En agosto hubo cinco homicidios en un fin de semana en Mendoza y, en las últimas horas, se sumaron nuevas postales de violencia en la provincia: asesinaron a tiros a un menor en Ciudad, donde el agresor llegó en bici, acribilló a la víctima y escapó; en Lavalle, un hombre intentó matar a machetazos a su pareja, y se registró otro femicidio, esta vez en Maipú, y la bebé de la mujer asesinada fue tajeada en su rostro.
¿Son casos aislados o Mendoza está cada más violenta? ¿Hay más intolerancia? ¿Hay un contexto que juega como “caldo de cultivo” para que la agresión pueda más que las normas que la inhiben? ¿Hay, de hecho, normas lo suficientemente fuertes en estos días?
“Estamos cada vez más violentos”, sentencia la socióloga y profesora emérita de la UNCuyo, Graciela Cousinet, quien afirma que la crisis económica, por un lado, y la crisis política, por el otro, serían los desencadenantes de esta anomia actual; es decir, esta “pérdida de normas” que regulan la conducta social.
“Por el lado económico, la situación influye muchísimo. Hubo un cambio abrupto de modelo económico y eso crea inestabilidad. Y en la estabilidad se asientan las normas. Además, en Argentina, más de la mitad del país es pobre. Pero más allá de la pobreza (si no todos los pobres serían delincuentes y no es así) es la desigualdad lo que genera más violencia. Esa desigualdad lleva a la comparación, que genera impotencia y, por ende, reacciones más violentas. Estadísticamente se ve que mientras mayor es la desigualdad es mayor el grado de violencia”, asegura Cousinet.
En esa misma línea, Jerónimo Oliva, psicólogo y sociólogo, autor de la tesis “El delito en Mendoza. Un abordaje desde la Sociología”, coincide en que vivimos tiempos de anomia y que ésta recrudece con el consumismo, la publicidad, y la enorme brecha entre lo ideal y lo real, sobre todo, en tiempos de empobrecimiento.
“Está la casa ideal, el auto ideal, el varón ideal, la mujer ideal, el cuerpo ideal. Todos como objetos de consumo. El punto es que el ´ideal´ por definición es imposible. Y la distancia entre lo ideal y nuestras verdaderas posibilidades y probabilidades es mucha, más en un contexto de recesión económica. Llegar al ideal es inalcanzable. Eso genera impotencia y vuelve como violencia”, explica Oliva.
Y añade: “Hay una cita de Sarmiento que me gusta mucho: ´La brecha entre el rancho y el palacio se llena con sangre´. Ahí está condensada esta lógica. Y la brecha es relativa. Es mi casa en relación al ideal de casa”.
El sociólogo señala que, “frente a la retirada absoluta de la moral religiosa y frente a una moral laica bastante endeble”, las sociedades modernas en la cultura occidental “no tiene otro norte más que ideales materiales y el consumo de objetos”. Y, -agrega Oliva- que mientras más se fomente esta lógica, “más de estos efectos vamos a observar”.
La política y su relato violento
A los vaivenes económicos, la crisis cultural y la falta de normas sociales se suma un factor clave, según Cousinet, que es la crisis política y una serie de reglas implícitas de convivencia que se vienen rompiendo.
Al respecto, enumera: los casos de corrupción que no terminaron en condena, los discursos violentos, polarizados y extremistas (donde el otro que no piensa igual es el enemigo), los insultos y las descalificaciones entre políticos y funcionarios o ex funcionarios tanto en ámbitos como el Congreso, medios de comunicación y redes sociales.
Para Cousinet, también ex diputada nacional, “la ira y el rechazo también viene acumulándose en la sociedad desde hace años y, en los últimos meses, creo que la violencia en el discurso presidencial ha sobrepasado los límites. Genera un clima de mucha intolerancia”.
El quinto femicidio en lo que va del año
Según las estadísticas del Observatorio Mumalá en Mendoza, hubo siete femicidios en el país esta semana, incluido el asesinato de Morena Bisotto, la joven de Maipú que murió tras ser acuchillada por su concuñado, Omar Poblete.
De hecho, se trata del quinto femicidio en la provincia en lo que va del año. “Lo que estamos viendo es mucha crueldad contra las mujeres y en situaciones muy difíciles de abordar. De hecho, los dos últimos femicidios no fueron en contexto de pareja”, asegura Belén Bobba, directora de Género de la Provincia, en referencia a los contextos de criminalidad contra las mujeres que no están solo relacionados al vínculo de pareja.
La funcionaria radical se mostró crítica con las decisiones políticas por parte del Gobierno nacional, al reducir la línea 144 para denunciar violencia de género, como la eliminación del Inadi y el cierre del Ministerio de Mujeres. “El gobierno nacional, al desestimar o negar que haya violencia de género, normaliza la violencia machista. No es gratis. Ese discurso tiene consecuencias en la sociedad. La violencia contra las mujeres es sistémica”, acotó.
La crisis económica es un fuerte agravante en la violencia machista, según Bobba: “Las mujeres se están yendo más tarde que antes de la casa. No hay casi disponibilidad de irse porque los alquileres están carísimos y es problemático conseguir trabajo. Todos esos factores cuestan muchísimo a la hora de prevenir un femicidio”, explica.
Si bien la militante feminista afirma que es “muy agotador en estos últimos meses discutir con el discurso anti políticas de género”, señala que en Mendoza aún se siguen sosteniendo acciones en esa dirección, ya sea con recepción de denuncias en diferentes guardias de áreas de Género en los municipios, con refugios, o acompañamiento económico y psicológico a las víctimas.
La repartición provincial atiende en Avenida San Martín 407, de Ciudad, de lunes a viernes de 8 a 16. También se puede llamar al 2612629249 o, comunicarse al Whatsapp 2612785085.