriza al centro médico a avanzar con el procedimiento, sino que –además- se establece que, apenas nazca, el bebé debe ser anotado como hijo de los comitentes.

“Es importante dar publicidad a estos casos, ya que quizás anima a otras personas que no tienen la posibilidad de ser papás. Esto es posible, aunque en Argentina no hay una ley de gestación por sustitución. En el proyecto de Código Civil y Comercial de 2015 se había incluido un artículo que lo regulaba, pero se quitó”, agrega Centenaro.

En ese sentido, aclara que –de existir una ley que fije y regule la gestación por sustitución-, se continuaría exigiendo la autorización judicial, aunque sería más administrativo.

“Una ley daría más seguridad jurídica a las personas. El artículo que se eliminó en el Código Civil preveía que hubiese un registro de gestantes, por lo que serían mujeres que, de manera altruista, se ofrecerían a ayudar a otras personas a ser padre y madre. También contemplaba que las voluntarias fuesen evaluadas, que se las acompañe profesionalmente y que cualquier pareja que quisiera ser padres, pudiera acceder al registro”, cierra la abogada.

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