Con un 52,9% de la población sumergida en la pobreza, según el INDEC, Mendoza no solo enfrenta el índice más alto en dos décadas, sino también un desborde en las principales redes de asistencia no gubernamentales.
Tanto el Banco de Alimentos Mendoza como la Fundación Conin están atravesando situaciones sin precedentes este año: el primero, con la mayor lista de espera de comedores y organizaciones en sus 22 años de actividad y, la segunda, realizando por primera vez relevamientos sociosanitarios semanales para atender a la creciente cantidad de familias con necesidades básicas insatisfechas.
Los comedores y merenderos, abrumados por la demanda, han dejado de ser suficientes para contener una situación que se agrava día a día. La capacidad de respuesta del Banco de Alimentos ha sido superada, mientras que más organizaciones y comedores solicitan asistencia para alimentar a los barrios más empobrecidos.
En lista de espera
Lorena Troncoso, directora ejecutiva del Banco de Alimentos Mendoza precisó a Los Andes: “Este año tenemos una lista de espera de 25 organizaciones sociales que nos piden ayuda y que han presentado su documentación completa, pero no le hemos podido dar el alta porque no tenemos la cantidad de alimentos para responder a tanta demanda”.
Y agrega, alarmada: “Es el número más alto que hemos tenido en lista de espera en 22 años de existencia. Sin contar los llamados y consultas, que son muchos y a diario”.
El Banco de Alimentos Mendoza es una red de asistencia a nivel nacional que surgió en el país en 2002, como respuesta del sector privado a la histórica crisis económica, política y social del 2001 en la Argentina.
Desde ese tiempo a esta parte, dice Troncoso, “no ha habido mejoras ni avances con respecto a la solución real de la pobreza en el país”.
En la actualidad, son unas 47 mil personas en Mendoza las que reciben alimentos por parte de esa entidad, a través de 85 organizaciones sociales y barriales (centros educativos, merenderos, comedores, iglesias de todos los credos, etcétera) que, a su vez, los distribuyen en sus comunidades.
Este año, el Banco de Alimentos sumó cuatro ONG a la cruzada contra el hambre y a la que quedaron afuera, la red solidaria, apunta con lo que puede, cuando puede. “Nosotros trabajamos con donaciones de alimentos perecederos y no perecederos. Nunca sabemos cuánto va a llegar y, en base a lo que llega, se arman los pedidos en función de lo que tenemos y de la capacidad operativa para brindar comida”, explica Troncoso, quien afirma que en el último tiempo creció, además, el pedido de auxilio por parte de los adultos mayores.
Con más hambre y mal nutridos
Ante el panorama desolador, la Fundación Conin también ha intensificado sus esfuerzos este año, realizando relevamientos semanales en las zonas más vulnerables para tratar de brindar apoyo integral a las familias que sufren el impacto más severo de esta emergencia.
“Ahora salimos semanalmente al terreno para dar una respuesta asertiva. La frecuencia semanal comenzó este año. En años anteriores solo hacíamos relevamiento anual (en enero) y salíamos luego a territorio. Hoy la asistencia es cada vez mayor”, diagnostica Gabriela Sabio, directora médico asistencial de esa fundación.
Para Sabio, quien suma 22 años de trabajo en Conin, los índices de pobreza en el país y en Mendoza “son números que no nos sorprenden”. Según afirma, “no hay seguridad alimentaria actualmente; es decir, no hay cantidad, ni calidad ni continuidad en materia alimentaria. Hay cada vez más chicos desnutridos o mal nutridos en Mendoza. De hecho, hay cada vez más sobrepeso y obesidad debido al consumo de comida económica que no aporta nutrientes”.
La directora médico asistencial de Conin refuerza la triste postal cuando afirma que 6 de cada 10 niños menores de 5 años se encuentran mal nutridos. Si bien la estadística de Conin persiste desde el 2019, la mala noticia es que la población va creciendo y el hambre no decrece.
“Hay más barrios vulnerables y más población que nos necesita. Hay más desnutrición (no poder comer) y cada vez más chicos malnutridos”, señala.
