Conmovidos por un artículo periodístico que daba cuenta de las necesidades extremas de un merendero de La Favorita, un grupo de arquitectos mendocinos con vocación de servicio puso manos a la obra y comenzó una misión solidaria: levantar un salón de usos múltiples destinado a las numerosas familias que acuden al lugar. La “punta del ovillo” fue una nota publicada en el invierno de 2018 que expresaba el frío que padecían los niños que se acercaban a recibir su almuerzo en el comedor y merendero Arco Iris, situado en El Triángulo e impulsado por Norma Moya, vecina del lugar.
Sin tiempo que perder, pensaron de qué modo podían ayudar para convertir en un lugar digno a ese precario habitáculo de techo de nylon que, incluso, se había volado durante un viento zonda. Fue entonces cuando nació esta ingeniosa red solidaria que inició la dirección de obra y comenzó a levantar un salón para distintos usos, además de dos sanitarios. Cuenta con el aporte de los dos yernos de Norma que también trabajan ad honorem.
“Una vez que respondimos a la urgencia, es decir, conseguir ropa de abrigo, colchones, frazadas, calzados y alimentos, iniciamos el pedido de materiales para la construcción que fue, y sigue siendo, nuestro principal objetivo”, sostuvo la arquitecta Soledad Bermejo, quien además es psicóloga. “Quedamos sorprendidos con la organización y la transparencia que caracterizan al lugar. Llegamos para quedarnos”, recordó su colega, Carolina Pérez.
“Manos a la obra” es un grupo integrado por un nutrido grupo de arquitectos que han conseguido reunir materiales para levantar la construcción pero que aún necesitan más para poder finalizarla antes del invierno del año que viene. Hasta el momento han logrado contar con áridos donados por Vervial S.A; la estructura metálica a través de Alvarez y Blanco S.A y las placas del techo donadas por Friolatina.
Además de Bermejo y Pérez, el grupo está conformado por Victoria Battagliese, Eduardo Menegazzo, Juan de la Rosa (quienes realizan la dirección técnica); Andrea Balaguer, Ema Lamená y Agustín Palmada, entre otros. “Apelamos a la solidaridad de particulares, arquitectos, empresas y personas que tengan sobrantes de obras en su poder”, dijo Bermejo, quien manifestó que la riqueza del grupo es su estructura horizontal.
“No hay jefes ni escalafones. Somos una red sin protagonistas, todos somos iguales. El que puede se acerca, orienta a los albañiles y todos, insisto, seguimos solicitando donaciones”, remarcó. Más allá del uso del espacio, que será de comedor y merendero, “Arquitectos en acción” proyecta brindar allí capacitaciones en oficios, como albañilería, carpintería, electricidad y utilización de materiales secos, con el fin de darle a los interesados una herramienta de trabajo.
También procurarán mediar para generar talleres sobre violencia de género, profilaxis, embarazo adolescente, educación sexual y odontología, entre otros, apuntó la licenciada Bermejo. Por otro lado, Carolina reiteró que la obra se encuentra encaminada pero que resta tiempo “y el tiempo –dijo- va de la mano con los materiales que se puedan ir logrando reunir”.
En detalle, falta parte del techo, pintura, sanitarios, equipamiento de grifería y otros artefactos. “Debemos cumplir con normas de seguridad e higiene”, advirtió.
Una misión que se hizo enorme
Norma Moya, que cuenta con el apoyo de sus hijas Pamela y Mariela, comentó que el merendero se fue gestando de a poco. Se inició a través del deporte en el barrio Andino y las necesidades comenzaron a hacerse cada vez más evidentes.
La creadora del comedor Arcoiris comenzó a amasar tortitas y a ofrecerlas. No le sobraba nada pero el hambre de los niños le partía el corazón. Con el tiempo incorporaron rifas para poder sostener la pequeña estructura, que poco después se amplió a grandes ollas de comida.
“Fue espontáneo. Las familias llegaban solas y siempre ayudó la providencia”, recordó, para agradecer al municipio de Ciudad que medió para obtener la personería jurídica.
La pandemia resultó un antes y un después para los ojos de Norma. “En 2001 no vi esto. Gente del barrio que toda la vida había trabajado hacían la fila para retirar su ración”, lamentó.
En este contexto, implementaron una olla viajera que llegó a brindar un plato de comida para 480 personas. “Familias enteras nos necesitaban. Desde el abuelo al nieto. Hoy nos enorgullece lo que hemos hecho y agradecemos a los miles de mendocinos solidarios”, concluyó. Mientras tanto, las obras de los arquitectos siguen su curso y requieren de más donaciones para terminar.
Para donar materiales de construcción.
Quienes puedan realizar donaciones en materiales de la construcción pueden comunicarse con las arquitectas Soledad Bermejo (261 5860888), Carolina Pérez (261 5513180) y Victoria Battagliese (261 5726396). Quienes puedan acercar ropa o alimentos, deben contactar a Norma Moya al teléfono 261 6515301.