Gabriel García es médico egresado de la Universidad Nacional de La Plata, jefe del Servicio de Neumonología del Hospital Rossi de la misma ciudad y actual director científico del Departamento de Asma de la Asociación Latinoamericana de Tórax (ALAT), organización que tuvo su congreso virtual en diciembre pasado. (https://alatorax.org/es/congreso/2020).
El especialista cuenta sobre esta enfermedad que ha tenido avances en su tratamiento durante los últimos años, razón por la cual los pacientes pueden llevar una vida normal si siguen las indicaciones de su médico.
-¿Qué es el asma?
-Es una enfermedad caracterizada por la inflamación de los bronquios. Una persona tiene una predisposición, muchas veces heredada, por la cual cuando sus bronquios se ponen en contacto con el polvillo, la humedad, los aerosoles y otra serie de elementos que ya conocemos, se inflaman.
-¿Hay mayor predisposición con la edad?
En realidad la prevalencia del asma en la Argentina está en 10% aproximado tanto en niños como en adultos. En este último caso no hay un estudio poblacional hecho respecto a la distribución. Si bien no tiene edad, existe la creencia popular de que cuando creciste el asma se te va. En realidad hay mucha gente que debuta con asma de adulto, pero al profundizar en la historia clínica de ese paciente adulto encontramos que tuvo algunos síntomas de chico.
-¿A qué síntomas hay que prestarles atención?
-Silbidos en el pecho, tos crónica, despertarse de noche con fatiga. Correr y tener que parar por tener silbidos en el pecho es algo a lo que hay que prestarle atención.
-¿Tiene cura?
-El asma no se cura, pero sí es una enfermedad prevenible y tratable Como toda enfermedad crónica va desde los grados más leves a los más graves. Desde hace 10 años a esta parte, la mortalidad está estacionada. En la Argentina se mueren entre 400 y 500 personas por año
-¿Cuáles son los tratamientos actuales?
-Lo más común y por la naturaleza del asma como enfermedad inflamatoria, es tratar con un antiinflamatorio inhalado. Estos surgieron hace 40 años a partir de los corticoides, pero no tienen nada que ver con ellos. Son muy potentes en desinflamar de manera local y tienen la gran ventaja de que, a las dosis habituales, no se absorben. Por ello no producen los efectos colaterales de los corticoides. En los últimos años aparecieron los biológicos (anticuerpos monoclonales), los cuales son para asmáticos graves. El papel del paciente
-¿Hay comportamientos a los cuales apuntar?
-Hay numerosos pacientes que subestiman la enfermedad. Muchos médicos en Latinoamérica no les decimos la verdad a los pacientes. Les decimos que tienen bronquitis espasmódica, broncoespasmo, bronquitis alérgica, cualquier cosa para no decir asma. Como si fuera una mala palabra. En ese gran combo es donde está explicada la mortalidad del asma.
-O sea que, siguiendo un tratamiento, todo está en orden.
-Un asmático bien tratado puede llevar una vida absolutamente normal, hacer actividad física. Hay más de 200 medallas olímpicas ganadas por asmáticos. Puede hacer la actividad que quiera, controlándose y haciendo el tratamiento que correspond
-La toma de conciencia es importante.
-Siempre existió esa complicidad del médico con el paciente de decir “usá el tratamiento cuando estés jorobado”, y no es así. Si tengo colesterol alto, todos los días tomo una pastilla. No digo “hoy creo que tengo el colesterol alto, voy a tomar la pastilla”. El asma tiene un tratamiento que hay que hacer todos los días.
-Por lo que comenta, parecería haber tendencias o modas en el tratamiento del asma.
-Sí. Pasamos de hace 40 años atrás cuando a un asmático lo condenaban a no hacer nada, a una corriente actual donde se le dice que está todo bien y puede hacer el tratamiento cuando quiera.
Factores externos
-¿Cómo influye la contaminación ambiental?
-Es importante en el asma y por el cual la mortalidad se ha estancado en el mundo. Hay ciudades en Latinoamérica que tienen un incremento abismal de la tasa de prevalencia de asma por esta causa, por ejemplo Lima y Bogotá.
-¿Puede influir el estrés?
-No. Un paciente asmático que no está tratado y que no tiene su tratamiento correcto, si se pone nervioso hiperventila (respira rápidamente). Eso hace que ese paciente se genere una broncoprovocación, pero el estrés no es la causa. Es un factor desencadenante, lo cual es totalmente distinto.
-¿Cómo impactó la pandemia en los pacientes asmáticos?
-Este año los asmáticos en la Argentina estuvieron bastante bien en su gran mayoría. Se han tratado y se quedaron en su casa. Hay una hipótesis: aparentemente los antiinflamatorios inhalados podrían ser protectores ante el Covid-19, pero no se sabe. No es tan así. La información cambia constantemente.
¿Una reflexión final?
-Hay dos lenguajes: uno que tenemos los médicos y otro que tiene el paciente. Justamente la comunicación fue uno de los temas que se abordaron en el congreso ALAT 2020. Nosotros queremos que el paciente esté controlado pero el paciente quiere olvidarse del asma. En ese juego es donde uno tiene que actuar con educación.