Aterrador relato de dos argentinas que sobrevivieron al accidente de Punta Cana: “Había gente mutilada”

Ester, una de las pasajeras, vivió junto a su hija Mara el terrible momento y afirma que le dejó secuelas. Detallaron el dantesco escenario tras el vuelco.

Aterrador relato de dos argentinas que sobrevivieron al accidente de Punta Cana: “Había gente mutilada”
El terrible accidente dejó el saldo de 4 muertos y 33 heridos. Foto: Gentileza

La semana pasada un micro de turismo volcó en Punta Cana, República Dominicana, cuando iban de excursión hacia Isla Saona. El terrible accidente dejó un saldo de 6 muertos y 33 heridos, según fuentes de autoridades locales.

Ester, una de las pasajeras, vivió junto a su hija, Mara, el terrible momento y afirma que le dejó secuelas. La mujer confiesa que iba mirando al conductor que manejaba a una velocidad muy fuerte durante el trayecto. Contaron el horrible escenario que quedó tras el vuelco y el impacto que les generó ver gente mutilada y gritando del dolor.

“Lo vi hacer una mala maniobra y dar un volantazo. Pensé que nos moríamos todos. Lo primero que hice fue agarrarla a Mara, pero fue tal el golpe que me la sacó”, agrega la mujer de 68 años en medio del vuelo que la trae de regreso a la Argentina, todavía angustiada y dolorida, con politraumatismos y una fractura de clavícula.

—Mara vos venías durmiendo, ¿entendías lo que pasaba?

—Me imaginé cuando me vi en el asfalto. Se rompieron todas las ventanillas. Había gente que perdió los brazos, las manos o las piernas. Una chica se abrió la cara a la mitad. Los que iban del lado derecho con cinturón de seguridad puesto quedaron colgados. Lo más impactante fue escuchar los gritos de la gente atrapada y no poder hacer nada.

—¿Cómo hicieron para salir del micro?

M: Había una obra y los obreros se cruzaron y empezaron a romper los vidrios para sacarnos. Llega la policía que mucho igual no hizo…

Esther: Los obreros fueron los que realmente nos salvaron la vida. Después vinieron los bomberos, que ahí fue cuando hicieron torniquetes a todos los que les faltaban sus miembros.

M: Teníamos una chica al lado, una argentina, que le faltaba el brazo izquierdo. Estaba en completo estado de shock.

—¿Es una de las argentinas que murió?

M: Sí. La decapitada era peruana.

—¿Había una persona decapitada?

M: Sí.

E: Tenía 33 años. Estaba con el hijo y su marido.

M: El marido llegó a agarrar al niño, pero ella se le fue. El hijo quedó traumado, con culpa. Le decía: por qué no salvaste a mamá, por qué me agarraste a mí y no salvaste a mamá.

—¿Un nene chiquito?

E: Más o menos 4 años tendría. Lo sacaron y se lo llevaron rápido al hotel. La cabeza de la mamá estaba en un lugar y el cuerpo en otro. El nene no tenía que estar mirando todo eso.

—No se publicó que había una mujer decapitada.

M: La vi dos veces. Cuando me sacan y cuando ingreso nuevamente a buscar mis cosas seguí ahí. Cuando entro nuevamente unos colombianos, padre e hijo, me pedía ayuda porque estaba la mamá ahí aplastada, pero yo no podía hacer nada.

Las secuelas tras el accidente

—¿Pudieron dormir bien después de esto?

M: No

E: Yo no puedo. Me despierto a cada rato. Veo a esa chica sin rostro. Veo a su marido llorando. El marido como loco buscando una camioneta para llevar a su señora a que la atiendan. No, no puedo. No puedo sacarme todo eso de encima. Cierro los ojos y la veo a ella.

Después veo a una señora que estaba como abajo de los asientos. Veo al hijo y a su marido pidiendo que la saquen. Él se tiraba encima de la madre llorando.

—¿Cómo es que no recuperaron sus pertenencias?

M: Nuestros teléfonos los robaron, así como robaron documentación. Lo único que no se robaron, que no fuera tarjetas y documentos, lo único que no sacaron fueron los pasaportes. Después robaron todo. Dólares…

—¿Quiénes?

M: La misma policía. En el momento donde estaba toda la gente desesperada había gente que decía que era de la policía. Había bolsos abiertos y faltaban todas las billeteras con las tarjetas, documentos y la plata. No había nada.

—¡Cómo está caratulada la causa?

M: No nos dicen nada. Y la totalidad de fallecidos tampoco la dicen.

—¿Cómo no se sabe cuántos muertos hay?

M: Se sabe, pero no lo quieren decir. ¿Por qué? Porque cuantos más muertos, por lógica, menos gente va a querer viajar.

—Vos sentís que ensucia a República Dominicana

M: Totalmente. Y ellos viven del turismo.

—Ustedes a hoy, cuántos muertos saben, lo informado son 4.

M: Hasta este momento son 6.

—Una pregunta absolutamente ridícula, ¿les devolvieron la plata de la excursión?

M: No nos devolvieron ni un peso. Ni un dólar.

Luego del accidente, Mara y Ester quedaron incomunicadas, y sus pertenencias desaparecieron como las de la mayoría de los pasajeros. Sin embargo, en el caos y la desesperación lograron organizarse con el resto de los pasajeros y armar un grupo con el que comparten información, apoyo y definen los paso a seguir en la demanda colectiva que van a iniciar contra todos los responsables tanto en República Dominicana como en los países de origen donde contrataron los servicios.

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