En las tareas de campo, así como de preparación e investigación de restos fósiles, participa un equipo multidisciplinar de paleontólogos, geólogos y técnicos de diferentes instituciones nacionales e internacionales, organizados a través del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla) del Conicet en Mendoza.
Los resultados obtenidos hasta ahora se basan en el estudio de más de 1.400 restos fósiles recuperados en rocas del Mioceno tardío y Plioceno (desde 7 a 3 millones de años) en las Huayquerías de Mendoza (departamentos de San Carlos y Tunuyán). Se han descubierto 70 especies de vertebrados, principalmente mamíferos, pero también algunos representantes de reptiles y aves.
La mayoría de los fósiles son encontrados en las campañas de campo organizadas desde el Ianigla, pero en ocasiones son localizados por personas aficionadas a transitar por el campo, llegando a tenerlos en cuenta como parte del acervo paisajístico del lugar al que suelen acudir y, muchas veces, gentilmente suelen avisarnos para que podamos proceder a su recolección antes de que las inclemencias climáticas puedan deteriorar ese preciado tesoro patrimonio de todos los mendocinos.
Los Andes, regulador del clima
La cordillera de los Andes es el elemento estructural más importante de la provincia de Mendoza como regulador del clima. Tan solo con una mirada al occidente desde Tupungato o desde nuestra ciudad capital, la majestuosidad de las montañas da idea del impacto que ejercen sobre el paisaje. Los vientos cargados de humedad provenientes del océano Pacífico descargan sus precipitaciones en Chile y en las altas cumbres, continuando como vientos secos hacia el este, definiendo así los paisajes desérticos de escasa vegetación que caracterizan nuestra provincia. Pero ¿desde cuándo la región es árida? ¿Cómo lucían los paisajes hace unos pocos millones de años atrás y quienes los habitaban antes que nosotros?
Según los geólogos del grupo de investigación, quienes estudian e interpretan las características de las rocas, hace unos 7 millones de años ya existían ríos efímeros, a veces con gran caudal y otras veces secos, planicies de desborde y dunas, recordando a los paisajes actuales de la zona. Esto nos hace pensar que para esa época la Cordillera de los Andes ya habría alcanzado grandes alturas, similares a las actuales, capturando una gran proporción de la humedad, como sucede hoy día, transformando los paisajes orientales en los horizontes áridos que observamos en nuestra región de monte.
Los habitantes del pasado
Un viaje al pasado nos habría dejado paralizados por lo inusual de algunos de sus animales, la mayoría de los cuales no tienen parientes cercanos vivos en la actualidad, a excepción de algunas aves próximas a los choiques, las tortugas de tierra, o algunos mamíferos como las mulitas o roedores similares a los cuises, las maras y las chinchillas.
La investigación ha proporcionado descubrimientos no solo de restos óseos, sino también de distintas señales de la vida, como son las pisadas de los animales del pasado sobre antiguos barreales que, posteriormente, también quedaron preservadas en la roca tras su fosilización.
Cada fósil es un reto nuevo, pues hay que extraerlo de la roca y restaurarlo en el laboratorio para poder estudiar sus características e identificarlo. Durante el trabajo de extracción no sólo se debe garantizar la preservación de los fósiles, sino también recopilar toda la información posible en el terreno para no perder el contexto en el que los organismos habitaron.
Entre los numerosos hallazgos destacan la coraza de un gliptodonte, animal acorazado gigante pariente de las mulitas; el cráneo y parte del esqueleto de un perezoso terrestre, cuyos parientes más cercanos actualmente son arborícolas habitantes de selvas húmedas de América Central y del Sur; numerosos ejemplares de ungulados nativos típicos de América del Sur, todos extintos, cuyos requerimientos ecológicos serían similares a los ungulados actuales (por ejemplo, caballos, tapires, rinocerontes, ciervos y camellos); y restos fósiles de prociónidos, animales carnívoros cercanos a los mapaches, que ingresaron a América del Sur en tiempos geológicos relativamente recientes en vinculación a la formación del puente terrestre que une ambas Américas, el Istmo de Panamá. Este puente permitió que animales típicos del Norte migraran hacia el Sur y viceversa. Los fósiles que encontramos en las Huayquerías de Mendoza atestiguan esos primeros movimientos faunísticos incluso antes del establecimiento definitivo del Istmo.
Otros descubrimientos incluyeron roedores fósiles, algunos con aspectos comparables a las especies actuales de la zona, incluso parientes cercanos de los carpinchos que, sorprendentemente, habitaron en lo que es hoy el desierto mendocino.
Un aniversario
Además, es importante referir que el Ianigla está ubicado en Mendoza, donde se realizan investigaciones científicas y difusión de las ciencias naturales: Paleontología, Geología, Meteorología, Glaciología, Astronomía, Dendrocronología y Arqueología. Inaugurado en mayo de 1972, en este 2022 festeja sus 50 años. Desde el Ianigla, invitamos a la sociedad y comunidad educativa a participar de las actividades de mayo a noviembre (charlas, conferencias, salidas de campo, visitas a nuestro instituto) que serán anunciadas desde la página web: https://ianigla.net/noticias/
*El autor es Becario postdoctoral en Ianigla-Conicet Mendoza
Producción y edición: Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar