Así como el intendente de Godoy Cruz, Tadeo García Zalazar, la describió como “un viaje en el tiempo”, la historiadora Fabiana Mastrángelo definió a la bodega Arizu como “uno de los principales símbolos bodegueros de fines del siglo XIX y principios del XX; es un símbolo de lo que fue la época de oro de la vitivinicultura en Mendoza”.
Aquí radica la importancia de la puesta en valor del edificio, que fue creado en 1888 y en 1999 la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos lo declaró Monumento Nacional Histórico. Para entender su valía, explicó Mastrángelo, “hay que verla en relación a todo lo que fue ese eje norte-sur de la avenida San Martín, “un eje estructural que era una suerte de pueblo industrial” y “da cuenta sobre una época de la historia que es relevante en Godoy Cruz y en Mendoza”.
Allí, por ejemplo, en el tramo que parte desde la calle Hipólito Yrigoyen hasta Rivadavia, “existen hitos arquitectónicos que forman parte de nuestro paisaje urbano y de nuestra memoria, como las bodegas Barraquero, Arizu, Escorihuela y Tomba; el Puente de hierro; casas de familias tradicionales como la misma Arizu, Romero y Della Santa; y comercios e industrias como fideos Bauzá”, detalló minuciosamente la historiadora en un ensayo.
“En la bodega llegaron a trabajar 1.500 personas, y en esos espacios entraba el tren directamente y se llevaba millones de hectolitros de vino”, relató Tadeo García Zalazar, al referirse a “una época de esplendor vitivinícola” donde “era otro el motor de desarrollo y la pujanza de la economía”. En parte, es por eso que para la historiadora Mastrángelo “preservar la bodega Arizu es preservar un momento único y emblemático de Mendoza”.
La historia en archivos
Entre los trabajos de refuncionalización del patrimonio también están los de recuperación, que incluyen un archivo histórico e inédito que todavía se encontraba entre la desolación de los 20 años de abandono. “La Comisión Municipal de Estudios Históricos está trabajando en la recuperación del material bibliográfico, como libros antiguos de la bodega y de los laboratorios de enología, con mucha información técnica”, reveló el intendente de Godoy Cruz.
En dicha comisión trabaja justamente Fabiana Mastrángelo, quien detalló a Los Andes que “los archivos estaban en un sótano”, y que entre los libros de todo tipo que han encontrado, “el más antiguo es de 1890″. Ahora, con asesoramiento del Archivo General de la Provincia y de la referente Elvira Búcolo, exdirectora del área mencionada, el equipo está trabajando en cómo se deben tratar los documentos históricos, mientras los van clasificando.
Aquí es donde la bodega Arizu guardaba uno de sus tesoros, la memoria escrita de todo lo que sucedía en la época más pujante de las bodegas en Mendoza. “Hemos encontrado libros contables interesantes, porque vemos los aportes que hacía Balbino Arizu a la comunidad, como a la construcción de la Iglesia San Francisco Ferrer, al Hospital El Carmen o a la Sociedad Española de Socorros Mutuos, que después fue el Hospital Español”, contó Mastrángelo.
“También hay libros de las fincas, porque no solamente era esta bodega, sino las fincas que tenía en otros lugares como la de Atuel, en San Rafael; la fincas Las Palmas, La Perla o Chachingo”, describió. Según detalló en su libro “Balbino Arizu, El Rey del Vino” la doctora en Historia e investigadora de Conicet, Ana María Mateu, “la empresa llegó a tener inmensos paños de viña que superaron las 19.500 hectáreas y ocupó el tercer lugar en cuanto a volúmenes de producción” en todo el país.
Además, contó Mastrángelo, “encontramos interesantes libros copiadores de cartas, que datan entre 1934 y 1974, donde vemos la relación de Balbino Arizu con clientes y proveedores, de toda la provincia y Argentina”; y “también hay un libro de firmas de gente que venía a la bodega de distintos lugares del país y del extranjero, con mucha interrelación con Chile”. En síntesis, para la presidente de la Junta de Estudios Históricos de Godoy Cruz, los archivos encontrados “realmente tienen un valor inestimable, porque guardan la historia vitivinícola de Mendoza y de las redes sociales que se construían”.
En definitiva, entre documentos y el edificio, Arizu generó y preservó la historia de una época dorada para las bodegas en Mendoza, pionera en decisiones como la conformación de una sociedad anónima, la inversión en tierras en el sur de la provincia, cotizar en la Bolsa de Londres, adquirir los primeros equipamientos tecnológicos, y hasta la exportación de vino al extranjero; según investigó Ana María Mateu.
Con el pasar de los años, por “múltiples causas, como que ya realmente había cambiado la comercialización del vino y a las bodegas grandiosas como esta había que reconfigurarlas”, Arizu vio pasar su época de mayor esplendor. En 1978 la familia vendió la bodega a Grupo Greco, y “después vino una intervención por el gobierno militar de ese momento, que generó prácticamente un desmantelamiento” hasta su cierre definitivo en 1991, recordó Mastrángelo.
De allí en adelante la historia es conocida, entre la declaración de patrimonio y la defensa de los vecinos contra la demolición. Ahora, recuperación mediante, la exbodega Arizu tendrá nuevas páginas por escribir como polo cultural de Mendoza.