Las “otras dimensiones” de la pobreza
Sabio afirma que en los relevamientos semanales que vienen haciendo desde esa fundación se detecta, además de la falta de acceso al alimento, “otras dimensiones de la pobreza, más allá de la monetaria que registra el INDEC” -aclara Sabio- y que preocupan aún más por la dificultad de poder revertirla en el corto o mediano plazo.
Así, la médica subraya las grandes falencias socioambientales y que denotan una pobreza estructural en materia de educación (de niños y adultos); falta de vivienda o viviendas muy precarias; falta de servicios públicos básicos como cloacas; falta de empleo formal, y, por ende, desinformación sobre normas básicas de higiene, alimentación y crianza.
Los centros Conin de Argentina, más allá de una asistencia alimentaria con leche y otros comestibles, brinda atención sanitaria, también en otras áreas del desarrollo y, sobre todo, apoyo educativo.
No obstante, Sabio reconoce: “Se hace más difícil cumplir con la asistencia de calidad. Es que los recursos ahora son un problema porque la necesidad es mucha”, concluye.
Cómo ayudar a ayudar
Tanto el Banco de Alimentos Mendoza como la Fundación Conin piden la colaboración de los mendocinos para poder seguir asistiendo con comida, educación y promoción de la salud a las familias más vulnerables de la provincia.
Desde el Banco de Alimentos necesitan voluntarios, ya sea para donar alimentos o para donar dinero y facilitar los gastos de logística. Esa ONG también busca voluntarios para la clasificación y el retiro de alimentos (en caso de microdonaciones) y hasta voluntarios para brindar servicios profesionales, como bromatólogos o nutricionistas, en tareas propias de una red de asistencia alimentaria. Para más información se puede visitar la página: www.bdamendoza.org.ar
En el caso de la Fundación Conin también iniciaron este año una fuerte campaña para atraer socios que hagan una donación mensual, por un lado, y empresas que apadrinen, por el otro. Para más información visitar la página: conin.org.ar
Al borde del colapso, podría cerrar el comedor que repartió 4000 viandas en una noche
En junio, Gabriela Carmona, dueña del comedor comunitario Los Horneritos, en Las Heras, fue noticia en los medios locales y nacionales. Era la cara visible del hambre creciente que “abofeteaba” a la bonita Mendoza. En una sola noche, la mujer repartió más de 4000 viandas, mientras pedía ayuda para continuar asistiendo a los más necesitados.
Hoy, a casi cuatro meses de aquel “récord” de solidaridad y estómagos vacíos, Gabriela ya no puede abrir su comedor las dos noches por semana ya habituales porque -asegura- no llegan las suficientes donaciones para la demanda, que es “cada vez más grande”.
“La ayuda ha mermado muchísimo. Hace tres semanas que venimos cerrando algunos días el comedor de forma temporaria porque no nos llegan insumos para cocinar y entregar a tantas personas. Lo nuestro es un día a día. Si nos traen insumos, nosotros cocinamos y repartimos. Si no es suficiente, damos algo para que la gente tenga y cocine algo en su casa”, cuenta Gabriela, y añade: “Es muy difícil a veces realizar una comida para 2.000 personas. Hoy subsistimos por la ayuda de instituciones grandes, como el Banco de Alimentos o Conin. De lo contrario, no tendríamos cómo seguir manteniendo abierto el comedor”.
Los martes y jueves son los días en que el comedor situado en El Algarrobal solía entregar cena a unas 1.500 o 2.000 personas. En la actualidad, las familias se conforman con recibir de allí algunas frutas o verduras, algún paquete de fideos y alguna botella de jugo que llegó a través de donaciones.
“Es muy triste. Hay que enfocarse en lo bueno que uno hace, pero hoy el dolor te gana. Mi dolor son los abuelos y los niños, a los que le tenés que decir que no hay comida. La verdad es que esto no ha mejorado nada y que está cada vez peor. A tres meses de terminar el año, no veo un cambio positivo, sino cada vez más necesidad”, remata.
Para ayudar al comedor, se puede transferir dinero al alias juntos.horneritos (Mercado Pago). La titular de la cuenta es Emilce Aguirre. O bien, se puede donar alimentos frescos y no perecederos contactándose al teléfono de Carmona (2613 13-6783).