Hubo negocios que no pudieron recuperarse de las semanas de cierre en los primeros dos meses de la cuarentena y otros que, pese a reabrir sus puertas, no resistieron la caída en las ventas. De ahí que el Centro mendocino tenga varios carteles de “se alquila” en las vidrieras de locales vacíos. Sin embargo, hay otros que volvieron a abrir o están por hacerlo, con otro nombre y hasta otro rubro. Se trata de emprendedores que, pese a la pandemia y la crisis económica, decidieron apostar por lo que vendrá.
En San Lorenzo y San Martín funcionó por años una de las sucursales de DünKen, una panadería, pastelería y café. Pero cerró y el espacio, de imponente fachada, estuvo desocupado por meses. Un amigo les avisó a Claudia y Alejandro, quienes tienen hace casi cuatro años un café con pastelería, chocolatería y heladería artesanal sobre el carril Cervantes, en Godoy Cruz, que la esquina estaba disponible y no dudaron en invertir.
El viernes inauguraron, todavía sin el cartel que indica que ahora funciona ahí Saboretto, pero los clientes no tardaron en llegar. Claudia contó que algunas personas se acercaron porque les comentaron que abría un negocio del mismo rubro que el anterior y también recibieron a personas que trabajan o viven cerca.
Aunque tuvieron que pedir préstamos y ayuda a la familia, confían en que el rubro se sostendrá. Es que Claudia explica que, pese a que no se celebren cumpleaños o haya juntadas con muchas personas, las familias no dejan de comprar una torta o una tarta y que, además, la gente ha querido comer en casa algo dulce y rico.
Otro negocio gastronómico que no sobrevivió a la cuarentena fue la sanguchería y café Il Panino, en San Martín y Montevideo. Sin embargo, en el interior del local se pueden ver materiales con los que se está realizando la remodelación que llevará al local, de dos niveles, a reabrir como una heladería. Aún más, en el espacio contiguo, sobre la avenida, también están trabajando varias personas ya que, donde por años hubo un comercio de telefonía, habrá pronto uno de comida.
En calle Rivadavia, entre España y Patricias, se encontraba el café Balcarce, que antes fue Martínez y finalmente cerró. Pero hoy, el local en obra permite ya apreciar unas barras con pequeños azulejos blancos y unas paredes con detalles en metal, en tonos bordó. Gustavo explica que esta será la tercera sucursal de Pizza City, que quieren convertirla en una franquicia.
El primero de los locales, comentó, se encuentra en la Alameda, con el formato de pizza al paso, y el segundo sobre la avenida San Martín, como “take away” (para llevar). El que abrirá el 3 de noviembre tendrá, en cambio, mesas y barras para que los comensales se puedan sentar a disfrutar de una pizza acompañada con cerveza tirada.
Ante la pregunta de qué lo llevó a abrir en cuarentena, cuando muchos otros comercios están cerrando, Gustavo responde que lo entendió como un aporte para salir del estancamiento. De hecho, también apuesta a una calle que no ha sido tradicionalmente gastronómica. Pero ya iniciaron el camino, en la vereda del frente quienes decidieron ocupar un local, que había sido de ropa, con Posta Pasta, que cuenta con algunas mesas y la opción de comprar para llevar o pedir el envío a domicilio.
A metros, en calle 9 de Julio, entre Rivadavia y Peatonal, los integrantes de una familia trabajan contrarreloj porque quieren abrir su café y restaurante, Tercer Tiempo, mañana. Mariela explica que antes estaban en San Martín y Don Bosco, pero no pudieron renovar el contrato porque los dueños quieren vender para irse del país. Ellos, en cambio, liquidaron un terreno y un vehículo para tener el dinero necesario para reacondicionar el nuevo espacio, y lo hacen ellos mismos, porque no pudieron contratar a alguien. Sin embargo, esperan tener buena suerte en la nueva ubicación.
Entre los cambios de hábitos que trajo la cuarentena se encuentra la adopción del horario corrido que, si bien es cuestionado por algunos, ha generado que de momento la mayoría de los negocios atienda durante la siesta. De ahí que los empleados de esos locales almuercen en sus lugares de trabajo, circunstancia que ha favorecido a los locales gastronómicos del centro.
Por otra parte, los cafés y restaurantes son los únicos espacios en los que se permiten reuniones con familiares no convivientes y amigos, por lo que han sido el sitio elegido por muchos para mantenerse en contacto y para salir de la casa y cambiar la rutina. Esto, pese a que desde el sector resaltan que están en situación crítica, ya que se ven obligados a trabajar con un 50% de ocupación y el valor del ticket se ha reducido por la caída del poder adquisitivo.
Mutación
Aunque el paisaje del microcentro no ha cambiado demasiado desde principios de 2020 hasta ahora, quien conoce los comercios puede identificar varios que han cerrado y otros que han cambiado de nombre o de rubro. Un negocio que vendía bolsos y valijas, a metros de avenida Las Heras, se convirtió en uno de calzados; un local en la entrada a la galería Bamac, que era de indumentaria, ahora es un minimarket, y uno de vestidos de fiesta sobre calle Rivadavia dio lugar a otro de venta de audífonos. También se observan zapaterías, casas de ropa para dama, de jeans y de ropa y accesorios para niños que hoy tienen otra imagen.
Sin embargo, también abundan los carteles de alquiler y casi no hay cuadra en el que no haya al menos uno. La Municipalidad de Capital cuenta 378 habilitaciones de comercio en lo que va del año -en todo el departamento-, de las cuales 215 se dieron a partir de abril. Si bien en el cuarto mes de 2020 apenas se abrieron tres negocios, las cifras comenzaron a mejorar en mayo (16) y, sobre todo, después de que se habilitó la atención al público, ya que desde junio se ubicaron por encima de 40.
Pese a eso, las bajas de comercio dan un saldo levemente negativo, ya que ha habido 401 hasta ahora (versus 378 aperturas). Pero el comportamiento es más variable, ya que en enero hubo 41; en febrero, 24; en marzo, 22; en abril, 17; en mayo, 40; en junio, 71; en julio, 65; en agosto, 46; en setiembre 52, y en lo que va de octubre, 23. Asimismo, registran 11 cambios de rubro este año.
El presidente del Colegio de Corredores Públicos Inmobiliarios, Estanislao Puelles Milán, comentó que muchos inquilinos de locales comerciales pudieron atravesar los primeros meses de cuarentena porque las inmobiliarias lograron acercar las necesidades de ambas partes y, en numerosos casos, los propietarios accedieron a hacer descuentos en el alquiler hasta que cada rubro reabriera tras la estricta cuarentena inicial y las ventas se reactivaran.
En estos días, agregó, hay demanda de locales en alquiler, pero de aquellos mejor ubicados, que siempre son muy demandados, aunque también de algunos en la periferia sobre calles con movimiento. Coincidió en que varios de los espacios que consiguen inquilino son para destinarlos al rubro gastronómico, tipo restó, porque los comerciantes se van adaptando a las circunstancias.
Puelles Milán indicó que este tipo de inversiones se realizan en pesos y en este momento, con el costo de la construcción bajo en dólares, al igual que el monto de los alquileres -cuyo costo en dólares se ha desplomado en los últimos tres años-, es oportuno para quienes buscan invertir.