A nivel mundial, los insectos están desapareciendo aceleradamente a causa de las actividades humanas; algunas de ellas generan cambios a corto plazo, como la deforestación y reemplazo de ambientes (por ejemplo, convertir un bosque en un ambiente ganadero), y otras generan cambios a largo plazo, como el calentamiento global. Todos estos cambios, ya sean a corto o largo plazo, y a pequeña o gran escala, generan presiones sobre la supervivencia de los individuos provocando no solo la pérdida de millones de insectos, sino también la pérdida de las funciones que ellos realizan. Muchas de estas funciones son esenciales para la producción de alimentos y otras necesidades humanas.
Abundantes y diversos
Los insectos son el grupo de animales más abundante y diverso de la Tierra, con aproximadamente un millón de especies estudiadas y alrededor de 30 millones de especies aún por estudiar, lo que representa más del 90% de los seres vivos del planeta. Sumado a su enorme diversidad (variedad), el estudio de los insectos se ve favorecido porque la mayoría de las especies son fáciles de capturar y manipular en experimentos de laboratorio. Sin embargo, los insectos no sólo son estudiados por estas razones. Ellos presentan otra característica que los vuelve un invaluable objeto de estudio, especialmente para el campo de la Ecología, sus imprescindibles funciones en el ecosistema. Perder a los insectos conlleva consecuencias perjudiciales para los ecosistemas y el bienestar humano. Para entender esto, pensemos en las abejas; ellas son los polinizadores más importantes de las plantas con flores que intervienen en la producción de semillas y frutos. Se estima que al menos el 30% de los vegetales que consumimos son polinizados por las abejas, por lo tanto, perderlas significaría una devastadora disminución de la producción de alimentos. Por otro lado, los escarabajos estercoleros que también son conocidos como escarabajos peloteros, rueda-caca o coprófagos son otro grupo de insectos fundamentales; ellos participan en la remoción y enterramiento de la materia orgánica (principalmente heces y animales muertos). Al realizar esta acción, favorecen la germinación de las plantas, ayudan a controlar plagas y reducen la emisión de los gases que contribuyen al calentamiento global (gas metano, dióxido de carbono).

Actividades humanas sobre el ecosistema
Durante muchos años, algunos biólogos se han dedicado a estudiar el efecto de las actividades humanas sobre la diversidad de insectos, principalmente sobre las especies más importantes para el funcionamiento del ecosistema. En el último tiempo (últimos 10 años), los biólogos han ampliado los estudios, comenzando a indagar acerca de lo que los cambios generados por las actividades humanas provocan sobre las funciones que los insectos llevan a cabo en los ecosistemas. A partir de la información generada, se fueron planteando recomendaciones de manejo de los ambientes modificados por estas actividades, a fin de evitar una mayor pérdida de los insectos y sus funciones. Todas estas investigaciones son importantes, pero muy poco se ha estudiado acerca de las características morfológicas, fisiológicas y comportamentales de los insectos. Un mayor conocimiento sobre estas características nos ayuda a entender los mecanismos involucrados en la respuesta de los insectos a los cambios ambientales. El entender estos mecanismos de respuesta, a su vez, nos permite generar recomendaciones de manejo de la tierra con un mayor sustento biológico y en consecuencia, más efectivas.
Estrategias y conservación
Nuestra propuesta se basa en vincular aquellos estudios de diversidad y abundancia de insectos con estudios morfológicos, fisiológicos y comportamentales de los individuos, para explicar los patrones encontrados en la naturaleza. Recientemente, en colaboración con el doctor Gustavo Zurita (Instituto de Biología SubtropicalUNaM-Conicet, Argentina) y el doctor José R. Verdú (IUI Cibio-Universidad de Alicante, España), publicamos un artículo científico donde comenzamos a dar lugar a esta propuesta.
Para llevar a cabo esta investigación nosotros trabajamos en el Bosque Atlántico del Alto Paraná-Misiones, y utilizamos distintas especies de escarabajos estercoleros como objeto de estudio. Los resultados de esta investigación muestran que los patrones de diversidad que veníamos encontrando hace años en el área de estudio pueden explicarse, en parte, desde la fisiología de estos escarabajos. Es decir, en ambientes modificados donde hace mucho calor (ambientes sin árboles y con ganado), muchos individuos se ven limitados y no pueden sobrevivir porque su tolerancia a temperaturas altas es muy baja. Sólo pueden llegar a hacer uso de estos nuevos ambientes creados a partir de actividades humanas, aquellos individuos que son de pequeño tamaño, que tienen una gran tolerancia a temperaturas altas y superior capacidad de regular su temperatura. Esta misma propuesta puede extrapolarse a otros grupos de insectos esenciales para el funcionamiento de los ecosistemas. El estudio profundo de la fisiología, morfología y comportamiento de los insectos ayuda a comprender por qué desaparecen y a implementar medidas para protegerlos frente al calentamiento global y otros cambios globales generados por las actividades humanas.
Edición y producción: Miguel Títiro