En estos tiempos que el ex gobernador, hoy diputado nacional y presidente de la Unión Cívica Radical, Alfredo Cornejo, hizo referencia a una potencial “separación” de Mendoza del resto del país (como la que propicia un grupo y que ha dado en llamarse “Mendoexit”), no es la primera vez que en nuestra región surge una idea similar, por otra parte anulada de plano por la propia Constitución Nacional.
Lo curioso es que en este caso sería una posible consecuencia de los separatismos.
Hay que remontarse a varios años atrás para encontrar una situación similar en otra provincia. Por ejemplo, cuando el gobernador de Salta Roberto Romero, declaró, el domingo 19 de abril de 1987 (en el final del levantamiento “carapintada”) que “la provincia reasumiría su soberanía, desconociendo cualquier autoridad que no se ajustara a la Constitución Nacional”.
Es decir, amenazó con separar a Salta del resto del país si la asonada militar terminaba con el derrocamiento del presidente Raúl Alfonsín, situación que terminó, al igual que la idea separatista, abortada.
Hace 80 años, sin embargo, se dio otro antecedente que nació en el nuestra propia provincia, allá por los años 40.
Fue cuando el médico Bernardo Leiva, nacido en Entre Ríos, pero afincado en San Rafael, propició una provincia que buscaba la independencia del gobierno de Mendoza de los departamentos de General Alvear, Malargüe y San Rafael. Es decir, buscaba separar al Sur del Norte.
Ahora, para conocer más sobre aquel pensamiento, Los Andes buscó el recuerdo de su hija Norma Selva (Bambi), reconocida empresaria, quien aseguró haber vivido “esa idea desde la adolescencia”, agregando que en todo ese tiempo faltó apoyo del Ejecutivo para “llevar adelante el proyecto”.
Su padre era médico otorrinolaringólogo y oculista, y buscaba la socialización de la medicina cuando decía “que la profesión no era para hacer negocios, para eso había que estar detrás de un mostrador...”. Y con esa convicción también se dedicó a un comercio que abrió y aún hoy perdura en el departamento.
“Peronista de raza”
“Mi padre era peronista de raza y llegó a ocupar cargos como concejal hasta diputado provincial, dejando como legado una ley que impuso -en 1946- para combatir un mal endémico: el bocio y que consistía en agregar yodo a la sal de mesa”, rememoró Bambi.
Volviendo al tema de la separación, la hija de Leiva recordó que su padre murió, a los 94 años, en mayo del año 2000, “esperando, sin éxito, que su proyecto se convirtiera en realidad. Para ello se preparó y estudió a fondo la región, diseñó el arco económico, demográfico, social, deportivo y cultural de la futura provincia y que dejó plasmado en un documento que tituló: ‘Sur Mendocino, promesa de grandeza'”, contó.
Y luego, amplió: “Era un extenso trabajo en donde reconocía que todo el sur (en una extensión de unos 95.000 km2 y una población de más de 200.000 habitantes) estaba separado del gobierno central por una ‘franja desértica de 200 kilómetros de ancho', pero aportando a las arcas de la provincia las tres cuartas partes de la riqueza ganadera, los minerales, el agua aprovechable para el regadío de los ríos el Diamante, el Atuel, el Grande y el Colorado, sumando cinco presas hidroeléctricas como El Nihuil, Valle Grande, Agua del Toro, Los Reyunos y El Tigre, que se sumaban a numerosas centrales y diques desarenadores, entre otros”.
También aclaró que pese a los nombres que se postulaban para identificar a la nueva provincia -como Nevado o Andina- “mi padre la había llamado San Alma, por San Rafael, General Alvear y Malargûe”.
Finalmente la hija de Leiva reconoció que el proyecto de su padre apenas tuvo el apoyo institucional de la Cámara de Comercio de aquellos años y la directa adhesión de reconocidos sanrafaelinos “de alma”, sin embargo aquella propuesta independentista de la nueva provincia y que algunos pocos rescatan con nostalgia “hoy está guardada en el cajón de los recuerdos más hermosos de mi vida”.