En tiempos que Argentina se desarrollaba en sus ciudades y abrazaba los avances tecnológicos, nuestra provincia sentía ese cambio en la vida cotidiana y se manifestaba directamente en su arquitectura y también en su urbanismo. En la década de 1920, varias construcciones ya superaban los dos niveles de altura y mucho tuvieron que ver los inmigrantes que ya no se quedaban en el puerto o en las adyacencias de Buenos Aires y se arriesgaban hacia nuestra tierra, la ciudad más importantes y pujante del oeste argentino.
La novedad de poder ser transportado entre los diferentes niveles de un edificio, que estaba planteada en las principales ciudades del mundo desde fines de 1850, a Mendoza llegó con demora dado que en el trazado nuevo de la ciudad se establecieron ciertas pautas edilicias. Existían muy pocas construcciones en altura por los malos recuerdos de los terremotos de 20 de marzo 1861 (considerado el más destructivo de la historia argentina), en 1903 (epicentro en Las Heras), también en Las Heras el 17 de diciembre de 1920, y en el 1929 en Godoy Cruz.
A Cacheuta llegó el primero
En la montaña se inauguraron los dos primeros ascensores de Mendoza. El Gran Hotel Termas de Cacheuta, gracias al auge turístico que fue de la mano del Ferrocarril Trasandino (Buenos Aires al Pacífico), desde 1913 se había convertido en uno de los principales polos de interés para los pasajeros distinguidos y estaba ubicado a sólo dos horas de viaje en tren.
Según la Revista BAP, el Hotel contaba con más de 100 habitaciones, casino, un imponente pabellón de baños de aguas termales conectados por dos torres que tenían como particularidad dos ascensores mecánicos marca Otis, que fueron traídos desde los Estados Unidos. Para su funcionamiento contaba con ascensoristas.
Los elevadores quedaron fuera de servicio en la década del ‘30 y en 1986 fueron reinaugurados tras una importante restauración. En la actualidad no funcionan, aunque “su estructura es la postal característica de nuestro amado Cacheuta”, relata Aisha Romina, que trabaja y vive desde hace muchos años en esa localidad. La herrería artística de ambas torres y sus cajas de los elevadores, fueron diseñadas y realizadas en los talleres de Silvestre Zamboni e hijos, en Buenos Aires.
El ex Jockey Club gana en altura
Subir hasta la terraza del Jockey Club, ubicado en avenida San Martín 1143, actual sede del Ministerio de Educación, Cultura e Infancias, edificio proyectado por el ingeniero Molina Civit e inaugurado en 1923, fue una moda que siguió la clase alta durante muchos años. Para cumplir con este recorrido existía un ascensor de tracción, que comunicaba los seis niveles superiores y uno inferior.
Se trata de un elevador Otis, fabricado en los Estados Unidos, que llegó a través de Ferrocarriles Argentinos junto con sus respectiva cabina, el complejo sistema metálico de protección y mecanismo con motores. En diario Los Andes se refleja, en la edición del 7 de mayo de 1934, que el Banco Hipotecario Nacional remató la sede del Jockey Club Mendoza; desde entonces el edificio pasó a diferentes administraciones estatales. En la actualidad, el primer ascensor de nuestra ciudad está sin funcionar desde hace más de una década.
El fantasma de Don Luna
El primer elevador de nuestra ciudad agoniza en un oscuro subsuelo. La puerta estilo tijeras, de su cabina, está trabada por unas maderas y cartones. El aroma a óxido se mezcla con el del olvido. En un recorrido por todos los niveles de madera y hierro, pudimos conocer la historia del ánima que deambula en momentos en donde el silencio se apodera.
Cintia trabaja en la planta baja, nos relata que suele ver a alguien vestido de piloto grande, que se pierde en ese espacio. “Debe ser el fantasma de Don Luna, que fue el ascensorista de la época dorada del Jockey Club y que falleció trabajando”.
Ella mira el balcón debajo de la gran cúpula y agrega “mis compañeros de seguridad, algunas veces han oído la campanilla del ascensor, cómo cuando llega al piso, aunque el elevador esté fuera de servicio hace varios años”.
Elevadores del Pasaje San Martín
Otra joya de la arquitectura de nuestra ciudad es el Pasaje San Martín, que se inauguró en 1926, en la avenida San Martín y Sarmiento. Fue proyectado por el ingeniero Ludovig Froude bajo la dirección de Edmundo Romero. Es considerado como el primer edificio en altura, con cuatro pisos y una torre de 7 pisos que está coronada por una cúpula de cemento, que cuenta con locales comerciales, varias oficinas y departamentos.
Desde su diseño original se incorporaron tres ascensores de marca Otis (originales de Estados Unidos), que son de tracción simple. El administrador actual Osvaldo Aruani, contó cómo es que llegan hasta la actualidad funcionando y con sus máquinas originales adaptadas, porque su mantenimiento es constante. “Si te fijas bien, casi todas las piezas de comando, incluso los espejos son centenarios, al igual que las puertas tijera que son tan características de esa época”.
Según las crónicas de la época llegaron a la Estación Central, en 4 envíos, desde Estados Unidos al puerto de Buenos Aires y de allí en tren hasta nuestra capital, demorando casi tres meses por el gran tamaño de las jaulas protectoras y poleas con sus motores envueltos en estructuras adaptadas para esa larga travesía.
Otros elevadores del ayer
El ex Banco Hipotecario Nacional posee un impactante elevador de origen italiano, que está ubicado junto al hall principal; fue restaurado hace pocos años y en la actualidad funciona. La curiosidad es que su caja de escalera es en forma curva y se destacan cientos de mayólicas originales que lo rodean. La caja de la estructura que contiene la maquinaria es externa y es accionada por una gran polea de hierro.
Uno de los ascensores más impactantes es el del Teatro Independencia, que curiosamente en sus planos originales fue asignado como Teatro San Martín. La obra demoró más de dos años y el 18 de noviembre de 1925 quedó inaugurado; la empresa constructora de Perrone y Ayerza diseñó un interior basado en los teatros de ópera italiana.
El elevador que conecta todos los niveles está ubicado en el vestíbulo y posee todas su mecánica adaptada y sus comandos fueron reemplazados luego del incendio que sufrió en 1963. Poseía un ascensorista que se vestía con moño y galera para las funciones de gala.
La Casa de Arenas tiene el primer elevador de una casa particular en nuestra provincia. Ubicada en la avenida Emilio Civit y Boulogne Sur Mer, en 1928 cumplirá 100 años, y su propietario original fue el empresario Angelino Arenas. El comerciante y su esposa fueron los encargados de planificar la impactante casa que fue una de las primeras que en su interior cuenta con un ascensor para unir los niveles superiores.
En la esquina de Necochea y España, se ubica el imponente edificio de la Mercantil Andina, inaugurado en 1928, bajo la dirección técnica del arquitecto Daniel Ramos Correas, para el uso exclusivo de la Compañía de Seguros La Mercantil Andina y poseía un ascensor traído de Estados Unidos, que fue reemplazado después.